Un ambiente seguro y amoroso para canes ancianos es el que busca brindar el santuario para perros Shep.
Desde abril de 2019, este espacio ubicado en Kansas, Missouri, se ha enfocado en brindar asilo a especies viejas, grandes o pequeñas, que han sido abandonadas o que llevan mucho tiempo esperando por adopción. Desde su apertura han recibido a cerca de 30 perros.
Russell Clothier, fundador del santuario, explica que el asilo tiene capacidad para resguardar hasta diez canes. Sin embargo, debido a que su espacio es reducido, optan que la cantidad de perros que cuidan sea de alrededor de ocho ejemplares, lo que les permite brindarles atención y cuidados de calidad.
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Clothier, un profesor de ciencias, junto a su esposa, se dedicó a adaptar un espacio cuyas instalaciones contaran con cuartos, bañeras, colchones y cobijas para los perros, así como algunas áreas exteriores
El primer can que recibieron fue John Wayne, un amigable y dulce labrador australiano que no tardó mucho en llevarse bien con los otros compañeros suyos que fueron llegando al santuario.
UN SANTUARIO, NO UNA PERRERA
Russell Clothier explica que, a diferencia de una perrera, el santuario Shep no tiene como prioridad hallar un nuevo hogar a sus perros, ya que ellos se encargan de cuidarlos hasta que fallecen. No obstante, son receptivos a las familias que se acercan interesadas en llevarse a uno de sus canes.
“Nosotros amamos a nuestros perros y su bienestar es nuestra prioridad, nunca mandaríamos a uno a un lugar donde se porten negligentes. Entrevistamos a los dueños potenciales; no nos importa que sean perfectos -los perros pueden ser felices en muchos diferentes hogares y situaciones, solo queremos que sus necesidades básicas sean cubiertas”, explica.
La pandemia no ha sido un impedimento para que los canes que resguardan encuentren un hogar, Clothier explica que la cantidad de adopciones incluso se incrementaron. Con su equipo de voluntarios comparten constantemente información y fotos en redes sociales de las actividades que realizan con los perros. “Nos complace mucho saber que a la gente le gustan los perros viejos”, señala Clothier.
El santuario de Shep se mantiene con base en donaciones y el trabajo voluntariado de un equipo de siete personas que se encargan de darles cariños y atención a los perros en su vejez.