Sobre la grama del Tamaulipas se presentaba el equipo sensación de la temporada 84-85, los Zorros del Atlas. Partido vibrante, marcador 2 a 1 favoreciendo al Tampico-Madero.
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Aunque la escuadra visitante empezaba a avasallar con futbol vistoso al equipo de casa. Un jaibo, su capitán José Luis el "Pareja" López, impartía gritos de atención a todos sus compañeros. "Trataba de contagiarlos a realizar un futbol especial", menciona López.
Ganar siempre para la ciudad y para la afición. Sobre la distinción que le había otorgado Miloc de ser capitán, señala: "En la cancha escuchaba la voz enérgica de don Carlos, ¡pareja, grítale al Panchillo! Esto significaba que no estaba haciendo bien las cosas".
"Entonces reforzaba lo que decía, era su portavoz dentro del terreno. También me la pasaba gritándoles a mis compañeros. Agradezco a don Carlos haberme designado capitán, en un equipo en donde existían importantes figuras.
En cuanto al haber trabajado con una de las glorias del futbol mexicano, “Pareja” López refiere: "Don Carlos imponía su presencia, poseía voz de convencimiento, cuando explicaba lo que quería que realizaras, convencía rápidamente. Intenso, exigente, nunca faltaba al respeto".
Minuto 85. En una peligrosa descolgada el goleador del Atlas, el "Güero" Aceves disparó venciendo al portero Pilar Reyes, empatando el encuentro. El Tamaulipas quedó en silencio, hasta que un inmenso murmullo de desaprobación surgió por toda la tribuna, seguido por una avalancha de objetos que el público arrojó al terreno. El juego se suspendió, el sonido local suplicó detener la agresión bajo la amenaza del árbitro de suspender el partido.
Sobre el Tampico-Madero, con quien jugó durante tres temporadas “El Pareja” recuerda: "En Pumas de la Universidad llegué de delantero, después pasé a medio de contención, poseía facilidad al incursionar a la ofensiva. Don Carlos decía primero defender y cuando haya oportunidad, súmate a mis delanteros.
Hacía recorridos largos, y como me gustaba correr, se me facilitaba la función de jugar como lateral. En cuanto al apoyo de la afición señala: "En ese tiempo existían unas señoras que vendían en las calles, iban a la casa donde vivía y me regalaban sus verduras, frutas, cuando quería pagarles se negaban. Que unas damas te regalen sus productos cuando vivían al día, me conmovía, buscaban que tuviera buenos alimentos en mi refrigerador; la verdad, cómo fallarles en la cancha, porque después las encontrabas en el estadio. Es de los recuerdos más bonitos que tengo de Tampico".
El compositor Dimitri Shostakovich enfatizaba, mientras el partido en tiempo de agonía, se encontraba hundido en eterna somnolencia: “El futbol es el ballet de las masas”, porque la tribuna, ante la magia del futbol queda subyugada, empezando la fanaticada a gritar estruendosamente ¡Tampico, Tampico! Levantando el espíritu jaibo. Para que José Luis López, preso de la fuerza del heroísmo, cruzara medio campo a toda velocidad con balón controlado y enviara un largo servicio al área, para que Zavala rematara de cabeza y poner cifras definitivas de 3 a 2, ante la algarabía de la fanaticada. "Una de mis mejores etapas como futbolista fue en Tampico-Madero", apunta López. "Por eso no puedo concebir que una plaza importante como la de Tampico no tenga futbol de Primera División. Ojalá que empresarios de la localidad se juntaran para llevar futbol para toda la afición. Inversionistas que no sientan temor de perder dinero, porque cuando formas un buen proyecto la gente va a apoyar, sobre todo cuando observen jugando a jóvenes de las dos ciudades. El futbol manejado bien es buen negocio, sobre todo ahora".
En la actualidad “Pareja” López, junto a su hijo “Parejita”, trabajan en el futbol desde el aspecto social. "Se trata de un proyecto sobre chavos vulnerables, jóvenes que anduvieron en pandillas. ¿Qué hice? Buscarlos, realizar visorias, conformamos un equipo de Tercera División, invitándolos a que sintieran la disciplina del futbolista profesional. El resultado fue que al 99 % les cambiamos la vida, ahora son inclusive empresarios, abogados, doctores, algunos juegan en Segunda División, otros más en Primera, hasta contamos con un portero en Finlandia. El equipo se llama Ángeles de la Ciudad F.C. y es una gran satisfacción para todos haber rescatado a estos jóvenes de esos barrios duros, porque no cualquiera se atrevía a asistir a esos lugares. Nosotros lo hicimos, cumpliendo nuestra misión: ayudar a convertirlos en hombres de bien.
Eduardo Galeano expresaba: “Un periodista preguntó a la teóloga alemana Dorothee Solle: ¿Cómo explicaría usted a un niño lo que es la felicidad? "No se lo explicaría -respondió-, le tiraría una pelota para que jugara.
"Una de las situaciones que hacía seguido en Tampico era visitar los llanos -recuerda “Pareja” López-. Le preguntaba al “Panchillo” Fernández dónde se jugaba. Entonces en el taxi de un amigo me llevaba a observar a los muchachos. Me sentaba en las gradas, al rato los familiares me reconocían, me invitaban a acercarme. Un instante después estábamos todos divirtiéndonos, haciendo bullas. El futbol logra hacer feliz a la gente. Tampico es especial, cuando brindas buenos resultados en la cancha, la gente te arropa y cuida. Eso es lo que siempre buscas como futbolista profesional. Por eso, aquellos que jugamos en buen nivel, fuimos tocados por Dios".