Temporada 86-87 el Atlas, sobre el césped del estadio Jalisco, maneja el balón con la destreza de un zorro, buscando ofender al Tampico-Madero, quien resiste los embates, al tiempo que muestra las afiladas tenazas soltando aguerridos contragolpes.
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Por la banda derecha se suscita un fuerte encontronazo haciendo que el árbitro expulse al equipero Héctor Esparza, dejando en inferioridad numérica al cuadro visitante.
Al término del Mundial 86 el seleccionado mexicano Mario Trejo se encontraba entrenando de vuelta con su equipo el América cuando recibió llamada a la oficina del directivo americanista “Panchito” Hernández, quien se encontraba acompañado del entrenador Carlos Reinoso, técnico del Tampico-Madero.
Hernández me anunció de golpe comenta Trejo-que se había realizado una negociación pasando a engrosar las filas de Los Petrojaibos para la temporada 86-87.
Aunque no estaba convencido, al final me ilusioné del proyecto; el equipo surtamaulipeco contaba con magníficos jugadores, además estaba realizando importantes contrataciones. Siempre he pensado que la base del éxito de un equipo es primero armar un grupo de buenos seres humanos, que exista ambiente de vestidor; creo que ese es el secreto del futbol.
Inclemente frío… Obstinada lluvia… Noche lóbrega, más de 20 mil aficionados en contra, expulsión rigorista; además, sobre el minuto 25 del primer lapso, otra falla arbitral inexplicablemente anula un gol legítimo a Antonio Piña y hacen evocar las palabras de Johan Cruyff (1947-2016): “Cada desventaja tiene su ventaja”.
Los jugadores porteños, por una falta sobre un jugador rojiblanco, aprovechan para reunirse en torno a la media cancha cuáles diez mosqueteros y se motivan a pelear cada balón, a mostrar ese espíritu indomable de la Jaiba Brava. Al minuto 28 Guillén sirve el esférico para Lira, quien desde el corredor envía centro al área para que cierre Mario Alberto Trejo y de cabeza anote el primer gol para el Tampico-Madero, finalizando así el primer tiempo.
“Yo y mis circunstancias” apuntaba Ortega y Gasset, siendo esta frase acorde a Mario Trejo, quien llegó al América a la edad de 15 años como delantero, y por ello comenta: En las fuerzas básicas me hicieron extremo izquierdo.
En juveniles me forjaron como lateral, ya que en ese juego faltó el lateral, pidiendo que levantara la mano quién quería jugar de lateral.
Yo había jugado en el barrio de todo, así que levanté la mano; jugué y ahí me quedé, ya no solté el puesto. Pasado un año, debuté en 1974-75 como profesional en un partido de Copa contra el Ciudad Madero, en el estadio Tamaulipas, marcando al extremo a “El Tuxpan” González. Esa tarde ganamos 2 a 0.
Sobre la afición celeste Mario Trejo señala: -El público de Tampico es efusivo, mientras que la gente de la Ciudad de México es diferente, aunque el Azteca sea monumental no es lo mismo, no se siente el calor de la gente como la de Tampico, que se percibe su ambiente, que también es exigente. Porque llegó un momento que la afición comenzó a pedir 5 goles, se acostumbró a esa buena época.
Minuto 56. Sergio Lira toma un rebote perfilándose dentro del área cuando el defensa Torres llega atropelladamente, derribando al de “Tamiahua” para que el nazareno sin dudarlo marcara el penal.
En forma sorpresiva es Mario Trejo quien pone el balón en el punto penal para encarrilarse y anotar, engañando al guardameta Gómez Luna.
Lira tardaba fuera de la cancha donde se le atendía rememora Trejo así que tomé el esférico pensando que Sergio no podría tirarlo, de manera que lo patee y lo anoté. Al terminar el partido, el cual ganamos 2 a 1, Reinoso me esperaba. Lo primero que se me vino a la mente es que estaba aguardando para felicitarme por mi penal, cuál fue mi sorpresa que me recibió increpándome: “Quién dijo que tiraras el penal, ya sabes que los cobra Lira”. No dije nada, seguí caminando al vestidor, sonriendo, pensando que todavía se me regañaba por meter el gol.
Ante el hecho de concretar un tiro desde los once pasos, Trejo enfatiza: -Tirar penales no es fácil. Existe mucha presión: el estado de ánimo, el acierto del portero, la gritería de la afición; son muchas circunstancias y no estoy de acuerdo con que “el penal es un volado”, cuando lo metes es porque lo tiraste bien.
El portero juega su papel en distraerte para que te equivoques. Existen guardametas que son buenos paradores de penales.
Es satisfactorio cuando anotas un gol en el barrio, imagínate cuando lo celebras en un estadio repleto, proporcionándole alegría a toda esa fanaticada que va a verte jugar.
El gol es el rey del espectáculo, tuve la fortuna de tener el tacto del gol.
En cuanto a su relación con Carlos Reinoso el entrenador que lo hizo campeón en el América, Trejo afirma: Lo conozco de toda la vida, desde que fue compañero en América, jugamos juntos, técnico exigente, ofensivo, con proyección, buen motivador. Mis mejores años futbolísticos fueron con Reinoso, fue quien me hizo un lateral más ofensivo y goleador tanto en América y en Tampico-Madero.
El exjugador profesional y ahora entrenador Mario Trejo, quien jugó el Mundial 86 defendiendo la playera nacional en partidos contra Bélgica y Paraguay, piensa que el hecho más trascendental en su carrera fue su debut en el Tamaulipas en 1975 contra el Ciudad Madero.
Fue subir el primer escalón, lo que me brindó fuerza. Imagínate si esa tarde no hubiera jugado bien, que “El Tuxpan” me hubiera puesto un baile, quizás se me habría quitado el deseo de regresar a la cancha.
Esa tarde fue un momento imborrable, el futbol me ofreció una escuela en la cual crecí, me educó. Soy un afortunado del futbol.