En el futbol nacional e internacional suenan con fuerza los nombres de Rodolfo Pizarro, Julio Gómez, Iván Ochoa, Marvin Piñón, Antonio Portales y otros más que han conseguido logros importantes en el balompié profesional incluidos campeonatos del mundo o títulos en la liga mexicana.
Esas estrellas deportivas tienen algo en común: de niños, fueron dirigidos por Miguel Mendoza San Luis, bajo cuya tutela dieron los primeros pasos en este deporte dentro de la escuela Correcaminos UAT Tampico.
“Dentro de las satisfacciones que me ha dado haber sido entrenador de futbol infantil es que me tocó la fortuna de formar a estos jugadores, que han ganado de todo, eso me motiva a seguir entrenando con chiquitines, cumplir el sueño de alguno de ellos”, dijo Miguel Mendoza, quien actualmente se encuentra a cargo del CEFOCA MM, escuela semillero para futuros talentos del futbol mexicano.
En plática con EL SOL DE TAMPICO, Miguel Mendoza recordó sus inicios como entrenador, su paso por el futbol profesional, sus alegrías y tristezas, pero, sobre todo, su cariño por un deporte que le ha marcado de por vida.
“No formalmente pero inicié como entrenador cerca de los 14 o 15 años apoyando al equipo Guadalajara, del señor Antonio, y ahí en esa camada de jugadores con el tiempo ya a la edad de 19 años, ese equipo fuimos a nivel interescolar quedando campeón estatal, regional y nacional”, precisó.
Recuerda bien esa camada entre los que estaban Erasmo González, Miguel Chapuz, Bachas Estrada, Alan Mendoza, José Nieves, Valdo Barbosa, Sergio Osorio.
En esa época se le da la oportunidad de fungir como entrenador “nos vamos hasta Acapulco y quedamos como campeón nacional a nivel interescolar” precisó Miguel, quien ponderó el apoyo de los padres de estas generaciones que se sumaban a los esfuerzos.
SU PASO POR EL FUTBOL PROFESIONAL, UNA DESILUSIÓN
Mendoza San Luis tuvo un breve paso por el futbol profesional, aunque los pasajes de esta etapa no son los mejores.
“Yo venía de Tercera División de Campeche y me sucedió uno de esos duros golpes de la vida, pues a los 17 años, Bacho Salazar estaba dirigiendo las reservas del Tampico-Madero, iba llegando Carlos Reinoso, entonces a un grupo de jóvenes, para irnos a foguear, nos manda a Tercera División, recuerdo que nos tocó a Juan Mendiola, Manuel Pérez y a m irnos para Campeche, otros se fueron a Chiapas, a Salina Cruz” dijo.
Acudió un grupo de 20 jugadores, “termina el torneo y regresamos con un poco de experiencia. Pero fue un poco duro porque empezamos a hacer la pretemporada, teníamos la ilusión de destacar, andaba bien, pero luego de dos semanas de pretemporada, y cuando llega Reinoso, de todos los que andábamos fuera, nada más quedó Aurelio Rivera, solo se le dio oportunidad a los de fuera y a los jóvenes nos hicieron a un lado”.
Entonces “me pongo a estudiar en la Facultad de Odontología y ahí me ven jugar, en ese tiempo había subido Correcaminos a Primera División y pues vamos un mes a probarnos con todo el apoyo del rector, de cuarenta jugadores, nos quedamos dos, uno de Comercio que es Jesús Guerrero y yo, de Odontología”.
Estuvo dos años en Ciudad Victoria, en reservas, pero nunca tuvo oportunidad ya que en ese tiempo debías tener suerte o un buen 'padrino', “a los jóvenes no se les tomaba en cuenta, en ese tiempo estaba Diego Malta de entrenador, y al terminar los dos años me regreso y todavía viene la época con Carlos Núñez y posteriormente culminó mi carrera como jugador”.
LA ESCUELA CORRECAMINOS
Más adelante se hace un proyecto en la UAT, con Fausto Flores y Eduardo Martínez Szymanski, para organizar una escuela “los primeros niños que llegaron, entre ellos estaban Julio Gómez y Rodolfo Pizarro de las categorías pequeñas, en ese tiempo la 91, cuando empezamos a armar los equipos en un principio íbamos al “Félix de Jesús” o al “Regatas Corona” y eran golizas”.
En esa época la escuela Morcasa era la de tradición, la del Necaxa, eran los que tenían tiempo trabajando, pero con lo aprendido con algunos entrenadores se empiezan a dar los resultados, empieza crecer la escuela y esa es la forma de quedar satisfecho con algunos jugadores que llegaron al futbol profesional.
“Recuerdo cuando se hizo el campo infantil con la primera categoría que se armó de la escuela, nos hizo una donación un circo, así se empastó ese campo, luego entró una tienda de conveniencia y nos regaló la mallacorla, se hace otra actividad y se le mete el alumbrado y luego nacieron el campo Uno, el Dos y el Tres, ya con el apoyo de la Universidad, estoy muy contento de lo hecho a pesar de que tengo un buen tiempo de que no estoy en la escuela Correcaminos”, asegura.
GRANDES SATISFACCIONES
Las satisfacciones han sido muchas, sin duda de las mayores es ver jugar en el futbol profesional a muchos de esos niños que formó desde los cuatro a cinco años “te soy sincero, nunca pasó por mi cabeza que algún día, alguno de esos jugadores estuviera en Primera División”, afirma Miguel. Los resultados se empiezan a dar como a los cuatro años de trabajo en los torneos que ganaban a nivel estatal y nacionales, como el caso de las Olimpiadas Nacionales, “ahí se empezaron a acercar los visores y fue donde conocí a la “Coca” González, donde él empieza a acaparar a esos jugadores, siempre con respeto dirigiéndose al entrenador y eso fue lo que nos abrió mucho camino”.
Marvin Piñón fue el primer jugador que se fue al Guadalajara a los 12 años, al ser observado en Ciudad Victoria por “Chucho Ramírez” y el visor de Chivas, él fue el que abrió el camino.
“Tras Marvin, en una Olimpiada en Oaxtepec, Morelos, con el equipo de la categoría 94, en la selección teníamos un equipazo con Rodolfo Pizarro, Julio Gómez y otros jugadores del estado, en ese torneo se fueron a hacer la prueba con la “Coca” González, y escoge a Rodrigo Santana, Edgar García, Pizarro y Poncho González” dijo.
A Julio Gómez esa vez no le tocó ser llamado, él sólo jugó en el mes de mayo a Pachuca, “no queda Pizarro, Edgar tampoco ni Santana, regresan y en diciembre, mandó a Julio Gómez y finalmente se queda. Luego se va Iván Ochoa a los 12 años, Antonio Portales a Monterrey con Alberto Ordaz, y también Rodolfo Pizarro, quien trascendió muy rápido, después de los 14 años se va a Orinegros y a los 17 se va a Pachuca”.
EL PRECIO A PAGAR
Pero siempre el éxito te hace pagar un precio y para Miguel fue el hecho de no poner la atención debida a sus hijos, que también practicaban el futbol.
“Más que nada me motiva cumplir alguno de los sueños que ellos tienen, que más quisiera, yo tengo dos hijos y me hubiera gustado que alguno de ellos llegara, pero en ese tiempo no tenía la experiencia que tengo ahorita” expuso.
Visiblemente emocionado, cuenta que “hace algunos días platicaba con mi esposa, que cuando tuve la oportunidad descuidé mucho el proceso de mis hijos -Miguel y Alan- por atender a otros” reconoció. “Cuando le tocaba jugar a mi hijo Alan yo era el que más lo regañaba, porque sino dicen 'es el hijo del entrenador y no le dicen nada', con él siempre fuimos campeones estatales, llegamos a un Nacional a Los Mochis, él es de la camada de Marvin Piñón y Alan Pulido, a la edad de 12 años le toca la primera olimpiada en Ciudad Victoria, y la verdad, no sé dónde tenía la cabeza que lo dejé fuera y ya no quiso ir a los entrenamientos”.
Miguel, quien fungió como director de deportes de Madero, fue también entrenador estatal, “se lograron muchos campeonatos hablando de futbol tanto femenil como varonil, y teníamos buenos resultados, con jugadores de todo el estado”. Para finalizar la entrevista Miguel recordó a “El Chino” Alvizu, él sale de un ejido de Ciudad Victoria y ese niño nos da el primer campeonato a nivel nacional en la Olimpiada en 2012 en León, él metió cuatro goles. Así es cómo se ganan los campeonatos, con trabajo de equipo”.
LOS FORMADOS POR MIGUEL MENDOZA.
- Rodolfo Pizarro, campeón del futbol mexicano con Guadalajara y Monterrey y campeón de la Copa de Oro.
- Julio Gómez, campeón del mundo Sub-17.
- Iván Ochoa, subcampeón del mundo Sub-17.
- Marvin Piñón, tercer lugar mundial en la categoría Sub-20.
- Antonio Portales, campeón del Ascenso con el Atlético San Luis.