Levantarse temprano para acompañar al sol en su despertar, preparar su caña, mirar al horizonte y lanzar, mientras se llena de la calma que le brinda Playa Miramar. Es el día a día de Rosita Pescadora, quien ha encontrado en esta actividad la mejor herramienta para sobrellevar el cáncer.
Aunque las mezclas de colores naranja y azules del amanecer siempre brinden tonos distintos, y las nubes cambien de forma, Rosa Edith Morales Guerrero, como es su nombre real, sabe que tiene una cita diaria con el mar y sus olas.
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Apenas llega al litoral del sur de Tamaulipas, saca su carnada, prepara su equipo y su atuendo. ¿De qué color? Rosa, claro está. Se adentra en a la playa maderense que la recibe con el cariño de una amiga, su fiel compañera en el momento más difícil de su vida, cuando se enteró que padecía cáncer cervicouterino, hace ya cuatro años.
En su mente siguen grabadas las imágenes de aquel día. La desesperación la invadió y, buscando una vía de escape, casi por reflejo tomó su caña y emprendió el camino rumbo al mar, lo que en ese momento le dio la fuerza para iniciar su más dura batalla.
“Me dijeron: 'tenemos una bolita, es cáncer, hay que operar ya'. Tomé mi carnada, mi caña, lloré, grité, me pregunté: '¿Por qué a mí?, ¿por qué si soy una mujer deportista que come bien y se cuida?' Me di cuenta que en ese mar de lágrimas que había hecho, el mar me devolvió una sonrisa que me dio paz”.
Ganó una batalla, pero le siguieron otras
La guerrera salió victoriosa de aquella batalla, pero la vida le tenía más retos. El enemigo no desistió y volvió a ella, ahora como una afección en el pecho.
“Me volví una guerrera, la pesca me dio esa fuerza, me dio la fortaleza que tuve cuando me quitaron el seno. Entré al quirófano con una sonrisa”, remembró.
Esa misma actitud la comparte todas las mañanas mientras lanza su caña, con una destreza casi de bailarina. En el mar, parece una sirena, que habiendo enfrentado cáncer cervicouterino, de mama y ahora en huesos, sabe que es un monstruo conocido al que dejó de temerle.
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Rosa Edith actualmente padece metástasis ósea. Sus huesos están afectados, y hasta su dentadura a veces tiene que ser recolocada debido a este padecimiento, del cual está en tratamiento.
"Yo no soy la que lanza mi caña, es Dios, y Él es quien me mantiene de pie. Mi actitud hace que permanezca firme. Yo tengo la última palabra. He sido operada dos veces y sigo en tratamiento".
El cáncer es una enfermedad que sigue cobrando víctimas, de acuerdo al Boletín Epidemiológico 2024 de la Subsecretaria de Salud de Tamaulipas, hasta la semana 35 se tenían contabilizados en el estado 415 casos de mama, en hombres y mujeres, y 67 de cervicouterino.
En la zona sur el incremento reportado es de 10%, principalmente en mujeres de entre 18 a 22 años de edad, con un promedio de 10 a 20 probables casos por semana.
La coordinadora de Salud Reproductiva de la Jurisdicción Sanitaria 2, Sara Edna Carriles Vargas, indicó que “debemos ser sensibles a este padecimiento, no es que ‘soy joven y a mí no me puede pasar’, es preocupante, y al no tratarse, se agrava el caso”.
Una pescadora deportiva con causa, inicia un torneo para ayudar
Rosita Pescadora, como cariñosamente se le conoce entre los hombres y las mujeres de las cañas, indicó que al ser fiel testigo de lo que es la lucha contra el cáncer, busca compartir con otros la fuerza que le dio la pesca, por lo que inició un torneo de especies varias.
“Soy pescadora deportiva con causa. Todo lo que gano va hacia fundaciones. Tengo mi fundación de apoyo a los niños con cáncer, y me puse a reflexionar y quiero compartir con toda la familia pescadora este evento”, refirió.
Siendo octubre el mes dedicado a la prevención del cáncer, decidió que se realizaría el 12 de este mes en honor a quienes enfrentan esta batalla.
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“Es un homenaje a quienes ganaron la lucha contra el cáncer y a quienes estamos todavía encarando esta enfermedad”, dice la mujer quien respira, solloza y continúa.
Las lágrimas son inevitables al remembrar su situación, pero en sus palabras no hay tristeza, asegura que Dios y la pesca le han dado fuerza, coraje, valor y esperanza que busca transmitir a otros por medio del deporte. Rosita Pescadora es el vivo ejemplo de cómo el deporte es vida y lucha constante.