Decía el escritor británico y ganador del Premio Nobel, Bertrand Russell, que “el éxito es el cumplimiento de tus sueños, y la felicidad es la búsqueda de ellos”. El sensei Norberto López Alvizo cuenta que cuando comenzó a entrenar karate do tuvo el sueño de algún día viajar a Japón. A los 16 años cumplió esa meta, compitiendo en un Campeonato Mundial en Okinawa, a partir de ahí y a lo largo de su trayectoria de 35 años en la práctica y como instructor de este arte marcial ha sido una persona plena y feliz haciendo lo que más le gusta.
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Tampiqueño de nacimiento y con 47 años de edad, señala que “tengo desde los 12 años de edad que empecé a practicar karate y hasta la fecha ya son más de 35 entrenando y enseñando”.
Pero, ¿cómo es que llega a interesarse por esta disciplina marcial?
“En esa época estaban muy de moda las películas de Bruce Lee, siempre me llamó la atención esa dinámica y luego, para mejorar esto, primero conocí al maestro Eleno Huerta en el Centro de Convenciones donde él daba clases y tuve la oportunidad de tomar unas clases con él, después se va y a la colonia donde vivía llegó el maestro Mario Falcone y empecé a entrenar con él a la edad de 12 años”.
UN SUEÑO
“Cuando entré al karate mi sueño era viajar a Japón y a los 16 años de edad estaba participando en un Mundial en Okinawa. Ese fue un momento decisivo en mi vida”, dijo el sensei.
“Para esto me fui un mes antes de la competencia, entonces mi maestro Mario Falcone tuvo a bien hacer unas gestiones para que me recibieran y estuve un mes viviendo en el dojo del sensei Morio Higaona entrenando antes del evento, eso para mí fue una gran experiencia que culminaría con un primer lugar en kumite en el evento internacional y un tercer lugar en kata en Okinawa, Japón”, dijo.
Su primera participación en un mundial fue en Las Vegas, Nevada, en Estados Unidos, “en ese mundial no gané nada, pero fue mi primera competencia internacional y todavía no era cinta Negra, tenía quince años y me sirvió mucho porque me abrió el panorama de ver la calidad de competidores y lo que podía lograr con los competidores entrenando”.
Al regresar “me puse a entrenar con más ganas y a los dos años me fui al Nacional, mi primera competencia avalada por la Federación Mexicana de Karate, me acuerdo mucho de grandes personajes de la Femeka como el maestro Bustos, el maestro Ríos, en aquellos años ellos eran los encargados de la comisión examinadora y me recibieron, me hicieron examen y estaba a punto de poder competir a nivel nacional y gracias a eso logré participar en el Campeonato Nacional logrando colocarme en tercer lugar en kumite, aunque en kata no gané”.
LOS CAMPEONATOS SE HICIERON CONSTANTES
Posteriormente se hizo constante su presencia en Campeonatos Nacionales y Selectivos, “eran cada dos meses, eran unos cinco o seis eventos al año, yo empezaba a ir y Honoria Mar ya tenía una trayectoria recorrida en la Selección Nacional, para mí fue un gran ejemplo verla a ella como competidora y seguir su trayectoria dentro de las artes marciales”.
“Tuve la dicha y la suerte, gracias al empeño y al esfuerzo de los entrenamientos, de formar parte de la selección nacional y llegué a formar parte con la selección mayor a los 17 años, ya que me ubiqué entre los mejores ocho de México en el karate a nivel nacional”, señala.
Entre los eventos en los que le tocó participar estuvo la Copa de Norteamérica, “donde logré obtener un segundo lugar, luego fui al Juvenil Panamericano en Puerto Rico y ahí obtuve un segundo y un tercer lugar, ya como seleccionado nacional”.
EL CAMINO DE LA ENSEÑANZA
Cuando tenía quince años empezó a dar clases en la Facultad de Ingeniería en la UAT, “mi maestro tenía un grupo de karate y me dejó un tiempo encargado dando clases de karate, y hasta la fecha sigo trabajando, sigo dando clases y es algo que no lo voy a cambiar por nada del mundo, esto me dio un sueño, me dio la oportunidad de estudiar en una buena universidad, culminar una carrera profesional, lograr ganar dos Universiadas y luego poder participar en la Universiada Mundial en Japón en 1996, en Osaka, ahí logré quedar entre los ocho mejores del mundo y fue un gran orgullo para mí poder quedarme a entrenar también un mes por allá”.
Parte importante de su formación como deportista viene de sus padres, Cecilio López Núñez y Rosa María Alvizo, “mi papá fue seleccionado nacional en ciclismo, tuvo varios récords, participó en la Vuelta a Cuba con la Selección Nacional de México, él era oriundo de Ciudad Mante, Tamaulipas, y estuvo representando al estado durante muchos años en competencias”.
“No puedo dejar a un lado las enseñanzas de mi maestro, sensei Mario Falcone, ellos sin lugar a dudas influyeron mucho en mí, me inculcaron ese amor y ese cariño por hacer algo en el deporte, por verme realizado, pues es fundamental tener fe, el creer en Dios eso para mí es fundamental”, refirió.
EN EL IEST
Considera al IEST su casa, “es parte de mi familia, llegué a los 17 años a dar clases en un campamento de verano, me vio el rector, acababa de llegar de Japón, me invitó y me quedé a estudiar becado”.
Ya trabajando en la Secretaría de Hacienda siguió dando clases de karate en la misma escuela donde obtuvo la oportunidad de tomar una coordinación administrativa en el área de Asuntos Estudiantiles.
“Ya estando ahí me ofrecieron la Coordinación de Deportes y la verdad es que ha sido algo maravilloso, porque cuando tú haces lo que te gusta deja de ser trabajo, porque además ahora tengo la oportunidad de buscar a esos muchachos que tienen talento, que tienen las ganas de hacer algo positivo en la vida y ahora estoy del otro lado, apoyándolos e invitándolos a que estudien con nosotros a cambio de una beca y que ellos tengan mejores oportunidades en la vida”.
Sin embargo y pese a todos los logros, asegura que todavía tiene mucho que aportar en el karate y el deporte en general.
“Nos falta mucho que desarrollar y crecer, te puedo decir que somos una zona muy competitiva en el deporte, pero nos falta involucrar a grandes personalidades que puedan impulsar el desarrollo de los deportistas que tengan talento, de impulsarlos y llevarlos a un nivel más alto, eso ha sido para mí el buscar esa posibilidad de contribuir a mi universidad, a mi escuela, a mi primaria, a mi estado, a mi colonia, a mi comunidad, promover a personas que en un futuro nos puedan representar y que sean mejores ciudadanos, mejores hijos, mejores estudiantes, personas más preparadas, a mí me toca eso, dar un testimonio de lo que es el deporte cuando lo practicas de corazón y con pasión”.