En la novela “Un mundo feliz" la sociedad es casi perfecta, para lograrlo se tuvo que comenzar de nuevo la historia de la humanidad, y el punto de partida fue el Ford Modelo T.
Hoy ya no es noticia ni sorprende a nadie que los productos de consumo sean producidos de forma masiva, en serie. Es el reino de las cadenas de producción o líneas de montaje, donde se producen bienes de forma rápida y continua, como una cadena sin fin.
Este sistema tuvo un inicio claro y concreto en 1908 con el automóvil Ford Modelo T. Fue un hito histórico en la industria automotriz que cambió para siempre la forma en que las personas se desplazaban y vivían.
Henry Ford implementó un sistema de ensamblaje que permitió la fabricación eficiente y asequible de automóviles. A medida que los costos de producción disminuyeron, los precios al consumidor también lo hicieron, lo que permitió que las masas tuvieran acceso a un automóvil por primera vez en la historia.
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A lo largo de su ciclo de producción, se fabricaron más de 15 millones de unidades del Modelo T, marcando una era de transformación en la movilidad y la producción industrial.
Para el integrante del Club de Autos Clásicos y Antiguos "Leyendas del Camino", Fuaad Schekaiban, el T era muy noble, “pero tenia algunos problemas como la velocidad era lento, pero en lo general tenía buena autonomía".
Una réplica del Ford T se puede apreciar en el Museo del Automóvil y del Transporte de Tampico (MATT).
Ford T: Un auto cargado de eficiencia y conformismo
En la novela "Un mundo feliz", escrita por Aldous Huxley en 1932, el Ford Modelo T se convierte en un símbolo de la uniformidad y la estandarización de la sociedad. Un mundo donde la individualidad y la creatividad se ven restringidas en aras de la estabilidad y la comodidad.
Este automóvil representa aquí la pérdida de la diversidad y la autenticidad en favor de un mundo altamente controlado y homogéneo. Sirve como una metáfora de la pérdida de la humanidad y la individualidad en una sociedad obsesionada con la eficiencia y el conformismo.
La vida como una línea de ensamblaje
Al hojear las primeras páginas del libro descubrimos que esa extraña y casi perfecta sociedad del futuro ha decidido comenzar de nuevo la cuenta de los años en la tierra. Viven en lo que llaman “el 632 después de Ford”. Su punto de referencia, de inicio, es el año en que Ford lanzara al mercado su primer modelo T.
Es un punto de inflexión donde se demostraba que la producción en masa era posible, un sistema que solo requería a los seres humanos como una pieza más de su engranaje. Y de alguna manera quien hizo esto posible es Henry Ford, quien encarna en la novela, de manera insólita, el símbolo de la religiosidad.
En esta sociedad futurista cada uno de sus integrantes tiene una misión concreta: trabajar, descansar, evitar el pensamiento. La vida se asemeja a una larga cadena de producción, a una línea de ensamblaje, a una producción en serie de los Ford modelo T. Cada quien tiene un papel establecido, eterno.
Las personas son genéticamente diseñadas y condicionadas para la conformidad y el placer.
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El consumo de una droga llamada "soma" suprime las posibles emociones negativas. La individualidad y la libre voluntad son suprimidas en favor de la estabilidad social. Y de manera escalofriante el autor nos muestra una sociedad que tiene como dios a Henry Ford.
Pero hasta en las sociedades perfectas surgen conflictos. Uno de los protagonistas es Bernard Marx, un disidente que cuestiona este orden, y John "el Salvaje", un individuo nacido fuera del sistema. Y aunque ellos no logran cambiar el orden de las cosas, quizá siembran la semilla de la duda o del cuestionamiento.
"Un Mundo Feliz", Una ficción distópica
Esta novela puede clasificarse en un subgénero de la ciencia ficción llamado ficción distópica, donde se representa una sociedad futurista o alternativa que es profundamente problemática y disfuncional. Estas sociedades suelen ser sombrías y desoladoras. Las distopías se utilizan a menudo como críticas a la sociedad actual o para advertir sobre posibles futuros oscuros si no se abordan ciertos problemas.
Lo contrario a este concepto es una utopía, que se refiere a una sociedad ideal y perfecta en la que todo funciona de manera armoniosa y en la que prevalece la felicidad, la justicia y la igualdad. Donde los problemas sociales, políticos y económicos han sido resueltos de manera satisfactoria, y las personas disfrutan de una vida plena y sin conflictos.