“No hay nada menos vacío que un estadio vacío. No hay nada menos mudo que las gradas sin nadie”, dice el escritor argentino Eduardo Galeano. Y justo en ese mutis desesperante y doloroso, el Estadio Tamaulipas cumple 56 años de historia.
El más icónico en la entidad y escenario de mil batallas futboleras que han dado a esta afición de Tampico y Ciudad Madero la alegría inmensa de campeonatos, la desilusión de la derrota en finales y la humillación de ver descender a los amados colores, ya sean celestes u orinegros.
De momento no escucharán más los gritos de la afición ni las gradas se pintarán de los colores celestes, lejanos los ecos de aquel 30 de abril de 1966, cuando en emotiva jornada se inauguraba el Tamaulipas, llamado a ser la casa eterna de la Jaiba Brava del Tampico y los Orinegros del Madero, que posteriormente se convirtieron, mediante rara alquimia, en el Tampico-Madero.
EL ÚLTIMO GOL EN EL TAMAULIPAS
El pasado miércoles 6 de abril se cantaron los dos últimos goles en el Tamaulipas, despertando las ovaciones de la concurrencia. Fueron obra de Joel Pérez, en el duelo frente a Celaya que terminó igualado 2-2, uno de ellos de tiro libre.
Después llegó la intempestiva partida -anunciada desde hace tiempo, pero sin ser aceptada- de un TM Futbol Club que en seis años le dio a la afición un título sin derecho a ascenso y un subcampeonato, pero también un descenso y, para no irnos tan lejos, un último lugar en la tabla general en el Torneo Grita México de la Liga de Expansión.
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Motivos se argumentaron varios, pero el más doloroso es que el Estadio Tamaulipas, ese inmueble lleno de historia futbolera para una afición que sigue soñándose de Primera División, no reúne las condiciones para seguir albergando los juegos del TM Futbol Club.
Es cierto que los años no pasan en vano y evidentemente el Tamaulipas presenta, como todo inmueble, los estragos del tiempo y la falta de un programa planeado de mantenimiento.
Pero es cuestión que algún valiente con deseos de que el futbol profesional, ya sea de Segunda División, Liga de Expansión o -se vale soñar- de Liga MX, siga haciendo acto de presencia en el sur de Tamaulipas y le de una “arregladita” al icónico inmueble que divide a Tampico y Ciudad Madero para que este siga siendo un escenario digno para el deporte de las patadas.
MÁS DE MEDIO SIGLO DE HISTORIA
El 30 de abril de 1966, con la presencia del entonces gobernador Práxedis Balboa Gojón, se llevó a cabo la ceremonia inaugural del Tamaulipas, cuyas obras comenzaron catorce meses antes, cuando el 3 de enero de 1965, el mandatario puso la primera piedra.
La construcción estuvo a cargo de la empresa encabezada por Felipe Arregui Vázquez, quien en su momento fue el encargado de edificar los escenarios futboleros de Jalisco, León y Torreón.
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A las 19:45 horas y con la bendición previa del obispo de Tamaulipas, Ernesto Corripio Ahumada, se realizó el acto en el llamado “Coloso de la colonia Unidad Nacional”, con la presencia de los alcaldes de Tampico, Vicente Inguanzo y de Madero, Jesús González Armendáriz; así como el presidente de la Federación Mexicana de Futbol, Guillermo Cañedo; entre otros.
El primer encuentro celebrado en el nuevo estadio lo disputaron el cuadro del Mónaco y un combinado de Tampico y Madero. Ganaron los primeros con un marcador de dos goles a cero. No fue el único cotejo enmarcado en las celebraciones de la inauguración del Tamaulipas, pues el 5 de mayo, Cerro Porteño de Uruguay empató a dos goles con Guadalajara; el día 7, Chivas y América igualaron a cero goles en medio de tremenda gresca; y posteriormente Tampico venció 2-1 al Madero.
ESCENARIO DE GRANDES HITOS Y UNA QUE OTRA DECEPCIÓN
El Estadio Tamaulipas ha sido escenario de grandes triunfos y dolorosas derrotas. Como olvidar el título de la Segunda División conquistado por los Orinegros de Ciudad Madero en la temporada 1972-1973, tras vencer en la final al Irapuato 2-0, lo que lo catapultó a la Primera División, aunque lamentablemente dos años después retornaría al circuito de ascenso.
Otra decepción ocurrió durante la temporada 81-82, cuando el Club Deportivo Tampico, presente en la Primera División tras la compra del San Luis en 1977, descendió a Segunda División ante el Atlas de Guadalajara, lo que dio lugar al nacimiento del Tampico-Madero, auspiciado por el Sindicato Petrolero.
Esta Jaiba Brava tuvo algunos de sus mejores momentos en los Torneos Prode 85 y México 86, alcanzado el subcampeonato en ambas competencias tras caer en las finales ante América y Monterrey, un equipo dirigido por Carlos Reinoso, con figuras como Sergio Lira y Benjamín Galindo.
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Otros grandes momentos, el ascenso a Primera División conquistado en la temporada 1993-1994 tras coronarse en la Segunda División, al vencer a Irapuato en emocionante final; el triunfo de las Águilas de Tamaulipas en la final de ascenso de la Segunda División en 2001 ante Potros Zitácuaro, tras coronarse en el torneo Invierno 2000 y acceder a la entonces Primera “A”.
También se debe rememorar la final del Torneo Independencia 2010 de la Segunda División en la que el Tampico-Madero cayó ante Celaya en penales en una definición realizada en el estadio Tamaulipas.
Pero vendrían tiempos mejores como el título conquistado en el Clausura 2016, también en Segunda División bajo el mando de Mario García, derrotando a Murciélagos FC con un global de 2-0, aunque cayendo en la final de ascenso ante Potros UAEM, lo que generó una de las peores broncas de la que ha sido escenario el estadio.
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En 2016 nace la Jaiba Brava del TM Futbol Club, equipo que primeramente sufre el descenso en el Clausura 2019 en la todavía Liga de Ascenso. En el 2020, esta pasa a llamarse Liga de Expansión y en su primer torneo, el cuadro celeste se coronó ante Atlante. Un año después ante los mismos Potros, terminaría como subcampeón.
Amargo es el aniversario número 56 del Estadio Tamaulipas, donde sus corredores, gradas, palcos, accesos y cancha lucen vacías, en paciente pero dolorosa espera de que el balón vuelva a rodar reviviendo los sueños, anhelos y pasiones de su fiel afición.