Lluvia persistente sobre el estadio Tamaulipas, la gente se cobija con impermeables e improvisadas sombrillas, la afición abarrota el graderío porque su pasión por “la celeste” es más fuerte que las inclemencias.
En el círculo central un hombre vestido en tonalidad negra escudriña todo detalle y hace repicar su ocarina iniciando el encuentro entre Jaibos y Cremas, de la jornada 12 del torneo 79-80.
Los bisbiseos de la fanaticada se desdoblan en tambores de guerra. La Jaiba Brava despliega sus tenazas hacia regiones enemigas; Carlos Hebert Revetria conduce la pelota internándose en el área grande para que el defensa americanista Vinicio Bravo cargue por la espalda, situación que aprovecha el silbante Rubio para marcar tiro de penal que el propio Revetria, al minuto 15, convierte para poner adelante a los “Celestes”.
Su interrupción en al arbitraje sucedió por accidente cuando en la unidad a la que pertenecía no se presentó el árbitro designado, disponiendo su Coronel, que arbitrara, entregándole el silbato, orden que acató pese a que no sabía ninguna regla arbitral.
Ya en 1959, Mario Rubio se incorpora a la Asociación Mexicana de Árbitros para instruirse debidamente y corresponder a su pasión por el arbitraje.
Entre sus instructores estuvo don Fernando Marcos, quien enseñaba el espíritu de las reglas de futbol, el jugador y entrenador español Pedro Escartín, quien también fue árbitro y el italiano Diego Di Leo, representante de nuestro país como arbitrante en el Mundial México 70. Sin embargo, Rubio quería igualar a su ídolo y consejero Abel Aguilar, primer mexicano en pitar en un mundial, el de México 70.
El 15 de septiembre de 1965, el periódico “El informador” de Guadalajara mencionaba ya en sus páginas deportivas a Mario Rubio como juez central en el partido de segunda división Orizaba-Celaya.
Tiempo después, en abril 10 de 1967, volvería a citarlo en un partido ahora de primera división, entre Morelia e Irapuato, que ganarían “Los freseros” 0 a 2. - Mi debut fue en partidos donde los equipos se disputaban los últimos lugares de la tabla - afirma Mario Rubio - siendo en esos partidos donde se aprende lo que es el futbol porque antes, cuando un equipo descendía, perdía todo ya que la franquicia se demeritaba económicamente.
El capitán o teniente coronel Mario Rubio, como sería llamado por Ángel Fernández en sus crónicas televisivas, rememora: - Mis primeros partidos fueron en el Stadium Tampico y eran de noche, aunque no existía suficiente luz para iluminar el inmueble.
Arranca el segundo tiempo entre nubarrones sobre el coloso de la Unidad Nacional, presagiando torrente. Al primer toque de bola “Chocolate” García cede la pelota a Gamboa, que regresa velozmente para que García suelte violento obús.
Apenas reanudado el partido, Bill Faria, a centro de García, peina con la cabeza el balón, que techa al guardameta “celeste” y termina en el fondo de las redes para que al minuto 48 América invirtiera el marcador. Tres minutos después, Cristóbal Ortega cierra la pinza para el 3 a 1 definitivo.
La anécdota
Sobre este encuentro entre Tampico y el América celebrado el 9 de diciembre de 1979, Rubio recordaría: - Escuché que el señor “Chava” Barragán prometió una jugosa cantidad a Los Jaibos si vencían a los americanistas, quienes aprovecharon el desconcierto de Castrejón para darle la voltereta, situación que originó que los uruguayos Revetria y Bertocchi frustrados empezaran a reclamar todo, optando por expulsarlos.
Esquivel, otro uruguayo, también se pone altanero, queriéndose ir a las regaderas, al cual comentó: - si lo expulso, va a decir que perdió el dinero por mi culpa y no, usted se va de la cancha cuando yo quiera, quedándose todo el juego.
El inventor de las tarjetas amarillas y rojas, Ken Aston, escribiría: “Arbitrar es pensar”. - El árbitro es el pañuelo de lágrimas de los perdedores - apunta Mario Rubio - siendo su función la de educador, que no se cometan infracciones.
El problema del balompié no son los árbitros, son los jugadores, que fingen las faltas, que son tramposos. Los directivos deberían sancionar a sus jugadores que realizan estas acciones negativas porque son un mal ejemplo para la niñez, en Europa, el jugador evita todas estas situaciones, los jugadores deben jugar en forma leal.
Minuto 88. Ordaz conduce la pelota cuando es derribado violentamente por Armando Manzo, el cual es expulsado. Narciso Ramírez se acerca para soltarle un codazo a Manzo, quien por la espalda suelta un puntapié sobre Ramírez, generándose una tentativa de batalla campal (ya unos minutos antes un aficionado se había saltado la alambrada para propinar un golpe al juez de línea).
Se escuchan disparos al aire y todos corren a buscar refugio. - Partido tremendísimo - refiere Rubio -, el público no dejaba meternos a los vestidores, así que le digo a mis abanderados que agarren los balones para que cerca del vestidor los arrojen al público, y así lo hicimos, la gente se abalanzó sobre ellos dejándonos el camino libre para los vestuarios.
Tres meses después, el 24 de febrero de 1980, Mario Rubio volvería a pisar el engramillado del Tamaulipas en un partido Tampico-Universidad. - La afición ya ni se acordaba del partido anterior - alude Mario Rubio - cuando un comentarista a nivel de cancha comienza a decir que dirigiría el árbitro que robó en el encuentro contra el América, metiéndose la porra conmigo; entonces, por medio del inspector autoridad, lo expulso, parando en la tribuna de donde continuaba arengando a la gente, teniendo que parar el juego para expulsarlo del estadio.
Al paso del tiempo supe que ese locutor que incitaba a la violencia era sacerdote de la iglesia de Tampico. Todos los partidos enseñan y suman al arbitraje.
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Un sueño cumplido
El teniente coronel Mario Rubio conseguiría su sueño, pitó dos partidos en el Mundial España 82, en uno de ellos expulsó a Diego Armando Maradona. - Salió frustrado de la cancha - expresa Rubio -.
Sabía que había golpeado en forma desleal. Años después, viendo los videos observé que Diego, cuando miró la tarjeta roja, pronunció al aire una frase que decía “hijo de gran p…”. Rubio se retiraría del Ejército con el grado de coronel, y del futbol activo en el torneo 82-83, en la final Puebla- Guadalajara, la primera ocasión que “La Franja” fue campeón mediante los tiros penales.
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Mario Rubio, ex árbitro profesional
-Siempre fue un gozo venir a Tampico, su gente es apasionada por su equipo. Salíamos del estadio Tampico o Tamaulipas para comer pescado en Pueblo Viejo, dormir en el Hotel Inglaterra, o asistir a un restaurante que se encuentra frente a un cementerio.