El box porteño está de luto por la partida de uno de sus más dignos representante, destacado como peleador y entrenador. Francisco Lara Acosta se nos ha adelantado en el llamado “viaje sin retorno” y ya tira golpes en la eternidad.
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Lara Acosta, originario de Tampico, inició muy joven su trayectoria en el pugilismo y fue entrenado por Emilio Chavarría en el semillero de buenos peleadores que se ha convertido el gimnasio de la UERYS.
Fue en tres oportunidades campeón nacional amateur, además de que estuvo integrado en la Selección de Box de México, lo que le dio la oportunidad de representar a nuestro país en diversas competencias internacionales.
Como peleador profesional tuvo la oportunidad de disputar buen número de contiendas y en una de ellas, peleó por el campeonato nacional peso medio en el año de 1978.
Posteriormente y ya retirado como boxeador se dedicó a entrenar peleadores, forjando a buenos representantes de esta disciplina entre ellos “El Pingo” Miranda; más adelante se asentó en la ciudad de Monterrey para impartir clases de pugilismo en el gimnasio de El Jefe, enseñando los secretos del boxeo a generaciones de peleadores. Descanse en paz Francisco Lara Acosta.