Estadio Tamaulipas. Domingo 19 de agosto, 1979: Atlas derrota al Zacatepec consiguiendo el título del cuadrangular “Jaiba Brava” (en partido preliminar Tampico FC y Atlético Español quedaron en tercero y cuarto lugar, respectivamente).
El trofeo lo recibe el capitán atlista Román Nájera, quien se distinguía de sus compañeros porque portaba una melena rasurada- Previo al torneo - recuerda Nájera - habíamos logrado el campeonato de segunda división, sólo que antes de coronarnos prometí a la Virgen de San Juan de los Lagos que si lográbamos la hazaña ofrecería mi caballera, quedando rapado cuando logramos el ascenso a Primera División con el Atlas.
DE ESTIRPE FUTBOLERA
Nájera Siller provenía de una familia futbolera, su padre desde la tierna infancia llevaba a sus hijos a prácticas de futbol en su nativa Cuautla de Morelos, pasión que rindió frutos décadas posteriores ya que Los Nájera, Manuel (mundialista en Argentina 78), Víctor (qepd), y Román se encontraron jugando para el Puebla en dos choques de primera división; Víctor en el medio campo, Manuel por el lateral izquierdo y Román por el sector derecho.
Al respecto, Nájera señala: -También mi madre apoyaba bastante, y nacida en Veracruz contaba con un léxico enérgico. En un encuentro que enfrentaba a Barbadillo al momento que intentaba gambetearme, mi progenitora espetaba una de groserías. Hasta que “El Patrulla”, viendo hacia las gradas preguntó: “Nájera, ¿qué es tuyo esa vieja gorda?. Inmediatamente solté un ganchito al hígado, respondiéndole: es mi mamá”.
FRENTE AL LEÓN
Domingo 2 de marzo de 1980. Estadio Tamaulipas, León se presenta bajo la sombra de una fiera herida que quiere abandonar los últimos sitios de la temporada, mientras Tampico FC busca continuar su paso para calificar en el grupo 2.
Minuto 45. Falta de Furtado fuera del área cortando con las manos un avance celeste. Pomarico (el hombre más peligroso del partido) cobra pelota por arriba para que, mediante tremendo salto, Nájera coloque de cabeza su remate pegado al poste, lejos del guardameta Aguilar. - Corrí a festejarlo a la tribuna – rememora Nájera - encontrando a “Chava” Barragán que desde su palco me gritaba “bien tigre”.
Después volteo donde estaba mi mujer y le envío un beso. En eso arriba Lira diciéndome “no manches Román, te emocionas mucho por un gol y todavía le mandas un beso a “Chava”. Se lo dediqué a mi mujer contesté, mientras reíamos disfrutando el momento del gol.
DON "NACHO" TRELLES LO IMPULSÓ
Nájera debutaría en Primera División gracias a la tutela de una de las leyendas del futbol mexicano, don "Nacho" Trelles, y enfatiza: - Comenzaba a los 17 años en el Puebla, y don "Nacho" me explicaba: “Román, el domingo vas a jugar contra Barbadillo, quiero que lo anules, ubica su juego, estudia cómo va a querer esquivarte; de este modo, don "Nacho" brindaba toda su confianza, sabías que ese domingo no lo podías defraudar”.
EN TAMPICO
Jugando para Tampico FC, Nájera arrancaría la temporada 79-80 el domingo 23 de septiembre en el Tamaulipas en un Tampico 0 Atlante 0, siendo su entrenador Ignacio “El Gallo” Jáuregui. Por ello, Nájera acota: - Estricto en el rendimiento, “El Gallo” solicitaba que jugaras a tope, que fueras listo y que jugaras con atención en los movimientos, en los relevos, en anticipar las jugadas. También recuerdo al profesor Elías Vásquez, preparador físico que ponía una sesión extenuante que me hacía bajar cinco kilos, cuando en esa década pesaba 71 kilos-.
Recuerdo que en un partido en el Tamaulipas se presentaban las “Chivas”, en el túnel del vestidor platiqué con los muchachos que a una escuadra histórica se le debe jugar en forma grande, vamos a salir a entregarlo todo, ¿sale?. ¡Tampico, Tampico! gritaron todos al unísono. Esa vez ganamos 4 a 0-.
Igualmente, Nájera continúa relatando: - No sólo los mejores años deportivos los guardó en Tampico: existieron momentos exquisitos porque en este lugar me enseñaron a pescar, atarrayar, preparar mi caña, mis cordeles, plomos, flotadores. En un partido que andaba quemado por el sol me gritaron: “Nájera, pareces camaronero”. Y es que como la afición tamaulipeca no existe ninguna. En Guadalajara fui campeón de segunda división con el Atlas, jugando contra mis paisanos de Cuautla y ni así olvido a esa gente del puerto. Cuando ganábamos en casa, al día siguiente acompañaba a mi esposa al mercado “La Puntilla”, cuando llegué a un puesto solicité 5 kilos de camarones y un pescado grande y cuando me los entregaron el dueño no me quiso cobrar, por más que insistí, “es un obsequio” decía con gran alegría, cómo negarme. Esos detalles obligaban a entregarte en los entrenamientos y en los juegos.
LOS JAIBOS NO BAJABAN LAS TENAZAS
Domingo 18 de abril. Temporada 1981-82. Estadio Cuauhtémoc: desde el minuto 21 Tampico pierde por diferencia de un gol con el equipo de La Franja. - “Bacho” Salazar, que estaba como técnico - evoca Nájera -me comentó antes del encuentro: “vas a enfrentar al equipo donde iniciaste tu carrera, demuéstrales que eres un gran jugador”.
Que “Bacho” me tuviera en ese concepto no me la creía, porque otras ocasiones jugué como su compañero.
Minuto 71, los Jaibos no han bajado las tenazas. Galindo maneja el balón, Corbo y Faria se recorren al centro, jalando la marca para que Galindo filtre pelota a Román Nájera quien entra solo al área poblana para, de primera, pegarle al esférico venciendo al portero “Moy” Camacho.
Al finalizar el encuentro, que empatamos - precisa Nájera -“Bacho” se acercó para decirme: “callaste a todo el estadio, mostraste al gran jugador que no debieron dejar marchar".
Martes 28 de agosto de 1979. “Román Nájera, del Atlas, pasó al Tampico por una temporada”, anunciaba El Sol de Tampico en su sección deportiva. - Al finalizar el cuadrangular me contactó Jáuregui -refiere Nájera - preguntándome si me interesaba jugar en el puerto. Analicé que significaba una mejor opción para mi carrera, dejando la titularidad en Atlas porque poseía hambre de sobresalir, quería construir un nombre dentro de las canchas de México y jugar para la Jaiba Brava me proyectó bastante. Ese año quedé nominado para la Selección Nacional, que es el sueño de todo jugador.