No solamente son madres amorosas, que se dedican a inculcar los mejores valores a sus hijos, sino también se dan la oportunidad de practicar deportes, lo que les permite promover la activación física y convivir con ellos, ya sea llevándolos a los eventos en los que toman parte o respaldándolos en sus actividades.
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Las tres mamás que nos ocupan en esta ocasión también son trabajadoras, lo que hace más meritorio compaginar las labores del hogar y el deporte, actividades que realizan con esa constancia y disciplina que caracteriza a las mujeres deportistas.
LA SENSEI
Ana Fernández Ramos sigue la labor realizada por su recordado progenitor, el sensei Mario Fernández Torres (QEPD), gran promotor del karate do tamaulipeco como entrenador y presidente de la Asociación Estatal de esta disciplina y que fue quien la impulsó en la práctica de esta rama de las artes marciales.
Primeramente como competidora y más adelante dedicándose a entrenar a niños y niñas karatecas en la Unidad Deportiva de Tampico, destaca que como madre “les enseño a mis hijos a no rendirse nunca, a buscar y trabajar por sus sueños, hacerlo con paciencia, fortaleza y amor, siempre de la mano de Dios”.
Refiere Ana Fernández Ramos que “de mis hijos, Alí Sebastián llegó a ser cinta negra, pero luego se dedicó al futbol y Emiliano solo llegó a cinta verde para después convertirse en basquetbolista con el representativo de Clan Mendoza”.
Combinar el deporte y el cuidado de su familia asegura que ha sido “una gran bendición que Dios me concedió y que llevo con amor y paciencia, orgullosa de mis hijos, agradecida con la vida porque inicié siendo muy pequeña en el deporte y mi madre siempre ahí, atenta a lavar mis uniformes, a ser mi porrista, a sentirse orgullosa de mis logros y hoy lo combino con ese espíritu guerrero que me enseñó mi padre en esta disciplina con mis pequeños de para karate que me han dado la más grande lección de amor”.
SER MAMÁ REQUIERE DISCIPLINA
Rosa Edith Morales Guerrero es una consumada deportista, también trabajadora y madre amorosa. “La vida me ha ayudado a ser paciente, valiente y fuerte para poder realizarme como madre, abuela, deportista y trabajadora. Esto requiere de disciplina, compromiso, pasión y ser flexible para comprender y aceptar que es complicado o laborioso compaginar estas actividades, además de la vida social y familiar”.
“Rosita Pescadora” asegura: “Disfruto mis vivencias buenas o malas, las aprovecho y aprendo de ellas. Nunca he permitido que mis entrenamientos sean más importantes que mis compromisos familiares, trato de organizarme para que todo pueda funcionar. No soy una atleta pro, como para que se convierta en una obsesión y desatienda actividades importantes como estar con mi hija y con mi nieto. Una de las principales razones para mantenerme de pie y disfrutar mi vida es compartirla con mi hija, la 'Beba', como de cariño le digo, muchas veces ella ha tomado el papel de madre y yo de hija. Esto ha sido en ocasiones necesario para muchos aspectos, 'Beba' ha tenido la madurez precisa para apoyarme en casa”.
MAMA TRAS EL BALÓN
Gloria Lina Estrada Armenta también es una mamá que gusta de practicar el deporte, en este caso el futbol, y lo hace con entusiasmo, procurando que también su hijo Joaquín Enrique Sosa Estrada se active físicamente, lo que ha rendido frutos, pues el pequeño ha incursionado con éxito en el balompié.
“Ser madre y deportista es una satisfacción que me motiva y llena de dicha poder compartir estos momentos con mi hijo, al que también desde pequeño le inculqué el deporte”, expresa Gloria.
“Siento que eso nos ayuda a fortalecer los lazos madre-hijo, así como también combinar el trabajo de ama de casa, en el que incluyo a mi hijo y a mi esposo”, asegura quien se destaca en el terreno de juego por su entrega y pundonor.
“La pasión por el deporte como madre, así como la disciplina en mi vida familiar, es algo que valoro y hago con mucho cariño”, destaca.