Para evitar la aglomeración, la afición se escabulle entre los pasillos del Estadio Tamaulipas; otros se detienen en el estacionamiento a comprar algún banderín, una fotografía o una torta de la combi de “La Pantera Rosa”. Algunos avanzan hacia la Plaza Jalisco, donde los aguardan los autobuses azules y rojos.

El inmueble de la Unidad Nacional empieza a quedarse desierto, aunque en su interior todavía resuenan ecos de pitidos de locomotora producidos por un tanque de oxígeno adaptado con trompetas, colocado en la gradería. En el vestidor celeste todo es euforia, los jugadores celebran la victoria. Algunos cantan, otros comparten comentarios, varios toman una ducha, un reportero conversa con el técnico, y, un hecho insólito para mediados de los 70, una mujer entrevista a un ídolo jaibo.

El interés por el balompié para María Guadalupe Alemán Villar comenzó a temprana edad, cuando en su casa, en la colonia Cascajal, escuchaba por las noches y a escondidas de su familia partidos de la Selección Mexicana en la radio. Incluso participó en una liga amateur que realizaba juegos en la plaza de El Golfo, hasta que su madre le negó el permiso porque no estaba bien visto que una mujer compitiera en un deporte para hombres.

Cercano al año de 1975 Grupo Flores, propietario de Canal 9, emitió un comunicado informando de un nuevo programa que saldría al aire, mismo que después de varias audiciones Lupita Alemán se quedaría con el puesto compartiendo la conducción con Ricardo Flores del noticiario deportivo “Al día”, de lunes a viernes, de 13:30 a 14:00 horas, después de la transmisión titulada “El sombrero de Víctor y Silvia”.

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Era un tiempo en que no se acostumbraba que las noticias sobre deporte local aparecieran en televisión, ya que los programas llenaban sus espacios con reseñas nacionales; sin embargo, Canal 9 fue descubriendo que la gente gustaba de aparecer en la pantalla chica.

“Empecé a asistir a reportear en todos los campos de la ciudad llamando la atención, preocupando a otros medios de comunicación que otorgaban preferencia al deporte de la capital”, recuerda Alemán Villar.

Con el éxito del programa “Al Día”, los hermanos Flores se percataron del potencial de los deportes locales, interesándose en transmitir partidos de futbol profesional, contando con Lupita Alemán como comentarista a nivel de cancha, entrevistando a los jugadores entre semana o al término del encuentro.

Su temporada más vívida fue la 76-77, cuando al club deportivo Tampico vinieron jugadores de Los Leones Negros a foguearse: Humberto Barocio, Jorge Dávalos, Luis Plascencia, Juan José “El Loco” Martínez y Ramón Candelario.

Comenzó a los 23 años

Los inicios de Lupita Alemán en los medios de comunicación fueron cuando contaba con 23 años, siendo el locutor y cronista deportivo Guillermo Galván, quien la ayudó en su formación profesional. No obstante, en innumerables ocasiones cuando charlaban de futbol discutían, ya que Galván aconsejaba que no fuera muy punzante en sus comentarios porque podría ocasionarle contratiempos.

“En cierto partido, Edmundo Marón cometió una falta que seguramente sería sancionada con tarjeta roja; Mon ni siquiera otorgó oportunidad al árbitro de decretar la expulsión, salió del terreno de juego sin esperar. En el noticiero mencioné que como Marón no tenía necesidad, ni siquiera había esperado, pero que sí había perjudicado al equipo. A la mañana siguiente, la familia habló al canal para quitar la publicidad y Marón dejó de hablarme; con los años volvimos a conversar”, rememoró.

De sus entrevistas, evoca las visitas que realizaba al estudio José Luis “Chocolate” Hernández, quien siempre asistía sonriente cuando lo solicitaban. Otro que se comportaba como un caballero y estaba disponible en la cita señalada era José Antonio Roca, al igual que “El Gallo” Jáuregui, que concedía facilidades para charlar.

“De quien guardo una gran imagen por su forma de hablar directa es de don Carlos Miloc. Cierta vez que vino con Los Tigres lo invité a la televisora para hablar de temas que no se comentaban en ese tiempo, como criticar a los directivos. En cambio, Nacho Trelles nunca quiso atenderme, decía que como regla nunca hablaba en medio o después del partido”, afirmó Lupita.

Fiel aficionada y gran cronista

Como aficionada vivió pasajes trepidantes como los clásicos Tampico contra Madero, pues el estadio quedaba no sólo dividido entre dos ciudades, también la afición orinegra y celeste se separaba. “En el periódico EL SOL DE TAMPICO, previo al partido aparecía un diseño del estadio delimitando la zona de Madero y de Tampico, además de la puerta donde debías de entrar para que no te cayera agua encima. El ambiente se tornaba fenomenal; la gente de Madero se ubicaba en el lado sol, mientras que el público de Tampico se arropaba en donde ahora quedan los palcos y butacas, lado sombra”.

Un hecho curioso que Lupita Alemán vivió en su tiempo de cronista deportiva fue cuando un grupo de mujeres -cerca de 50- provenientes de la colonia Morelos se le acercaron para invitarla a formar una monumental porra femenil que escoltaría a La Jaiba Brava en su visita a Guadalajara para enfrentar al “Rebaño Sagrado”.

“La universidad apoyó el viaje al Estadio Jalisco prestando un autobús, playeras, incluso dinero, sólo que a mitad del camino el camión se descompuso -hecho que incluso apareció en los diarios locales-. Afortunadamente llegamos a tiempo, y al finalizar el partido los jugadores se acercaron a agradecer nuestro apoyo. Ese día terminamos en la casa de Guadalajara del ingeniero Felipe Arregui, donde brindaron la comida y cena para después, por la noche, regresar a Tampico”, dijo.

En otra temporada en que Tampico volvió a jugar contra “Las Chivas” en “La perla tapatía”, llegaron a hospedarse miembros del Canal 9, como Guillermo Galván, camarógrafos, en el mismo hotel de la concentración jaiba.

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En un lapso recreativo “Los jaibos” se pusieron a jugar voleibol en la alberca solicitando que Lupita participara como árbitro. Solamente que en una jugada brava “El Chocolate” fue a caer encima de Alemán, lastimándose una uña, produciéndole un fuerte dolor que le persistió todo el fin de semana, hasta que regresaron al puerto y el doctor con anestesia se la quitaría.

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Han transcurrido décadas desde que Lupita Alemán dejó los micrófonos deportivos, en un universo dominado por los hombres, y asegura: “fui la primera cronista mujer en narrar partidos de balompié, posiblemente de toda la República Mexicana. Hubo momentos complicados porque me gustaba el futbol, así que tenía que conversar sólo con hombres de este deporte, porque estaba difícil conversar con mujeres sobre este tema. Ahora todo ha cambiado, a las cronistas deportivas se les observa una preparación exquisita. El futbol es más defensivo, ya el famoso 10 ha desaparecido y existe el VAR”.

Actualmente, María Lupita Alemán Villar vive en Alicante, España, desde donde continúa apasionada por los colores jaibos.