Los recuerdos se agolpan en la mente de Rigoberto Peraza Guerra al cumplirse 31 años del triunfo de la Selección de México en el Campeonato Panamericano de Beisbol Infantil celebrado en los desaparecidos parques del "106".
Y es que Peraza Guerra en aquella ocasión vistió la franela de la selección como coach del equipo que derrotó en la final a Venezuela, en un juego que concluyó a las tres de la mañana pero que le dejó una enorme satisfacción, pues siempre había soñado con vestir los colores nacionales.
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“Se cumplen efectivamente 31 años del Campeonato Panamericano Infantil celebrado en los campos del 106, en las exllenaderas, nos coronamos campeones panamericanos nada más con una derrota, jugando la final contra Venezuela e incluso el partido terminó a las tres de la mañana porque había llovido y se suspendió un rato, pero tenía que terminarse el torneo”, recordó emocionado.
Inolvidable
“Fueron momentos inolvidables y yo siento que es una sensación personal y un premio a la perseverancia que tuve cuando me dediqué a entrenar y a patrocinar equipos de beisbol infantil, pues yo me la vivía en el parque Castellanos, iba en la mañana desde las 7:00 a entrenar chamacos y regresaba a mi trabajo”, rememora Peraza Guerra.
Cuenta que “gracias a Dios pues tuve la oportunidad y el tiempo de que pudiera yo ir en la mañana y luego al mediodía y en la tarde, era de lunes a domingo todos los días"
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"Hay una cosa que llevo del deporte infantil, pero en cualquier disciplina, siempre hay que poner, a mí me costó mucho pero no me arrepiento porque traje a muchos chamacos, en el equipo Joaquín Pérez, en Filis de Rigo y el noventa por ciento de ellos son profesionistas, es una satisfacción y eso lo llevo en el corazón”.
“Fueron 15 años que le dediqué al deporte infantil en especial el beisbol y siempre soñé (porque yo practico este deporte desde los siete años, cuando vivía en el rancho en un ejido allá en Altamira y jugábamos con pelotas de papel) con traer en el pecho el nombre de México"
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"Dios me lo concedió y ahí, cuando terminó el Panamericano, me dije: mi meta está cumplida gracias a Dios, y ya volví a lo que ya había practicado, jugué beisbol en la Liga Independiente pero ya desde entonces empecé más a jugar al softbol, fíjese en la incongruencia, en el beisbol nunca figuré y solamente fui a una selección estatal pero en softbol ¡y fui a seis nacionales!”, concluye.