El exdiputado federal por Río Bravo, EDGAR MELHEM SALINAS, quien ayer se registró como aspirante a la dirigencia del PRI en Tamaulipas y que seguramente será electo en una convención de consejeros el próximo 15 de diciembre, tendrá ante sí la colosal tarea de reanimar un partido que, de omnipotente, pasó a ser casi un membrete y al que nuevas y recientes revelaciones siguen sumiendo en el descrédito.
Durante ocho décadas, el Partido Revolucionario Institucional mantuvo el predominio político en nuestra entidad, como réplica local de lo que acontecía a nivel nacional. Pero el ejercicio abusivo del poder fue minando en ambos niveles su aceptación entre la ciudadanía.
Y así, en 2016, vientos de cambio arrasaron las viejas estructuras, de cuyo interior salieron huyendo despavoridos infinidad de militantes que buscaron nuevos refugios para seguir haciendo lo único que aprendieron a hacer: vivir de la política y del presupuesto oficial.
Hoy, a muchos de quienes fueron figuras prominentes del llamado tricolor, los vemos vistiendo las camisetas del PAN o de MORENA, confirmando que en el priísmo tradicional, la conveniencia y no la lealtad, era el valor supremo.
Hoy, dos exgobernadores, TOMAS YARRINGTON y EUGENIO HERNANDEZ, salidos de sus filas, están en la cárcel y otro más, EGIDIO TORRE CANTU, ya siente la lumbre en los aparejos al descubrirse que su extesorero incurrió en multimillonario fraude a través de facturas falsas, algo que difícilmente pudo ocurrir sin su conocimiento y consentimiento.
Hoy, el diezmado priísmo tamaulipeco tiene a MORENA en el Gobierno federal y a Acción Nacional en el Gobierno del estado, lo cual lo coloca en calidad de un huérfano que ha perdido los dos sustentos paternales que le permitían subsistir: la guía de un “gurú” y el flujo de dinero oficial hacia sus arcas. En pocas palabras, algo así como un niño en condición de calle.
Y es en ese contexto en el cual MELHEM asumiría la dirigencia tricolor en el estado, acompañado de una joven abogada maderense de nombre MAYRA OJEDA, quien llegaría a la secretaría general.
Como se ve, el reto no luce nada cómodo. No se puede negar que aún quedan militantes fieles y que están dispuestos a trabajar en pro del partido de sus amores. Pero la herencia que les legaron es demasiado maligna como para que la sociedad en su conjunto vuelva a creer fácilmente en el Partido Revolucionario Institucional. ¿Estará MELHEM consciente de ello? Si lo está, será un buen principio.
Pasando a otro tema, la aprobación de los presupuestos de egresos por los cabildos de los tres municipios conurbados para el 2020 asegura la continuidad de programas de obra pública y de acciones de bienestar social en beneficio de miles de familias.
En Tampico, el techo financiero municipal fue fijado en los mil 394 millones de pesos, en Altamira en los mil 120 millones, mientras que en Ciudad Madero será de 718 millones, en lo que representa un incremento de 59 millones.
Bien pueden estar satisfechos los alcaldes JESUS NADER, ALMA LAURA AMPARAN y ADRIAN OSEGUERA, por haber conformado proyecciones financieras realistas y ajustadas a las necesidades de sus respectivas localidades. El sur de Tamaulipas sigue en la ruta del progreso.
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