En la colonia Jesús Elías Piña, al norte de Tampico, hay un lugar donde la inclusión es una realidad. Se trata del Gimnasio de Barrio “Príncipe Orquídea y sus guerreros”, en el que, además de enseñar boxeo e incitar la activación física, se apoya la rehabilitación de personas con discapacidad.
Es una labor loable que impulsó a habilitar este espacio, donde hoy los juegos de sombras, los jabs, los cruzados y los ganchos fortalecen la vida de personas con capacidades diferentes.
“Estamos enseñando a personas con discapacidad motriz e intelectual”, dijo Moisés de la Torre Zamora, creador del proyecto y luchador profesional, conocido en el arte del pancracio como "Príncipe Orquídea".
La disposición de enseñar, pero sobre todo ayudar, se siente en el aire de este sitio, donde cada uno de los golpes y movimientos pueden representar un gran esfuerzo para los boxeadores en formación.
“A los chicos con discapacidad motriz se les enseña boxeo recreativo. Se le llama así porque es más para ayudarlos con el apoyo del movimiento de su cuerpo, brazos y la cintura, para que logren moverse sin tanta dificultad, y eso también les ayuda a su salud mental”, dijo.
Todo comenzó bajo un árbol
La idea surgió cuando Yahir y Eduardo, de 16 y 20 años, ambos con discapacidad intelectual, se acercaron a Moisés para pedirle que los entrenara.
“Les dije que no podía porque no tenía aparatos ni un lugar donde entrenarlos, pero esa noche me fui a dormir pensando de qué forma podría ayudar a esos muchachos”, recordó quien también conoce de artes marciales y tiene 36 años de experiencia en el deporte de alto rendimiento.
A la mañana siguiente, Moisés tenía un plan. No había recursos económicos, ni aparatos para entrenar, mucho menos un lugar adecuado, pero había deseos de ayudar y mucho corazón.
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El primer paso fue pedir autorización a los vecinos para entrenar a los jóvenes en el área verde ubicada en el bulevar Brasil y Escultores, de la colonia Jesús Elías Piña, justo bajo un árbol. Ante la buena acción, aprobaron la iniciativa, por lo que Moisés consiguió una llanta de carro y la colgó de las ramas.
“Fui a buscar a los muchachos y les dije que consiguieran unas vendas; ya tenemos dónde entrenar. Le pegamos a la llanta mientras consigo un costal”. Así comenzó el sueño.
Poco a poco, la improvisada zona de entrenamiento se volvía popular. Se rumoreaba sobre el entrenador que daba clases de boxeo, lucha libre y artes marciales gratuitas, por puro amor al arte.
Sin duda, era el espacio que muchas personas con discapacidad estaban esperando para ser incluidas, tomadas en cuenta para ejercitarse y, con ello, mejorar su calidad de vida.
Tirarle golpes a la adversidad: Juan Ignacio
Juan Ignacio Castañeda Aguilar perdió la pierna izquierda hace 12 años en un accidente automovilístico. Desde hace tres semanas forma parte de este entrenamiento, lo que le permitirá fortalecer sus músculos atrofiados por la falta de actividad física.
“Estar aquí es tirarle golpes a la adversidad. Me he sentido muy bien porque te agiliza tus músculos. Esta disciplina es perfecta para eso”, dijo animado, al considerar importante que personas con limitantes de movimiento sean incluidas en actividades deportivas.
El entrenador Moisés no tiene ninguna discapacidad, pero se sienta en una silla de ruedas para enseñar el arte del boxeo, en una muestra de gran solidaridad, empatía e inclusión.
“Ya estoy invitando a varios amigos que también tienen una discapacidad a que se unan a esta disciplina que es fantástica. Nos desentume y nos da salud”, dijo Juan.
Al lugar han llegado personas de diversas edades. Dafne Escobar tiene a sus dos hijos en clases, una niña y un niño de cinco y 11 años de edad.
“Traje a mi hijo porque sufría de bullying y esto le ha ayudado a forjar su carácter y tener confianza. No agrede, aquí el profesor les enseña mucha disciplina y que lo aprendido es sólo para usarse cuando sus vidas o las de otras personas se encuentren en riesgo”, dijo la madre, quien ve con agrado que sus vástagos han dejado el celular para ir a entrenar.
A la familia se han sumado incluso personas de la tercera edad que buscan ponerle movimiento y emoción a sus vidas. Las historias son muchas, todas diferentes, pero también todas con el objetivo de ejercitarse y mejorar la calidad de vida.
Hoy son 20 alumnos, cinco con discapacidad motriz y tres intelectual, integrados motivándose unos con otros para practicar deporte.
Después del “jale” a entrenar
Moisés tiene un empleo fijo, donde cumple un horario de 8 de la mañana a 3 de la tarde, y a partir de las 5 hasta las 7 de la noche, de lunes a sábado, entrena a chicos y grandes.
Poco a poco ha ido consiguiendo equipo de entrenamiento como costales, peras y guantes, incluso pelotas de cachibol para los adultos mayores, con la intención de acondicionar mejor el lugar y fortalecer el deporte inclusivo que fortalece las habilidades emocionales y sociales.
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“Mi sueño es tener un ring para poder entrenarlos mejor. Aquí hemos armado el gimnasio poco a poco, de donaciones de la misma gente. Comenzamos con una llanta de carro que colgué en un árbol y ahora nuestro ring es un tapete de fomi”, dijo el ídolo del pancracio, quien proporcionó el número 833-341-15-15 para quien se quiera sumar a esta iniciativa.
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Lo llamó Gimnasio de Barrio, porque es para la gente que no tiene posibilidades de pagar uno más sofisticado, “la diferencia es que son más rústicos, son más económicos y aprendes más, por ejemplo hacer pesas con dos cubetas de agua o cemento, no se ocupa mucho cuando hay ganas, lo que sí me gustaría es tener un ring especial para personas con discapacidad motriz, con rampas de acceso y demás aparatos”.
El Gimnasio de Barrio del Príncipe Orquídea tiene a sus guerreros, quienes además de ejercitarse, tener terapia de movimiento y convivir, luchan día a día por mejorar su calidad de vida en un espacio nacido de la solidaridad, el sentido de inclusión y la igualdad, valores que todos debemos aplicar.