Paco Solís no tiene duda alguna. “Yo debí asistir al Mundial de Argentina 78, me encontraba en mi mejor momento futbolístico, pero finalmente el entrenador fue el que decidió la elección de los jugadores que asistieron por México a esa justa”.
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Francisco Solís Cruz, quien durante quince años regó su talento por las canchas del futbol mexicano consolidándose como un fino mediocampista en equipos como Tigres, Monterrey, Atlético Español, Toluca y la Jaiba Brava, afirma que nivel tenía para ser considerado en el equipo de José Antonio Roca, que fracasó en Argentina 78´.
“Yo tenía un buen nivel e hice grandes cosas, pensaba yo que había ganado mi lugar para ir al mundial, al final el técnico decidió otra cosa y terminó por dejarnos fuera a varios, no nada más a mí, así que fue una gran decepción. Yo sé que a lo mejor en su momento uno piensa que fue injusto, que se equivocó (el entrenador), en un momento dado todos nos podemos equivocar en la toma de decisiones y bueno ni modo, no nos fue bien en ese mundial, pero en lo personal me quedé con esa espinita” dijo.
“En la selección nacional del 72 al 77 tuve la oportunidad de convivir con la gente que yo solo veía en la televisión, los admiraba. Tuve grandes momentos, la vivencia de ir al Maracaná y empatar a un gol con Brasil. Participé en algunos juegos y me tocó marcar goles, jugar contra equipos europeos, había etapas en que me tomaron en cuenta y yo creo que había mucha oportunidad de asistir a al Mundial del 78, pero al final el entrenador (José Antonio Roca) eran el que decidía”.
Era evidente su decepción, pues sin duda alguna Paco Solís era uno de los mejores volantes ofensivos del futbol mexicano en la década de los 70 y principios de los 80, jugando con grandes equipos como Rayados y Tigres, cuyas aficiones, aunque divididas entre sí, reconocen la calidad del jugador originario de la colonia Trueba en Tampico.
“Empecé jugando en el llano, en mi colonia, la Trueba, ahí por donde estaba la plaza de Toros Gaona, y después ya comenzaron a formar un equipo de niños. No tenía mucha noción del juego porque antes no había mucha promoción del futbol, pero luego en mi camino apareció un club muy importante, el México, que todavía existe y tiene gran historial”.
Suspira al recordar, “grandes recuerdos, ahí fueron mis inicios, creo que fortuitamente llegué al futbol porque estaba estudiando y luego hubo un tiempo en que el Tampico participó en una promoción de la Segunda División para poder completar los equipos que se necesitaban para el nuevo formato del torneo y nosotros fuimos a jugar a San Luis, me convocaron, tuve la oportunidad y fue con el Tampico, gracias al respaldo en este caso, de Braulio 'Baby' Pérez -QEPD-, maestro de muchos y así como él hubo otros que también fueron importantes para nosotros, otros entrenadores de los que fuimos aprendiendo cuando llegamos a Tampico en 1971 y ahí estuvimos dos años, estaba en la universidad también estudiando”.
Tras su paso por el Tampico, recuerda que “En unas vacaciones en Monterrey, me invitaron a un entrenamiento con La Pandilla. En ese tiempo estaba allá Carlos Aguiar, un periodista que me llevó e insistió mucho con los directivos de Monterrey, me llevaron a entrenar y ahí me quedé hasta me pidieron que me quedara, me convencieron y ahí empezó mi historia con los Rayados”.
“En Monterrey estaba Ignacio “Gallo” Jáuregui y tenía de asistente al que considero fue otra persona que me ayudó y me perfeccionó, Mario Pérez, él fue un gran apoyo. Además del 'Gallo', estuvo como entrenador Fernando Riera -QEPD-, llegaron grandes jugadores importantes y tuve la fortuna de tener muy buenos compañeros, extranjeros y mexicanos, de todo, cuando llego yo, estaban Javier Quintero, Pepe Ledezma, Magdaleno Cano, Guarací Barbosa, y después llegaron 'Bacho' Salazar, Alberto Guerra 'Alacrán' Jiménez, y más adelante se incorporaron grandes jugadores extranjeros como Francisco 'Tano' Bertochi, Nilo Acuña Romeo Corbo. Además, estaban José Luis Saldívar, Carlos de Luna, Jorge Garibaldi, Lalo Moses, éramos la legión tampiqueña”, relata.
EL ATLÉTICO ESPAÑOL
En 1978, hace su arribo al Atlético Español. “Equipo de corta vida, pero fructífera, tuve buenos compañeros, me gustó muchísimo mi estancia ahí, los dueños españoles hicieron lo posible para llevarme y lo lograron con un cambio con 'Cora' Isiordia. Nos sentíamos muy bien, recibí gran atención de todos, buenos compañeros” dijo Solís.
Posteriormente, regresaría a Tigres a partir de la campaña 81-82: “Antes de irme a Tigres, hubo dos situaciones, Chivas quería que me fuera a jugar con ellos, no se logró el acuerdo, y luego hubo un torneo en Europa, en Almería, y fui invitado por el Cruz Azul, aceptan los directivos y voy junto con Enrique López Zarza de refuerzo, y ya de regreso venía entusiasmado, pero no hubo acuerdo con el Atlético Español” recordó.
Fui de visita a Monterrey y logro entrevistarme con don Carlos Miloc, quien era el entrenador de Tigres y ya no me dejaron venir. Los directivos se arreglaron y me quedé con Tigres, había un muy buen equipo, mucha competencia porque había excelentes jugadores y don Carlos que tenía esa manera de manejar a los equipos que tienen figuras y que tienen gente de peso, logró hacernos campeones”.
Paco Solís disputó los dos partidos de la final, en el juego de ida ingresando en el minuto 45 por Juan Rodríguez en el duelo que Tigres ganó 2-1. En el cotejo de vuelta, inició el encuentro que ganó Atlante 1-0 en el tiempo regular, pero Tigres se coronó en los penales.
EL RETORNO AL PUERTO
“En 1983 estaba en Tigres, pero mi padre se enfermó, yo quería estar cerca de mi familia y le pedí de favor a don Carlos, después de que le expliqué la situación, la oportunidad de estar cerca de mi familia, a lo que accedió con la idea de enrolarme en el entonces ya Tampico-Madero, ya el equipo estaba completo y había grandes jugadores, llegué al final y pensé que iba a estar difícil, pero me dio la oportunidad don Carlos y estuve aquí en los últimos días de mi papá, por eso es que llegué al Tampico-Madero”.
“Tuve poca participación y nada más estuve una temporada y luego de aquí me dieron la oportunidad en el Atlas, pero aquí en Tampico pasé buenos momentos con grandes compañeros, había gran competencia, buenos jugadores y para mi fue algo especial al sentir el calor de la gente de la ciudad”.
Rememora su llegada al Atlas: “Días antes de cerrar los registros recibo una llamada que me dice que, si quiero jugar en un proyecto con puros jóvenes y me fui, en la FMF nos arreglamos. Llegamos a un equipo muy joven con el 'Pistache' Torres como entrenador y los que llegaron congeniaron bien conmigo. Arribamos jugadores como Luis Enrique Fernández, Toño de la Torre, José Luis Real, y José Luis Ceballos y llegó un uruguayo Nelson Alauich y aparecieron muchos jovencitos como Mariscal, Sergio Pacheco, el 'Toqui' Castañeda, y muchos otros”.
“Nos pidió a los veteranos que, si lo apoyábamos, después del entrenamiento; perfeccionábamos a los chavos a entrenarlos, corregirlos, enseñarles lo que uno había aprendido. Nos decía que ganando aquí nos vamos todos a comer', porque había un aficionado que hacia una birria sabrosa y entonces se hizo costumbre cada semana. Fueron buenos momentos, una buena época y yo quería quedarme, pero al final Tigres decidió que tenía que regresar y es que ellos tenían la intención de hacer algo parecido al Altas, darles oportunidad a jóvenes, pero apoyados con gente de experiencia y me tocó regresar y participar con los jóvenes, pero llegó mi momento y tomo la decisión de retirarme. estuve un tiempo en Monterrey y regresé a Tampico”.
Luego se dedicó a su carrera como entrenador, dirigiendo a equipos como Jaibos y Correcaminos de la UAT, además de triunfar en Honduras de la mano de su amigo Juan de Dios Castillo, en donde hicieron escuela logrando además varios títulos e incluso dirigiendo a la selección de esa nación.
“El futbol me dejó grandes y buenos amigos, ver que la vida es una constante competencia, que debe uno prepararse en todos los aspectos, pero principalmente me ha dejado amigos y hasta la fecha todavía tenemos la bendición de que podemos jugar”. Sí, Paco Solís tiene aún la fortuna de hacer lo que más le gusta. Jugar al futbol.