La lucha libre extrema ¿Querida o repudiada?

La lucha libre se considera mitad deporte, mitad espectáculo. Desde siempre ha sido un reflejo de lo que necesita la sociedad, héroes enmascarados que pelean contra la injusticia. Pero, ¿qué pasa cuando el resto del mundo genera nuevos estilos luchísticos? ¿Qué pasa cuando las necesidades de la sociedad exceden la fantasía del héroe enmascarado?

Hoy en día un estilo de lucha libre que es muy pedido por la afición es el que involucra armas blancas para atacar al contrincante y así poder darles un espectáculo sangriento.

En estas luchas no hay buenos ni malos, no hay blanco y negro, sólo rojo sangre. Puede que esto contribuya a la falta de éxito de la lucha extrema en México, pero el éxito se puede medir de varias formas.

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La vida de un luchador no es como la de un atleta o un artista famoso. El dolor del cuadrilátero es una extensión de su día a día en el que, como cualquiera de nosotros, tienen que ver cómo pagar las cuentas.

Sus fans rompen con esta realidad y es una de las razones por las que sacrifican su salud física por la gloria.

En el caso de los luchadores extremos, las cicatrices son permanentes y el riesgo es todavía mayor. Pero no les pega en el ego saber que no van a llegar a las ligas mayores de México, su tirada es otra: que los ovacionen, que pueden ser los mejores de su zona e incluso que les avienten mucho dinero al ring. Esta gloria es su verdadero alimento.

DISTURBIO, EL EXTREMO MÁS FAMOSO DE ESTA ZONA

Disturbio Ledezma es el luchador extremo más reconocido en esta zona sur de Tamaulipas. Trece años lo avalan y sobre todo una infinidad de cicatrices en todo su cuerpo.

Estuvimos en una de sus presentaciones en Ciudad Madero, donde vimos cómo le reventaban lámparas en la cabeza, botellas, caía sobre alambres de púas e incluso le grapaban billetes en la frente.

Muchos padres de familia que llevaban a sus chiquitines les tapaban los ojos, pero los niños emocionados no se dejaban y gritaban eufóricos.

Al terminar el enfrentamiento entre Disturbio y Sick Boy, platicamos con el tampiqueño, quien con todo y la sangre en el rostro nos atendió.

¿VALE LA PENA EL DOLOR, LA SANGRE Y DESPUÉS LAS CICATRICES?

“Cuando uno está arriba del ring se olvida de todo, el público me lo pide y por ellos lo hago, por ellos soy quien soy y si así me tenga que morir en un combate me iría feliz... esto es mi pasión y para mí el dolor no existe”, dijo.

Asimismo le cuestionamos sobre el poco sueldo que recibe (500 pesos por función), a lo que menciona: “Muchas veces no lo hacemos por dinero, porque incluso hay funciones a las que asistimos y no nos pagan, ser luchador profesional la verdad es algo incomparable, créeme que cuando gritan mi nombre, me piden un autógrafo, una foto o incluso nos avientan monedas y billetes al cuadrilátero, esa es nuestra mejor paga. Yo, gracias a Disturbio Ledezma y a lo que he hecho en la lucha extrema, se me han abierto las puertas de muchos lados en cuestión de trabajos”, matizó.

Y sobre si para él la lucha extrema aún no es aceptada por toda la afición al arte del pancracio, confiesa: “Yo creo que a estas alturas quien va a una función de lucha libre y ve nuestros nombres va porque le gusta, creo que si fuera repudiada ya no habría luchas de este tipo en ninguna arena, al final de cuentas es un espectáculo y si la gente quiere ver sangre, pues eso es lo que les tenemos que dar”.

Lo que sí es que Disturbio dejó muy en claro, que por muy violentos que sean los luchadores extremos, jamás van a atentar contra la vida de un compañero, ya que saben lo que hacen, esto refiriéndose a lo que sucedió hace unos meses entre Ángel o Demonio y El Cuervo en una arena en este país.

“Yo por más adrenalina que traiga cuando estoy luchando, sé lo que hago y te puedo decir que jamás intentaría quitarle la vida a un compañero, ya esas son palabras mayores. Yo soy un profesional y con los que peleo en el ring la mayoría son mis amigos debajo del mismo. Lo que hizo Ángel o Demonio de aventarle un block de concreto a la cabeza a El Cuervo para mí es reprobable”.

Es así como nos damos cuenta que hoy en día la lucha libre no es actuada… y menos la lucha extrema, pero que en realidad comprobamos que no vale la pena, al menos en esta zona. Al final quienes la practican son felices y mientras les permitan hacerlo, lo harán y más con el aplauso del público que los apoya.