Veintidós de septiembre de 1968. La lluvia torrencial desciende inmisericorde sobre el tapete verde del inmueble enclavado en Ejército Nacional. El Stadium Tampico emerge todavía glorioso, pletórico, transpirando una atmósfera campeonísima, listísimo para abrir sus históricas puertas para oficiar un partido profesional de balompié (los equipos de la ciudad desde 1966 jugaban en el “Tamaulipas”, sólo que debido a la poca afluencia de afición y a la alta renta, regresaron por una semana al antiguo estadio), porque esa tarde el nuevo Tampico recibía al sublíder de la Segunda División, el “Curtidores” del León.
La efervescencia celeste se deja sentir sobre sus gradas (que constaban únicamente de 8 hileras de asientos), donde la fanaticada soportaba el diluvio alentando al cuadro de casa, que presentaba bravía batalla a los "Cuereros” que buscaban obtener una victoria que les permitiera seguir cosechando puntos. Partido intenso, movido, jugado con el corazón, persistiendo dominio alterno, hasta que el minuto 37, el “Papy” Navarro cede pase a Mariano Varela, quien en jugada de garra dispara frente al guardameta José Luis Lugo que sólo observa el esférico que pega en la base del poste, introduciéndose en las mallas visitantes.
La carrera futbolística de Mariano Varela Delgado comienza transitando la liga menor y mayor de futbol de la Tampico-Reforma, que se jugaba en tiempos pretéritos, donde cada una realizaba una selección para competir en torneos estatales y nacionales. Precisamente, participando en uno de esos certámenes, la selección tamaulipeca logró salir campeona nacional, sólo que por un detalle administrativo (Raúl Nava, que alineó un encuentro, se encontraba registrado como futbolista profesional) les despojaron del título, permitieron únicamente que Mariano Varela conservara el título personal de goleo que había conseguido con 9 dianas.
Estos logros catapultaron a Varela Delgado para que el presidente del Club Madero, señor Rosiles (hermano del cura Rosiles), se interesara para incorporarlo al Ciudad Madero para el torneo 64-65, que en ese tiempo se jugaba con 5 delanteros, extremo derecho, interior derecho, centro delantero, interior izquierdo, y extremo izquierdo, siendo los dos interiores los que bajaban y subían (después se convertirían en los medios creativos, el 8 y el 10). En ese equipo la posición natural de Varela sería un diez en la cancha, aunque también se destacaba como plurifuncional, apareciendo en la delantera cuando se ausentaba Del Peral o el mismo Tafoya.
“El chavo americano”, sobrenombre que le pondría Álvaro Del Peral a Mariano Varela por su apariencia caucásica, debutó cercano a los 18 años en la Segunda División Nacional. - Del Peral y “El Gato” Gutiérrez me enseñaron a jugar – rememora Varela -; decían: “Chavo, juega como tú sabes, no quieras hacer más de la cuenta”, porque contaba con bastante condición física. A los medios creativos se les conocía como acarreadores, bajábamos y subíamos el balón; juega sencillo, me gritaban.
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Madero Campeón
El Ciudad Madero se convertiría en campeón el 5 de diciembre de 1965, en un encuentro de volteretas contra “Los Jabatos”, que en su estadio del Tecnológico de Monterrey, en el segundo tiempo alcanzaron a empatar el marcador. - En ese juego quedamos campeones – apunta Varela - porque nuestro enemigo, el Poza Rica, ya no podía alcanzarnos en puntuación. Ya en el vestidor entraron aficionados para llevarnos cervezas y celebrar porque no llevábamos nada. Al otro día, la gente de Altamira se encontraba esperándonos para escoltarnos por todo Ejército Nacional hasta llegar al Ayuntamiento y ser recibidos por el alcaldeJ. Jesús González Armendáriz, donde fuimos declarados “Hijos predilectos” de Ciudad Madero. Convertirse en monarcas, además de invictos, catapultó nuestras vidas a que la afición en las calles nos mirara como ídolos.
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Segundo tiempo. El “chamaco” Raúl Olmos cobra tiro de esquina favorable al equipo celeste, la pelota se mueve veleidosa entre ofensores y defensores para que Mariano Varela se suspenda en el aire y de cabeza consiga una preciosa anotación en la cabaña visitante a los 28 minutos, enloqueciendo el “Stadium” Tampico (construido para albergar a cerca de diez mil aficionados, encontrándose las líneas de banda pegadas a la tribuna para que la fanaticada presionara más sobre el jugador visitante). Varela Delgado fue comprado por el nuevo Tampico en medio de la polémica pues la gente reclamó al jugador su traspaso al equipo jaibo. Su debut en un partido oficial se registró en la jornada 4 dentro del torneo de liga 68-69, en León, contra “Curtidores, el 14 de abril 1968, siendo vencidos por una anotación a cero.
A la llegada de Varela Delgado al once celeste, su técnico “El Chepe” Naranjo empezaría a colocarlo como extremo izquierdo, donde se convertiría en “hombre gol” consiguiendo durante el certamen 70-71, 13 dianas. Incluso, en un clásico entre los conjuntos de Ciudad Madero y Tampico conseguiría un gol de chilena, que sería catalogado como el más hermoso del Tamaulipas. Los “Curtidores”, heridos, buscan por todos los frentes vencer la meta “Jaiba”, hasta que al minuto 40 Aguilera fusila a Calderón logrando poner las cifras definitivas en el marcador.
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El futbol es parte de la historia
Varela Delgado forma parte de la memoria histórica de la ciudad porque también el futbol es parte de la historia, primero con el Ciudad Madero invicto; posteriormente cumpliría su sueño de jugar para el equipo de sus amores “Los celestes jaibos”, estampando su firma un 3 de abril del 68, convirtiéndose el “Tamaulipas” en fiel testigo de su juego punzante, habilidoso, de hartos goles que salieron de sus botines; de hecho, en el libro “Historia del club deportivo Tampico”, escrito por Pedro Porfirio Moreno Fuentes, en la página 292, se menciona que de los cañoneros del Tampico de todos los tiempos ocupa el lugar 24 con 22 anotaciones, empatado con Julio Ayón Aparicio y Óscar Cortés.
Para Mariano Varela el futbol es trascendencia, es acción, vida, sueño, porque desde infante imaginaba convertirse en futbolista, a la par de su tío el “Maky” Varela y de Alfonso el “Capi” Montemayor, que fueron los dos primeros tampiqueños que jugaron profesionalmente a mediados de los 40´s con “La fiera”, saliendo campeones de liga. El torneo 74-75 principiaría ya sin Mariano Varela, que decidió incursionar desde 1976 como cronista deportivo al igual que conduciría su legendario programa radiofónico “Fiebre de futbol”.