"Quiero devolverle a Altamira un poco de lo mucho que me ha dado", de esa forma se expresaba Enrique De Hita Yibale, presidente del equipo Estudiantes de Altamira y exitoso empresario dueño de la Terminal Multimodal que lamentablemente ayer se nos adelantó en el viaje sin retorno. Tenía 76 años.
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Enrique De Hita vivió de todo con sus queridos Estudiantes de Altamira, alegrías, y tristezas, demostrando una pasión a toda prueba por su equipo que vio la luz el 11 de agosto de 2001, jugando entonces en el estadio Lázaro Cárdenas en la Segunda División. Posteriormente, en el 2003, el equipo llegaría a la entonces Primera División "A" por medio de la franquicia de Real Sociedad de Zacatecas, siendo conocido como Estudiantes de Santander, jugando unos partidos en la UAT y posteriormente en su flamante casa, el estadio Deportivo del Sur de Tamaulipas, posteriormente renombrado como Estadio Altamira. Tristemente en el Clausura 2005 el equipo descendió.
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Pero no por ello claudicó Enrique De Hita, quien retornó con renovados bríos con sus Estudiantes de Altamira en la Segunda División, primero dirigidos por Rafael Loredo y más adelante Ricardo Fernández, quien llevó al equipo en 2009 a una final ante Universidad del Futbol y si bien sucumbieron, lo realizado por el equipo le permitió retornar a la Primera A.
Mario García los llevó a la liguilla, pero la falta de interés en el cuadro llamado para ese tiempo Altamira FC por parte de la afición, orilló a mudar al equipo bajo el nombre de Cafetaleros. Hoy es Cancún FC.
Otra de sus grandes pasiones fue el golf, disciplina en la que hizo grandes amigos y que disfrutaba jugando en diferentes torneos, la mayoría benéficos y en el Club Lagunas de Miralta con su hijo Enrique De Hita Sánchez.
Enrique De Hita, además de su éxito en los negocios, profesó gran cariño por el futbol, pero sobre todo por Altamira, ciudad a la que quiso darle futbol profesional, con una identidad netamente altamirense pues varios elementos locales destacaron en el equipo, un esfuerzo loable que merece ser recordado, pero sobre todo reconocido. Descanse en paz.