El próximo 14 de marzo finaliza la Cuaresma y comienza la fase más importante del calendario litúrgico con el llamado Domingo de Ramos, fecha en la que se recuerda la entrada triunfal de Jesucristo (el hombre misterio por antonomasia) en Jerusalén.
Parte esencial de esta celebración es rememorar ese día en las parroquias, realizando una procesión hacia la iglesia con una palma, que por lo general, previamente fue tejida y adornada con una pequeña imagen -de santos católicos- o incluso con una rama de manzanilla y que se pueden encontrar a las afueras de las iglesias durante el mismo domingo o incluso días antes.
En la Parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos de la colonia Cascajal, de la cual el Padre Eduardo Robledo Maldonado se encuentra al frente, catequistas y personas que son miembros de esa comunidad cristiana ayudan en la creación de este imperdible símbolo y lo hacen durante la semana previa a la celebración. Para su elaboración utilizan palma que se trae de Ciudad Mante.
Las más de nueve personas que se unen a esta actividad lo hacen de forma voluntaria y son de todas las edades. Aunque no son expertos, han ido aprendiendo de otras personas de forma paciente y gracias a su disposición, ya que para ellos es una forma de servir a Dios.En promedio tardan entre cinco y diez minutos haciendo cada pieza que puede tener diferentes formas y tamaños.
Cada uno puede llegar a hacer hasta 20 por día, dependiendo del tiempo que le brinden a dicha actividad. Este año tienen como meta realizar 700 piezas de palma, que serán bendecidas durante el domingo durante la misa correspondiente. En el pasado han llegado incluso a elaborar más de 900 piezas.
Según las escrituras, Jesucristo - o Emmanuel -, realizó su entrada abordo de un burro de carga mientras los ciudadanos del lugar con fervor lo recibían a los lados de las estrechas calles sosteniendo con sus manos grandes hojas verdes de palma que agitaban en señal de alabanza, mientras exclamaban Hosanna –palabra de agradecimiento o petición de salvación- a su paso.
Por ello, esta parte de la liturgia es recordada año con año por los fieles católicos o cristianos que con fe comienzan una semana llena de reflexión y respeto, conocida también como Semana Mayor.