En Pumas tenían que dar el ejemplo y el que lo entendió perfecto fue su director técnico, Míchel González.
El ibérico confesó que nunca tuvo problema con la retención parcial de su salario, con tal de que los trabajadores del club percibieran íntegros sus pagos.
Incluso, confesó que pidió que le descontaran más con el fin de que los demás colaboradores que tiene en el primer equipo no les rebajaran nada.
“Nos hablaron la semana pasada. Somos un club singular. Dependemos de la Universidad. Mi jefe es el rector de la Universidad, aunque hay un presidente deportivo. El Club hizo una quita para todos los que estén por debajo de los 1500 euros.
Todos los que ganen menos, seguirán percibiendo ese dinero Los que ganan más, tendrían que hacerse una quita”, comentó.
Míchel confesó que, en su caso, el descuento llega hasta casi el 80% del sueldo, aunque hizo énfasis en que él lo puede soportar, pero no así el cocinero o jardinero del club.
“Me parece que en mi caso es el 80% del sueldo. No me quitaban tanto, pero había una petición mía, para que los ayudantes no les quitaran dinero. A mí, que me quiten mil o dos mil euros, lo puedo soportar. Pero si le quitas 200 euros a un trabajador de nuestro club, les haces un boquete grande”, destacó.
Cuando se le cuestionó respecto a cómo pasa la cuarentena y el encierro en México, Míchel González compartió que se encuentra siempre en casa con su esposa, aunque le preocupan sus hijos y sobre todo su madre, quien está en España y ya es de una edad avanzada.
“Estoy con mi mujer. Los dos ayudantes míos que vinieron de España viven en el hotel al lado de las instalaciones deportivas. Estamos buscando soluciones a través de los entrenamientos. También debemos lidiar con al moral de la tropa, porque entrenan jóvenes. Se comportan muy biencon el trabajo diario. Mis hijos están en España. Estoy preocupado por mi madre, que tiene 90 años y está en una residencia”, contó el entrenador.
ESPANTA LA NORMALIDAD
Una de las cosas que el técnico español no logra comprender, es la normalidad con la que aún sale a la calle la gente pese a todas las indicaciones. Destacó que, por su vivienda, el centro de la Ciudad de México, aún hay comercios abiertos y gente comprando todo el tiempo.
“Estoy asomado a la ventana de mi casa. Vivo en el centro de la ciudad y la gente vende tacos sin ninguna protección. Los restaurantes pueden abrir o no No tienen conciencia de lo que puede pasar. Entiendo que es un debate eterno entre la salud y la economía”, dijo el técnico para una radiodifusora española.