La esperanza de vida a nivel internacional es de 73 años. María Branyas Morera tenía 117 años cuando falleció el lunes 19 de agosto. Llegó al mundo el lunes 4 de marzo de 1907 y permaneció en él durante 42 mil 903 días. Esa cantidad de tiempo le otorgó el título honorario de “la octava persona más longeva del mundo”.
Branyas nació en la ciudad de San Francisco, California, EU y falleció en el municipio de Olot, en la provincia de Gerona, en Cataluña. Desde diciembre de 2019, tuvo una cuenta activa en la red social X, en una de sus últimas publicaciones en catalán decía “Un día que desconozco, pero que está muy cerca, este largo viaje habrá terminado”
“La muerte me encontrará cansada”
El martes 20 de agosto, su familia comunicó la noticia del deceso a través de X, afirmando que ella había muerto mientras dormía, tranquila y sin dolor.
La publicación recuperaba uno de los últimos mensajes de Branyas: “La muerte me encontrará cansada de haber vivido tanto, pero quiero que me encuentre sonriendo, libre y satisfecha”.
“Un día me iré de aquí, no volveré a probar café, ni a comer yogur, ni a mimar a Hada”. Hada era su mascota, de la cual incluso se despidió en agosto de 2023, pensando que no la vería más. No obstante, en marzo de 2024, agradeció “estar otro rato juntas”.
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Branyas describió la cercanía con Hada de la siguiente manera: “Es reconfortante acariciar su pelo con mis dedos torcidos y gastados. Ella como todos los perros no piensa en el pasado ni está preocupada por el futuro. Vive el momento, aquí y ahora. Y eso me relaja, me calma el cuerpo y la mente”.
El motivo de la separación entre Branyas y Hada se debió a la gestación de cinco cachorros: “Sus hijos ya están en sus nuevos hogares, para ofrecer muchas situaciones divertidas y valores como el amor, la amistad y la fidelidad”.
La octava persona más longeva del mundo
El portal de los Récords Guinness confirmó que, acorde a registros históricos oficiales, María Branyas Morera es considerada la octava persona más longeva del mundo.
De igual manera, retomaron las declaraciones de Branyas donde indicaba cuál era el secreto de su longevidad: “[Tener] orden, tranquilidad, buena conexión con la familia y amigos, contacto con la naturaleza, estabilidad emocional, [vivir] sin preocupaciones, sin remordimientos, mucha buena energía y alejarse de la gente que te hace mal”. Además, añadió: “Suerte y buena genética”.
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Acorde a The New York Times, Manel Esteller, investigador, aseguró que Branyas tenía bajos niveles de grasa y azúcar en la sangre, aunado al hecho de que sus células, al parecer, envejecían muy despacio.
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María Branyas Morera abandonó el mundo de los vivos el mismo día que llegó: un lunes. Presenció la muerte de su padre a causa de la tuberculosis durante la Primera Guerra Mundial, atestiguó la Guerra Civil Española y el Día D de la Segunda Guerra Mundial, afrontó la muerte de su esposo y de su primogénito. Se fue después de vivir un siglo, una década y siete años.
