Alejandro “El Titino” Ojeda, un corazón apasionado por el futbol

A un jugador profesional de futbol de aquel entonces no lo movía tanto el dinero, sino jugar en un estadio lleno

Manuel Chirinos | El Sol de Tampico

  · jueves 18 de marzo de 2021

Cortesía: Grupo de Facebook “Jaiba Brava Vintage”

Sobre el césped del Tamaulipas el equipo benjamín de primera división recibía en la jornada 6 de la temporada 1973-74 a los millonarios del América. Pese a un primer tiempo aguerrido por parte del conjunto de casa, con un gol anotado por Enrique Borja en el segundo lapso, el cuadro capitalino comenzaba ganando.

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El Ciudad Madero siguió atacando con mayor arrojo arengado por su fanaticada, hasta que sobre el minuto 25 el chileno Carlos Reinoso habilitó a Alejandro Ojeda, quien burló a dos orinegros, pese a la salida del portero Raúl Vázquez decretar el segundo tanto definitivo.

El público enmudeció por instantes que parecían salpicados de eternidad, hasta que el americanista levantó los brazos volteando a mirar a la afición, la cual emergió de su pasividad para brindar una conmovedora ovación a José Alejandro Ojeda Villegas, reconociendo su profesionalismo, ya que meses anteriores había jugado para el equipo de casa.

“En 1973 el América me prestó al Ciudad Madero”, comenta Ojeda, “resultando ese año campeones, subiendo a primera división; aunque terminando la temporada fui requerido por el equipo capitalino”.

Cortesía: Grupo de Facebook “Jaiba Brava Vintage”

Alejandro Ojeda provenía de una escuadra de prosapia, como aquel América de principios de los 70 que poseía ADN de victoria, debutando en la temporada 71-72, durante la jornada 34 en un partido en donde el América se impuso en el Azteca 4 a 2 al Irapuato. “Con solo 17 años”, señala Ojeda, “jugué durante los últimos 20 minutos, supliendo a Antonio Martins 'Toninho', sintiéndome halagado de comenzar mi carrera junto a 'Pajarito' Cortés, Carlos Reinoso, Trujillo, Roberto Hodge, siendo mi entrenador José Antonio Roca”.

A petición de “El Halcón” Peña, Ojeda fue invitado para fortalecer a La Jaiba Brava en la temporada 77-78. Apareciendo contra el Veracruz el 30 de octubre de 1977, en la jornada 11, con empate a un gol.

Precisamente en nuestro puerto jaibo fue bautizado como “El Titino”. “Sagiante, el secretario técnico del Cd. Madero, fue el primero en llamarme así”, evoca Ojeda.

“Después, el cronista deportivo Mariano Varela también me llamó de igual manera”. El entregado mediocampista, quien jugó durante cinco temporadas con el Tampico FC, opina: “Siempre me gustó el futbol, me divertía jugando, en Tampico siempre fui titular; de 38 partidos por lo regular jugaba 34.

Me atrevo a decir que con Tampico tengo cerca de 200 partidos, posiblemente sea el jugador con más juegos con La Jaiba Brava”.

Ojeda Villegas rememorando aquella lejana época, explica: “Fue un tiempo romántico, en la ciudad se vivía intensamente el futbol, existía un comercial 'Autorrentas Rayto: regalamos un boleto de avión al que meta un gol'. O el señor Ángel Delgado, dueño de 'El Diligencias', invitaba a todo el equipo junto con sus familias a comer si ganábamos el partido. Otro hecho inolvidable fue jugar los domingos a las 15:45 horas.

En una ocasión jugamos contra los Pumas a más de 40 grados; en lugar de tomar agua, tuvimos que beber una cerveza porque así lo ordenó el doctor, debido a que esta bebida quitaba rápido la sed y el señor Roca estuvo de acuerdo.

En León existía un entrenador, Washington Etchamendi (1921-1976), jugaban los jueves en la noche con un frío terrible, les daba a sus jugadores una copa de coñac. Eran otros tiempos”.

Sobre el técnico que lo debutó en aquella temporada 71-72 con América, José Antonio Roca, el cual se volvería a encontrar con el Tampico FC, comenta: "Roca, el míster del futbol, explicaba cómo iba a jugarte un contrario, decía 'este jugador va a hacer una finta, no te vayas con ella, aguántalo, porque si no te va a llevar'".

Y a la primera que el delantero te la jugaba, en el medio tiempo Roca increpaba: qué te dije. También Roca mencionaba que existían tres tipos de cambio para el jugador: el táctico, cuando estabas cansado, y cuando estás jugando mal.

Ahora que sigo en el futbol en Los Ángeles, se los recuerdo a los muchachos que entreno, que respeten al entrenador, porque ahora los jóvenes se enojan porque salen de la cancha.

Roca advertía, "mírate en un espejo, te ves cansado, por eso te saqué; él no se peleaba con nadie".

En sus transmisiones televisivas el legendario locutor Ángel Fernández exclamaba sobre el futbol “el juego del hombre”, y sobre este apunte Alejandro Ojeda afirma que "dentro del terreno de juego peleabas cada balón, mostrabas bravura, los rivales te decían de todo y les decías de todo".

Aunque ya afuera de la cancha había hermandad, convivías con los jugadores contrarios. A un jugador profesional de futbol de aquel entonces no lo movía tanto el dinero, sino jugar en un estadio lleno pues la gente es la que te compromete a que sudes la camiseta.

"La fanaticada de Madero y Tampico siempre nos apoyaba y llenaba el estadio. Gustavo Peña nos decía que había que tratar de jugar bien para que se llene el estadio y nos paguen, aunque lo verdaderamente importante significaba por el amor a los colores de la playera que defendías".

“El futbol de antes era completa felicidad”, indica Alejandro Ojeda, “a pesar de que era común que te contrataran todo el año y solo te pagaran 8 meses. La afición de Tampico-Madero siempre se ha portado excelente conmigo, por eso esa lejana tarde de 1973 que vine jugando para América, cuando clavé el segundo tanto del encuentro, tuve una doble sensación, tanto de felicidad por el gol y tristeza porque amé la playera orinegra, pero que la fanaticada se levantara para aplaudirme a pesar de meter el gol en contra, me llenó de emoción. Aún lo recuerdo y se me salen las lágrimas, porque me hicieron sentir querido y reconocido, es de los mayores hechos futbolísticos que atesoro en mi corazón apasionado por el futbol”.

Alejandro “El Titino” Ojeda, pasión por el futbol / Cortesía Grupo de Facebook “Jaiba Brava Vintage”