/ jueves 8 de agosto de 2024

El costo de la perfección: la vida de las cheerleaders de los Cowboys de Dallas

Ser porrista se asocia con belleza, aceptación social y obtener grandes oportunidades de éxito, ¿es esto real?

Uno de los arquetipos más populares de la cultura pop es el de las porristas. La imagen se asocia con belleza, aceptación social y grandes oportunidades de éxito, por lo cual suele llamar la atención de diversas personas alrededor del mundo.

Entre ellas, las cientos de mujeres que año con año compiten por el puesto de “cheerleader” de los Cowboys de Dallas, una posición de alta demanda que a menudo compromete la salud física de las participantes.

De manera anual la oficina de las denominadas “America's Sweethearts (Los dulces corazones de América)” recibe cientos de postulaciones, después de revisar su perfil y verlas bailar a través de la pantalla, Kelli Finglass y Judy Trammell, líderes del proyecto, convocan a 70 finalistas para una audición presencial. Después de un par de semanas, el grupo se reduce a 36 integrantes.

¿Qué significa ser una porrista?

El documental “America's Sweethearts: Dallas Cowboys Cheerleaders (2024)”, de Greg Whiteley, explica que las porristas de los Cowboys de Dallas son representantes de la marca de la corporación y, por tanto, entre sus responsabilidades está el acudir a eventos sociales, culturales, deportivos y filantrópicos.

Te puede interesar: La serie “Las azules” rescata la historia de las primeras policías mexicanas

Como animadoras profesionales tienen que sonreír siempre, ser amables con los demás, mantener una apariencia impoluta, un vestuario impecable, un calzado limpio, las uñas siempre arregladas, el cabello sedoso y brillante.

De acuerdo con las declaraciones de Charlotte Jones, dueña de la marca de los Cowboys, las porristas de su equipo “son la epítome de la clase, el estilo, y la sofisticación”.

Varias de las animadoras consideran que es la mejor época de sus vidas / Dallas Cowboys Cheerleaders

Según las declaraciones de Kelcey Wetterberg, enfermera pediátrica y capitana de la generación 2023, para ser una porrista es necesario convertirse en una nueva persona: “No llegas al equipo por ser tú misma, cuando vistes el uniforme te vuelves otra. Te pones un disfraz de super mujer y sientes que puedes conquistar el mundo”.

Victoria Kalina, una de las integrantes con mayor experiencia en el equipo, indica: “No importa cómo nos sintamos, nuestro trabajo es alegrar a otras personas. La gente piensa que lo que hacemos no es difícil, nuestra labor consiste en hacer que se vea fácil”.

Son descritas como supermodelos pero se mueven como atletas / Dallas Cowboys Cheerleaders

¿Por qué quieren convertirse en porristas?

Las 70 mujeres que son seleccionadas como candidatas no perciben un ingreso mientras se efectúan las pruebas de selección y, de ser contratadas, pronto descubren que el sueldo no equivale a una cifra competitiva en el mercado.

Además, la duración del contrato es únicamente por un año. De querer formar parte de la siguiente generación de “America's Sweethearts”, cada una de ellas debe volver a audicionar. En el caso de Kelcey Wetterberg, el 2023 fue su quinto y último año en la asociación.

De hecho, para cubrir las cuentas del día a día, las animadoras de los Cowboys de Dallas (Vaqueros de Dallas) tienen un segundo trabajo. Algunas son maestras de baile, entrenadoras personales, ortodoncistas, vendedoras de suministros médicos y asesoras financieras.

Charlotte Jones afirma que si bien son conscientes de la crítica por el bajo salario de las animadoras, también sabe que: “Ellas no están aquí por el dinero”. Ante este escenario, una de las preguntas que surge es: ¿cuál es la motivación de estas mujeres?

Las 70 mujeres que son seleccionadas como candidatas no perciben un ingreso mientras se efectúan las pruebas de selección / Dallas Cowboys Cheerleaders

Los inicios del fenómeno mediático en Estados Unidos

El lunes 10 de noviembre de 1975, un camarógrafo de la ABC enfocó a Gwenda Swearing mientras ella agitaba sus pompones. Al sentirse observada, la joven hizo un guiño a la lente. La reacción fue inmediata: Las porristas comenzaron a incursionar en el ojo público, hicieron calendarios y realities de televisión, hasta convertirse en una entidad financiera independiente del equipo de futbol.

En la época de los 70, el sueldo de las animadoras por partido era de cerca de 15 dólares. Una década después constaba aproximadamente de 35 dólares. En la actualidad, al parecer perciben lo mismo que una dependienta de un local de comida rápida en Estados Unidos.

La repercusión en la salud

El enorme esfuerzo físico de la profesión repercute en su salud, provocando problemas de espalda, cuello y cadera a largo plazo, al punto de ocupar cirugías para revertir o controlar los síntomas. Eso sin contar los problemas de alimentación que suelen aparecer.

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El final de la rutina de “Thunderstruck” implica una serie de patadas al aire y un split. Es doloroso, pero aún así lo ejecutan. La pregunta continúa siendo: ¿por qué?

➡️ También puedes leer: ¿Qué significa ser una Bitch? De un insulto a un símbolo de poder en la cultura popular

A decir de una de las integrantes de la generación de los 80, ser una “cheerleader" de los Cowboys de Dallas: “más que un trabajo es un privilegio”. Un privilegio que al parecer acarrea un alto precio de salud física. El cual por algún motivo estas mujeres están dispuestas a pagar.

Uno de los arquetipos más populares de la cultura pop es el de las porristas. La imagen se asocia con belleza, aceptación social y grandes oportunidades de éxito, por lo cual suele llamar la atención de diversas personas alrededor del mundo.

Entre ellas, las cientos de mujeres que año con año compiten por el puesto de “cheerleader” de los Cowboys de Dallas, una posición de alta demanda que a menudo compromete la salud física de las participantes.

De manera anual la oficina de las denominadas “America's Sweethearts (Los dulces corazones de América)” recibe cientos de postulaciones, después de revisar su perfil y verlas bailar a través de la pantalla, Kelli Finglass y Judy Trammell, líderes del proyecto, convocan a 70 finalistas para una audición presencial. Después de un par de semanas, el grupo se reduce a 36 integrantes.

¿Qué significa ser una porrista?

El documental “America's Sweethearts: Dallas Cowboys Cheerleaders (2024)”, de Greg Whiteley, explica que las porristas de los Cowboys de Dallas son representantes de la marca de la corporación y, por tanto, entre sus responsabilidades está el acudir a eventos sociales, culturales, deportivos y filantrópicos.

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Como animadoras profesionales tienen que sonreír siempre, ser amables con los demás, mantener una apariencia impoluta, un vestuario impecable, un calzado limpio, las uñas siempre arregladas, el cabello sedoso y brillante.

De acuerdo con las declaraciones de Charlotte Jones, dueña de la marca de los Cowboys, las porristas de su equipo “son la epítome de la clase, el estilo, y la sofisticación”.

Varias de las animadoras consideran que es la mejor época de sus vidas / Dallas Cowboys Cheerleaders

Según las declaraciones de Kelcey Wetterberg, enfermera pediátrica y capitana de la generación 2023, para ser una porrista es necesario convertirse en una nueva persona: “No llegas al equipo por ser tú misma, cuando vistes el uniforme te vuelves otra. Te pones un disfraz de super mujer y sientes que puedes conquistar el mundo”.

Victoria Kalina, una de las integrantes con mayor experiencia en el equipo, indica: “No importa cómo nos sintamos, nuestro trabajo es alegrar a otras personas. La gente piensa que lo que hacemos no es difícil, nuestra labor consiste en hacer que se vea fácil”.

Son descritas como supermodelos pero se mueven como atletas / Dallas Cowboys Cheerleaders

¿Por qué quieren convertirse en porristas?

Las 70 mujeres que son seleccionadas como candidatas no perciben un ingreso mientras se efectúan las pruebas de selección y, de ser contratadas, pronto descubren que el sueldo no equivale a una cifra competitiva en el mercado.

Además, la duración del contrato es únicamente por un año. De querer formar parte de la siguiente generación de “America's Sweethearts”, cada una de ellas debe volver a audicionar. En el caso de Kelcey Wetterberg, el 2023 fue su quinto y último año en la asociación.

De hecho, para cubrir las cuentas del día a día, las animadoras de los Cowboys de Dallas (Vaqueros de Dallas) tienen un segundo trabajo. Algunas son maestras de baile, entrenadoras personales, ortodoncistas, vendedoras de suministros médicos y asesoras financieras.

Charlotte Jones afirma que si bien son conscientes de la crítica por el bajo salario de las animadoras, también sabe que: “Ellas no están aquí por el dinero”. Ante este escenario, una de las preguntas que surge es: ¿cuál es la motivación de estas mujeres?

Las 70 mujeres que son seleccionadas como candidatas no perciben un ingreso mientras se efectúan las pruebas de selección / Dallas Cowboys Cheerleaders

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El lunes 10 de noviembre de 1975, un camarógrafo de la ABC enfocó a Gwenda Swearing mientras ella agitaba sus pompones. Al sentirse observada, la joven hizo un guiño a la lente. La reacción fue inmediata: Las porristas comenzaron a incursionar en el ojo público, hicieron calendarios y realities de televisión, hasta convertirse en una entidad financiera independiente del equipo de futbol.

En la época de los 70, el sueldo de las animadoras por partido era de cerca de 15 dólares. Una década después constaba aproximadamente de 35 dólares. En la actualidad, al parecer perciben lo mismo que una dependienta de un local de comida rápida en Estados Unidos.

La repercusión en la salud

El enorme esfuerzo físico de la profesión repercute en su salud, provocando problemas de espalda, cuello y cadera a largo plazo, al punto de ocupar cirugías para revertir o controlar los síntomas. Eso sin contar los problemas de alimentación que suelen aparecer.

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A decir de una de las integrantes de la generación de los 80, ser una “cheerleader" de los Cowboys de Dallas: “más que un trabajo es un privilegio”. Un privilegio que al parecer acarrea un alto precio de salud física. El cual por algún motivo estas mujeres están dispuestas a pagar.

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