En su historia moderna, Tampico ha visto la evolución de algunos de sus edificios más longevos en lugares, donde hoy convergen exposiciones pictóricas, presentaciones de danza, literatura y otros eventos que promueven el arte entre niños, jóvenes y adultos.
Uno de esos ejemplos es la Casa de la Cultura, la cual fue concebida en la década de 1920 para ser el rastro de la ciudad.
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El comunicador Baldemar Mijangos Arredondo comentó que antes de instalarse en la calle Lauro Aguirre de la colonia Melchor Ocampo, el primer rastro se estableció cerca de la bahía del Moralillo.
“Fue Don Bartolo Rodríguez, uno de los introductores de ganado más importantes de aquella época, quien lo promovió, y se instaló en una zona que todavía podíamos considerar como parte de los límites de la ciudad”, dijo.
De rastro a la Casa de la Cultura de Tampico
Este recinto, que apareció en la época de la bonanza petrolera, recibió ganado vacuno, porcino y aves, lo que ayudó al impulso de la industria cárnica en el sur de Tamaulipas durante el siglo XX.
Sin embargo, la expansión de la ciudad y las necesidades de su población ocasionaron que el recinto fuera clausurado en 1983; hasta que, a mediados de los noventa, el gobierno municipal decidió darle una orientación diferente a la de sus inicios.
“A partir de 1996, y formalmente el 12 de febrero de 1998, se formaliza el nacimiento de este inmueble como Casa de la Cultura de la ciudad”, explicó Mijangos Arredondo.
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Como parte de esta reconversión, la Casa de la Cultura se dividió en distintos salones que sirven como sede para conciertos, charlas, obras de teatro y exposiciones de pintura. También es importante señalar que en este mismo lugar se ubica el archivo histórico "Carlos González Salas".
El Palacio Penal de Andonegui: hoy es el Museo del Niño
Otro ejemplo de cambio es el Barco Museo del Niño, que fue conocido como el Antiguo Palacio Penal de Andonegui.
El historiador David Granados comentó que este lugar, fundado en 1924, no solo era una penitenciaría; también era la sede de los juzgados penales de la ciudad.
“Es un edificio pensado con los estándares de la época, situado en un lugar muy importante para Tampico: el famoso cerro de Andonegui, que en realidad lleva el nombre del capitán Juan Andonaegui, héroe de la victoria de Tampico”, detalló.
Granados también indicó que el palacio ostenta características arquitectónicas inglesas, como un reloj, una torre y una isóptica que facilitaba la vigilancia.
“Esto significa que, si te paras en la parte de arriba, dónde está el puesto de vigilancia, desde un solo punto puedes ver todas las crujías de la cárcel, las tres naves, las tres alas de la penitenciaría y todo su patio exterior”.
La transformación de edificios históricos a recintos culturales
De forma similar a la Casa de la Cultura, Penal de Andonegui fue abandonado en 1982, hasta que en 2019 se convirtió en lo que hoy conocemos como Barco Museo del Niño.
“Se decidió convertirlo en museo porque era necesario rescatar esta bella arquitectura, que es patrimonio de la ciudad y está catalogada en el registro de edificios históricos”, detalló Granados Ramírez.
En este sentido, el Museo del Niño cuenta con salas interactivas, una biblioteca, una ludoteca, una sala de talleres y explanadas donde se organizan una amplia variedad de espectáculos y encuentros en donde se exhiben diferentes disciplinas.
"Se realizan eventos sociales, culturales y conciertos; realmente es un lugar que invita al ciudadano a visitarlo, así como a nuestros turistas", detalló David Granados.
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Es importante mencionar que existen otros ejemplos de inmuebles que fueron transformados para divulgar el conocimiento y la cultura. Tal es el caso de la Casa Fernandez, hoy Museo de la Ciudad, o en su momento la Antigua Aduana Marítima; conocida por ser el Museo de la Victoria.