El juez de línea Fermín Ramírez Zermeño desde el mediocampo eleva los cartones anunciando cambio de porteros para los jaibos: René Vizcaíno sale para permitir que “Pepe” Ledesma ingrese en un cambio táctico, ordenado por Gustavo “El Halcón” Peña que quiere proteger la ventaja que poseen desde el minuto 51.
Mientras el sol reverbera sobre el engramillado del estadio Azteca se disputa la vuelta de los octavos de final, donde Tampico vence en la parte complementaria, ante todos los pronósticos, a los líderes de la competencia “Los Cremas”, por una anotación a cero.
José Ledesma llegaría al puerto para el torneo 77-78, proveniente del Cruz Azul por invitación del promotor y directivo Gisleno Medina para resguardar la meta jaiba.
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“Pepe” era reservado en su persona- rememora “Ricky” Mendoza -, en la cancha un líder. Manejaba bien a su defensa, competitivo en el juego aéreo, demostraba por qué los guardavallas generalmente portan el número 1.
Carlos Núñez apunta: En un tiempo en que no existía entrenador de arqueros, Ledesma se distinguía por su don de mando, visión de cancha, atajaba bien, sabía ubicarnos, hablaba bastante dentro del terreno de juego.
El exjugador Juan Calatayud puntualiza: “El portero es algo muy específico, los niños cuando son pequeños se fijan en los que meten goles, así que el que mira al que lo recibe ha nacido para esto".
Bajo esta máxima, el futbol encontraría a “Pepe” Ledesma, desde pequeño, una tarde en que hacía falta un guardameta, de manera que para seguir jugando entraría a cubrir esa posición, descubriendo que contaba con cualidades para el marco. Y como una forma de ganarse el sustento, comenzó desde los diez años a apostarles a los compañeros de barrio que si les detenía un penal pagarían 5 ó 10 centavos, y cuando los amigos ya no querían apostar, recorría la portería, abriendo más los postes, hechos con piedras o botes para que se animaran a apostar y cobrarles más.
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¿POR QUE LO APODARON EL "CHANGO"?
Le pusieron el "Chango” porque saltaba bien, melenudo también, cabellera larga, cuando caía al piso se levantaba rápidamente. En mi breve paso por la Selección Mexicana, “Pepe” y “Wama” Puente fueron mis porteros, siendo Ledesma segundo portero detrás de Calderón. Finalizan los tiempos extras, anunciando la suerte de los penales.
La pelota es puesta en el punto de penal, mientras Hugo Enrique Kiese, jugador americanista, primero en abrir la serie, se aleja para tomar impulso al tiempo que Ledesma recorre su línea, intentando poner nervioso al tirador.
Antes de comenzar la liguilla - comenta Carlos Núñez - en los entrenamientos practicábamos penaltis, siendo más destacado “Pepe” Ledesma que René Vizcaíno como atajador de penales.
Todo el Azteca hacía presión contra nosotros - agrega “Ricky” Mendoza – y la adrenalina de la máxima falta se sentía fuertemente, sabíamos que si fallábamos, aunque fuera uno, reduciría la posibilidad de avanzar.
Mario García escribe: “Los porteros tienen que parar todo lo parable, y de vez en cuando alguna imparable. Todos lo hemos hecho alguna vez”. El árbitro central, teniente-coronel Mario Rubio, suena la ocarina para que Kiese suelte un disparo violento cargado a la derecha, lanzándose Ledesma correctamente para contener el fogonazo. - Al momento que detiene el máximo cobro, la confianza subió en todos - prosigue “Ricky” Mendoza - porque el futbol es confianza, creces cuando observas que el rival falla. Ahora sabíamos que no podíamos fallar nuestro primer penal; había que meterlo.
Para nosotros no fue una sorpresa - agrega Carlos Núñez -, varias tardes en el “Tamaulipas” habíamos observado a “Pepe” detenerlos, era un portero ataja penales. Fortalecimos nuestra seguridad, porque existían nervios, aquel que no se encuentra nervioso no vive el futbol. Bertocchi, que era un crack, concretó nuestro primer gol y aunque América anotó el segundo, yo con un tremendo balazo puse la ventaja 2 a 1.
DEJA LA NAVE JAIBA
Para la temporada 78-79, Ledesma no continuaría en la nave jaiba, volviendo a ser repatriado por Monterrey. Aunque en subsecuentes décadas proseguiría agradecido con la afición de Tampico, porque en los diferentes altibajos que tuvo el equipo nunca dejaron de apoyarlos, situación que no dejaba de sorprenderlo ya que había transitado por diferentes conjuntos y las porras siempre criticaban alguna situación, pero la de Tampico todo el tiempo fue entregada. En 1992 formaría la escuela deportiva “Pepe Ledesma”, bajo la idea no tanto de lograr “niños campeones”, sino buscar su formación integral en el futbol, donde el mismo Ledesma manifestaba: “Lo importante es que todos jueguen. Posiblemente este chico no cuenta con habilidades, pero va a jugar, o es nuevo en el cuadro, también va a jugar, de la dedicación y respeto al deporte vendrán los resultados favorables".
A José Ledesma el futbol le funcionó para alejarse de la vida complicada, permitiéndole sobrevivir, ya que como huérfano no contó con estudios académicos, por eso para sacar adelante a su familia se entregó al futbol, respetándolo, dedicándole tiempo a su entrenamiento, y sobre todo a superarse como cuando fue contratado por el Cruz Azul a sabiendas que sería suplente de Miguel Marín; él mismo expresaba: “Quiero jugar a lado de Marín porque es un guardameta sobresaliente y deseo aprender del mejor”, meta que conquistó.
“El Chango” Ledesma con los celestes jaibos logró destacadas actuaciones, en un conjunto que en ese certamen fue “benjamín” de la primera división, y que alcanzó las semifinales gracias a la motivación de su técnico Gustavo Peña y un grupo siempre dispuesto, donde existían líderes como Bertocchi, Jair de Jesús, Jácome, el mismo Ojeda y, por supuesto, el propio JoséLedesma.
