“Nunca miro atrás, siempre hacia adelante”, decía la tenista alemana Steffi Graf. Esta frase le queda a la perfección a Honoria Mar Vargas, triunfadora en el karate, disciplina que le ha dado todo en la vida. Logros y excelencia alcanzada a base de trabajo, esfuerzo y sacrificio.
“Para mí las cosas nunca han sido fáciles, siempre me han costado mucho trabajo, es el esfuerzo que tú haces para poder conseguir algo”, destaca la tercer lugar en el Mundial de Karate en Japón, integrante desde el 2008 del Salón al Mérito Deportivo de Tamaulipas, con múltiples galardones nacionales e internacionales que la posicionan entre lo mejor que ha dado el país en esta disciplina marcial.
Sus logros hablan por sí mismos, pues desde el primer Campeonato Mundial en el que compitió en Egipto en 1988, a los 16 años de edad, comenzó una trayectoria de participaciones internacionales que le llevaron a España, Alemania, Francia, Japón, Brasil, Canadá, Venezuela, El Salvador, Guatemala y Estados Unidos.
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PRIMER MUNDIAL EN EGIPTO
“Mi primer Mundial fue en Egipto en 1988, a los 16 años, con mucho ánimo, se veía fácil pero no teníamos la menor idea de lo que era algo así. Mi compañera Adriana Flores participó primero y en tres minutos estaba fuera. Yo gané mi primera pelea, avance hasta la segunda ronda”, recuerda.
Antes de participar en eventos internacionales, ya Honoria Mar había logrado convertirse en campeona nacional en los torneos organizados por la Federación Mexicana de Karate.
Entre sus logros destacan el tercer sitio en Japón, medalla de plata en Guatemala, presea de bronce por equipos en el Panamericano de Brasil 1990; medalla de oro individual y por equipos en Vancouver, Canadá, en 1992; oro en Centroamericanos de Puerto Rico en 1993.
¿CÓMO COMENZÓ LA TRAYECTORIA DE HONORIA MAR EN EL KARATE DO?
En charla con El Sol de Tampico recuerda sus inicios. “En aquel tiempo en la UAT se abrió la disciplina de karate con el maestro Masaaki Sumida, quien formó a varios entrenadores que buscaron la manera de iniciar escuelas para ampliar la práctica de este deporte en Tamaulipas”.
Comenta que “el profesor Francisco Mancera comenzó a visitar diferentes planteles educativos de la zona, tal es el caso de la Escuela Secundaria Técnica No. 19, donde yo estudiaba por las tardes y fue así como me inicié”.
Se llegaron a reunir 350 aspirantes a karatecas, todos de secundaria y Paco Mancera comenzó a entrenar en grupos de 50 alumnos. “Yo tenía 12 años y estaba en primero de secundaria; le pedí permiso a mis papás porque yo venía de fuera”.
“En aquel entonces le pagabamos a Paco 50 centavos”, ¿Por clase?, “No, ¡al mes!. Paco le tiene mucho amor a este deporte, no era mucho dinero pero empezamos a entrenar y no era fácil, era parejo, tanto para hombres como mujeres, no se usaba equipo, era karate tradicional”.
Así fue como inició, practicando descalza, con raspones y ampollas en los pies, “te duele el cuerpo, sentía que era aburrido, sin embargo, tuve paciencia al ver que vas a aprender algo. Hicieron un torneo en la Universidad y participé, entonces estaba la UAT llena de karatecas como Fausto Flores, Calixto Conde e impulsaron el deporte que practicaban con el maestro Sumida”.
“En mi primer torneo gané y eso me motivó a seguir participando. El profesor Eleno Huerta organizó otro torneo, volví a competir y volví a ganar. Luego se pusieron de acuerdo tanto Eleno Huerta como Paco Mancera, Mario Fernández y el mismo Masaaki Sumida de buscar la manera que viniera otra persona a evaluar su trabajo como entrenadores y llegó entonces el profe Covarrubias y Jorge Noceda”.
EL PRIMER CAMPEONATO NACIONAL
Por lo destacado de su desarrollo en el karate fue invitada a un campeonato nacional de la organización Kiokai, por primera vez pisó la Ciudad de México, el Gimnasio "Juan de la Barrera" y todo para ella era novedad.
“Iba con miedo, mi mamá me acompañó, iba explorando cosas nuevas, no sabía qué iba a lograr pero yo iba con toda la actitud”, dijo. Honoria sabía que se había preparado, con esfuerzo, “claro que me impresioné, para detener los nervios comencé a calentar, te vas relajando y agarrando confianza, sabía que tenía que poner mi mejor esfuerzo y esa era mi única oportunidad. Eran 50 ó 60 chicas, no había categorías, todo parejo, yo tenía 12 años y participé con una de 50”.
Acepta que “siempre he sido mejor en combate, me decidí más por el kumite pero si hubiese puesto más atención a la kata hubiese logrado también sobresalir, pero me gustó más la adrenalina del golpe. Fue mi primer nacional y desde ahi quedé campeona y pensaba si me esfuerzo mira lo que estoy logrando”.
LA LUCHA DE LAS MUJERES POR IMPULSAR EL KARATE
De ahí en adelante comenzó una trayectoria en ascenso que en pocos años le permitió acudir a eventos internacionales de gran trascendencia, aunque como ella misma refiere, lo mejor que le ha pasado ha sido el tercer lugar del mundo en Japón, “en aquel tiempo también mi sueño era acudir a una Olimpiada pero el karate no era deporte olímpico”.
Cuando era competidora y estaba en su mejor momento, “el karate no estaba tomado en cuenta a nivel internacional, fuimos las mujeres las que abrimos el camino, hacíamos rifas cada una en su ciudad para poder salir a competencias”.
El karate no estaba dentro del Comité Olímpico, “no lo pisábamos a pesar de que estábamos participando a nivel internacional y fue a base de los logros que hicimos, en mi caso yo como tamaulipeca, las regiomontanas, las karatecas de Chihuahua, de la Ciudad de México, de la UNAM, era un grupo de mujeres aguerridas que luchamos mucho por traernos logros y fuimos las primeras. Sí ganaban los hombres en aquel entonces, pero eso era esporádico”.
Los triunfos de estas mujeres fueron los que abrieron las puertas del COM -Comité Olímpico Mexicano-, CNAR -Centro Nacional de Alto Rendimiento- e incluso del Centro Ceremonial Otomí.
“Yadira Lira fue campeona del mundo, Adriana segundo lugar, fuimos las que logramos que nos pudieran dejar ingresar al Comité Olímpico, pudiéramos tener becas, en la actualidad los jóvenes que tienen becas y están en el CNAR fue porque nosotros abrimos ese espacio”. Asegura que supo que había sobresalido “cuando el gobierno del estado empezó a voltear a verme”.
VOLVER A LAS CLASES MARCIALES
Mar Vargas señala por otro lado que le gustaría volver a dar clases, pues “tengo mi examen de instructora, tengo el examen de la Federacion que te permite participar internacionalmente y tengo mi examen de cinta negra, tengo intención de dar clases, tienes conocimiento, experiencia y claro que sí me gustaría dar clases y dedicarle una hora, o hasta dos al deporte que me abrió las puertas”. “Me da gusto ver a los karatecas de la zona, siempre estoy al pendiente de cómo van, qué participaciones tienen. Alfredo Ramos está haciendo un excelente trabajo y tiene mucho que ver lo que sembró el profesor Mario Fernández, pues lo que hizo él fue poner diferentes escuelas para que no se perdiera el karate y tuvo unan gran visión, trató de unificar al karate en el estado”.
Alejada del deporte de sus amores, Honoria Mar Vargas mira, como Steffi Graf, hacia adelante.