Mente sana en cuerpo sano. Eso lo sabe y predica con el ejemplo el doctor Agatón Navarro Quintana, quien no solamente es un destacado galeno, sino también sobresale dentro del atletismo, siendo participante constante en justas tanto a nivel local como nacional e internacional.
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En charla con El Sol de Tampico, recuerda sus inicios dentro de la activación física en disciplinas como el tenis, natación, y cómo fue que descubrió su pasión por correr, esta actividad que le ha deparado no solo numerosas satisfacciones sino también una enorme cantidad de amigos. Y reitera los beneficios que conlleva para la salud la práctica deportiva.
SUS INICIOS EN EL DEPORTE
Cuenta Agatón Navarro Quintana que “nací en esta ciudad y puerto de Tampico el 3 de febrero de 1955; desde la infancia me incliné por la práctica del deporte, primero en el Club de Tenis Colonia Águila, a donde acompañaba a mi padre que jugaba tenis. Ahí comencé a practicar el 'deporte blanco' y luego lo dejé y si bien lo he retomado en diferentes momentos, actualmente no lo practico ya.
“Más tarde -añade- durante la adolescencia me incliné por la natación en la Laguna del Chairel, cuando no había cocodrilos porque ahora ¡ni por equivocación me tiraría a nadar ahí!, y en la alberca del Club de Regatas Corona.
“Asimismo me gustaba practicar el remo en los botes de madera que en aquellos días tenía el CRC, estoy hablando de la década de los setenta, así como también comencé a practicar el trote callejero y el ciclismo”, rememora.
AUSENCIA Y RETORNO A LA ACTIVIDAD DEPORTIVA
Señala el conocido galeno que “en 1980, después de concluir la carrera de médico en la Facultad de Medicina de Tampico de la UAT (generación 72-77) y de haber pasado por el internado de pregrado en el Hospital General Regional No. 6 del IMSS y el servicio social en Ciudad Mante, también por parte del IMSS, me fui a la Ciudad de México a hacer mi residencia de especialidad en otorrinolaringología.
“Allá estuve durante cuatro años y todo ese tiempo dejé el ejercicio por completo y comencé a fumar bastante. En 1984 regresé a esta ciudad ya como especialista y comencé a trabajar, puse mi consultorio particular y en dos instituciones de salud del sector público. Alrededor de 1988 comencé a trotar nuevamente por las calles cuando el trabajo me dejaba tiempo hasta que se volvió más o menos sistemático, sin embargo seguía fumando. Yo me di cuenta de que a pesar de que hacía ejercicio no mejoraba mi condición física y fue que me di cuenta de que el cigarrillo me impedía mejorar y entonces corté por lo sano el tabaquismo”.
Tras ello, sus amigos lo convencieron en participar en su primer medio maratón. “En 1990, cuando ya tenía yo cuando menos año y medio de trotar casi todos los días, el Grupo Tampico junto a otros patrocinadores como la UAT, organizaron el Primer Medio Maratón de conocida marca de refresco, evento del que solo se llevaron a cabo dos ediciones, el segundo al año siguiente”.
Recuerda que “ese Medio Maratón tuvo su salida en el Puente Tampico y la meta estaba ubicada en el Centro Universitario Tampico-Madero frente al Gimnasio Multidisciplinario. Terminé el recorrido y me sentí muy bien y entonces a partir de ese momento se me 'inoculó' el 'virus' de las carreras y comencé a participar en cuanta carrera se organizara en la zona y más tarde comencé a salir a otras plazas. Todos los días compraba mi ejemplar de El Sol de Tampico y buscaba la página deportiva para ver si había anunciado alguna carrera en puerta. De esa forma me enteraba de los eventos atléticos.
“En los treinta años que llevo participando en carreras he corrido en tantas que he perdido la cuenta. He participado en carreras de todas las distancias: 5, 10, 15, 21 y 42 kilómetros, o sea el maratón. Hace tiempo que participé en el último maratón, en 2013 en Monterrey y en total he participado en alrededor de diecisiete maratones en distintas ciudades del país y en Estados Unidos. El primer maratón que corrí fue en 1991 en Corpus Christi, Texas”.
UN POCO DE HISTORIA
Agatón Navarro destaca que en su tiempo no se tomaba tan en serio correr de forma recreativa. “Yo solía correr en la colonia en donde vivo entre semana 5 y 10 kilómetros diariamente y los fines de semana hacía por lo menos veinte kilómetros. Solía entrenar con un grupo de amigos que nos reuníamos en la casa de uno de ellos pero lamentablemente falleció hace varios años y dejamos de congregarnos ahí”.
SUS PARTICIPACIONES
Son muchas las justas en que ha competido pero guarda el recuerdo con cariño de algunas de ellas. “De las carreras que recuerdo con agrado, de las muchas en que he participado, se encuentran los medios maratones de Armadillo, San Luis Potosí y Comanja, en León. Los maratones de Tangamanga en San Luis Potosí, de Lala en Torreón, en Monterrey el de Powerade y el Independencia en León, Guanajuato.
"También asistía a carreras de 10 kilómetros, como una que solía organizar en noviembre, para festejar el aniversario de la Revolución Mexicana, el consulado mexicano en Brownsville, Texas; así mismo la carrera llamada Charro Days Classic que era una de 10 kilómetros ahí mismo en febrero, durante el llamado Sombrero Festival, la llamada Friendship Run que era una carrera de dieciséis kilómetros que partía de la plaza municipal de Reynosa y terminaba en el Parque Municipal de McCallen, Texas.
“El día de la carrera, que siempre era en sábado -cuenta- las autoridades de Migración de México y Estados Unidos cerraban un carril del puente internacional al tráfico vehicular y lo dejaban exclusivamente para los corredores. La inscripción se realizaba en McAllen, así que eso garantizaba que tenías papeles en regla y al inscribirte te daban un brazalete que tenías que ponerte en tu muñeca y al momento de cruzar el puente debías levantar el brazo y los agentes de Migración estaban atentos que todo el que pasara portara su número de participante y su brazalete. Una carrera muy bonita que desgraciadamente dejaron de hacerla después de los ataques del 9/11”.
ANÉCDOTA
“Como anécdota, podría decir de aquella vez en que un domingo, el 17 de noviembre de 2002, entrenando con mis amigos Fermín Morales y Refugio Vega por el rumbo de El Chipús, tropecé al querer espantar a un perro que nos atacó y caí de espaldas fracturándome la muñeca izquierda, lo que me obligó a usar fijadores externos para reducir la fractura, durante casi dos meses”.
BENEFICIOS DEL EJERCICIO
“A mí me parece que correr sí es una religión en el sentido de la etimología de la palabra, 'religare' significa unir, ligar juntos y así como una religión cualquiera une al humano con la divinidad, la práctica de la carrera, sobre todo cuando se realiza en grupo, lo une a uno con amigos, con semejantes que comparten la misma pasión y se identifican, pero también lo puede unir a uno con la divinidad en la que cada quien crea, pues durante los minutos u horas de carrera, a pesar de ir en grupo, vas contigo mismo, pensando, reflexionando, y a veces orando”.
Sin duda un apasionado de las carreras atléticas, la charla con el doctor Agatón Navarro Quintana da para lo anterior y más. Y seguramente acabando la pandemia se le podrá ver haciendo lo que le apasiona: correr.