Una familia tampiqueña tuvo la oportunidad de convivir por muchos años con una de las grandes leyendas de la lucha libre mexicana como lo fue Alejandro Muñoz Moreno “Blue Demon”, ganándose la confianza de esta estrella del cuadrilátero originario del municipio de García, Nuevo León.
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Tampico fue considerada una buena plaza para que en la década de los años 60 a los 90 se desarrollarán grandes espectáculos musicales y deportivos como la lucha libre.
En aquella época “Blue Demon” acudió en varias veces a presentarse en el cuadrilátero de los auditorios municipales de Tampico y Ciudad Madero, así como en el Centro de Convenciones de la urbe petrolera, siempre acompañado de su esposa Gregoria “Goyita” Moreno, con quien se casó 1947.
En cada sitio donde llegaba buscaba a alguien de confianza como asistente, chofer y su acompañante, figura que encontró en Bonifacio Domínguez Morales, un tampiqueño operador de un coche de la ruta “Tampico-La Isleta Pérez”, quien durante más de 25 años mantuvo una amistad con el luchador.
LA FAMILIA DOMÍNGUEZ MORALES
La relación de amistad de Demon se amplió al resto de la familia tampiqueña como con sus papás y hermanos Artemio y Fortino Domínguez Morales, caricaturista y sastre respectivamente.
Artemio, hoy con 76 años de edad, recuerda: “Mi hermano Bonifacio llegó a ser de todas las confianzas de Blue Demon, gracias a que esa estafeta se la pasó Enrique Estrada “El Cuervo”, quien era operador de un autobús de pasajeros, pero en ocasiones no podía atenderlo, por lo que le recomendó a mí hermano y como él trabajaba en la ciudad no tenía problemas de horario apoyarlo cuando venía a luchar”, explicó Artemio.
El peleador convivió “con mis padres, hermanos, con mi esposa e hijos, lo conocieron con máscara y sin máscara, siempre se caracterizó por ser un hombre muy sencillo, nos ganamos su cariño y para nosotros es algo inolvidable que hoy en día nos da gusto compartirlo” refirió.
Entre sus recuerdos está cuando por encargo de su hermano Bonifacio fue asistente de Blue Demon “yo tenía 22 años, mi hermano me pidió que lo acompañara cuando llegara al auditorio, por lo que en esa ocasión tuve la fortuna de conocerlo sin máscara, me mandó a comprarle un preparado de piña colada en un negocio que se llamaba Ten Kiriki.
La bebida la tomaba antes de luchar “me quedé impresionado pues estaba sin la máscara y en ese momento estaba leyendo el periódico, eso hablaba de la confianza que nos tenía a toda la familia”.
VISITÓ EL CASCAJAL
Posterior a ese encuentro, la amistad entre la familia y Blue Demon fue en aumento, “lo conocieron mis papás y hermanos cuando vivimos en calle Capitán Emilio Carranza No. 807 en la colonia Cascajal, ahí fue con nosotros a convivir en varias ocasiones”.
Inclusive “hasta nos compró un refrigerador en una mueblería local cuando se percató que mi hermano le ofrecía los refrescos fríos que enfriaba en una lata en la que le echaba constantemente hielo y tuvo ese gran detalle de regalarnos uno”.
Son muchas anécdotas y recuerdos de su disciplinada “una ocasión le dijo a mi hermano que se iban a ver en el Moralillo, Veracruz, venía de Poza Rica Veracruz, ahí descendería del autobús para que lo llevará al hotel Rivera donde se hospedaba. En aquella ocasión mí hermano no llegó a la hora pactada, pues se le ponchó una llanta. Al no ver a su asistente personal se vino caminando por un costado de la carretera en espera de encontrarlo. Avanzó hasta la esquina de la calle Torreón con Morelos, frente a la escuela “Ignacio Zaragoza” en la colonia Campbell, cuando mi hermano lo localizó estaba leyendo el periódico, jamás se molestó con él pues le dijo que le había servidor de ejercicio a nivel de mar”.
EL REGALO MÁS PRECIADO PARA SUS AMIGOS DE TAMPICO
La serie de anécdotas que vivió el legendario luchador de la llamada época dorada del cuadrilátero mexicano, protagonista de más de una veintena de películas algunas junto a Santo El Enmascarado de Plata, no podrían tener sustento sin algún recuerdo tangible en señal de una sólida amistad.
Blue Demon dejó una herencia a los tampiqueños al regalar a Bonifacio una máscara original que él usó, confeccionada en piel por el fabricante exclusivo de los luchadores de la época de oro, Ranulfo López M. e Hijos en los talleres ubicados en el entonces Distrito Federal, según refiere la etiqueta.
La historia en torno a este presente indica que al estar hospedado en el Hotel Rivera junto a su esposa el luchador se percató que no traía mascara, “estaba por llegar la hora de luchar, se acordó que le había regalado una a mi hermano y se la tuvo que pedir prestada nuevamente. Mi hermano la conservaba muy bien y se la facilitó. Se llegó la hora de la función y en aquella ocasión la máscara quedó impregnada en el antifaz de sangre por lo que ya no se la quería regresar, pero mi hermano le dijo que así estaba mejor que había dejado una huella del combate que había sostenido en esta ciudad”, agregó Artemio. Esa máscara la utilizó Blue Demon a finales de la década de los años setenta aquí en Tampico, el también conocido como El Manotas obsequió una playera que utilizó en la filmación de una película, lo que junto con una foto en la que aparece sin máscara, con Bonifacio y su esposa al salir del teatro Blanquita en la Ciudad de México, así como la convivencia con el Demonio Azul se convirtió en una verdadera reliquia para la familia.
“Todos estos obsequios en fecha reciente me los pasó mi cuñada, pues falleció Bonifacio hace tres años y medio, me dijo que yo los conservaría mejor y bueno por esa razón hoy en día lo expongo junto con mi hijo Abraham que también tuvo la fortuna de conocerlo ya sin máscara aquí en nuestro actual domicilio en la colonia Laguna de la Puerta, entre 1983 y 1984, donde convivió con mi mamá Engracia Morales Pérez de quien le gustaba como preparaba los fríjoles refritos. También con mi hermano Fortino quien era sastre y en alguna ocasión le arregló ropa tanto a Blue Demon como a otros luchadores locales gracias a nuestra afición a este deporte”, destacó.
En homenaje a esa amistad Artemio elaboró un retrato en óleo con los brazos cruzados a colores para que su hermano Bonifacio se lo regalará personalmente como un sello de la amistad, posteriormente esa imagen se quedó el productor de las películas del luchador Chano Urrieta.
Francisco Abraham Domínguez Martínez, hijo de Artemio, en aquel entonces contaba con 11 años y junto con sus hermanos tuvieron la oportunidad de convivir con el luchador mexicano “tuvimos la oportunidad de conocerlo, en ese entonces ya no luchaba estaba en la gira de la despedida verlo en persona fue impresionante, tenía unas manos enormes por eso le decían "el manotas”.
Esa fue la última vez que lo vieron, posteriormente fueron a buscarlo a la Ciudad de México, pero no lo encontraron en su domicilio pues estaba fuera de la capital, solo les atendió su esposa Goyita.
Alejandro Muñoz Moreno “Blue Demon”, murió un 16 de diciembre del año 2000 a los 78 años de edad de un infarto, cuando salía de una estación del metro en la Ciudad de México, hasta el último día siempre fue un deportista muy disciplinado con gran apego y cariño hacia Tampico y las amistades que aquí forjó.