Martín Rodríguez, un paleógrafo de Tamaulipas que busca preservar la historia

Martín Rodríguez Arellano, tiene 30 años de edad, labora como encargado del Archivo Histórico de Matamoros

Mariela Macay | El Sol de Tampico

  · sábado 15 de octubre de 2022

La paleografía es definida como la técnica que consiste en leer los documentos antiguos | Cortesía: Martín Rodríguez

¿Has visto un documento muy antiguo? El papel es delicado, la letra es diferente y tiene palabras que quizá jamás has leído, para muchos su mensaje es un misterio. Sin embargo, en Tamaulipas hay un joven cuya pasión es interpretar estas palabras y preservar la historia de la forma más fidedigna.

Martín Rodríguez Arellano, tiene 30 años de edad, labora como encargado del Archivo Histórico de Matamoros y ha sido capaz de transcribir a puño y letra documentos de más de 300 años, o bien, digitalizar hasta 3 mil páginas por semana.

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Martín y la paleografía

La paleografía es definida como la técnica que consiste en leer los documentos, inscripciones y textos antiguos, lo que permite determinar el lugar del que proceden y el período histórico en el que fueron escritos.

Martín Rodríguez, es de los muy pocos tamaulipecos que cuentan con el conocimiento para realizar ese procedimiento, puesto que ha transcrito como un proyecto personal, registros que datan de 1802 a 1816.

“La paleografía es una de las disciplinas más importantes de las que se auxilia la historia para la interpretación de la misma. Nuestro principal sostén del discurso histórico son los documentos”, explicó a EL SOL DE TAMPICO.

Dijo que el transcribir esta documentación a una letra actual forma parte del proceso de preservación, ya que por la antigüedad el material debe ser tratado con sumo cuidado y no puede manipularse en diferentes ocasiones.

Es por ello que se dio a la tarea de transcribirlos y posteriormente redactar el texto en una computadora.

“Los métodos van cambiando, hay diferentes tipos de caligrafía: procesal encadenada, barroca, humanista. Es necesario dar la correcta lectura e interpretación a ese estilo de caligrafía que muchas veces no se entiende”.

Asumir la responsabilidad de transcribir y digitalizar estos textos lo llevó a ser más estricto | Cortesía: Martín Rodríguez


Digitalización de los documentos para rescatar la historia

La tecnología es otra herramienta que Martín utiliza para el rescate de la historia; en el 2019 este municipio inició un proceso de digitalización de actas que iban desde 1784 a 1950.

“Esa fue la primera fase de digitalización, iniciamos en enero de 2019 y se concluyó este año; inmediatamente iniciamos con la digitalización del periódico La Voz de la Frontera que abarca de 1948 a 1957”, planteó.

Martín Rodríguez y su respeto por la historia

El joven, que, aunque es licenciado en Turismo ha desarrollado su vocación por los libros, la historia y su relación, destacó que tener contacto con tantos documentos ha cambiado su percepción de la historia.

“El documento más antiguo que he transcrito es de 1650, fue una petición particular, era como un testamento de un alcalde de Cocula, Jalisco”, recordó.

En la época antigua esta pieza era usada para guardar agua o triturar algunas plantas, semillas o hierbas | Facebook: Asociación Tamaulipeca De Antigüedades y Coleccionistas ATAC

Señaló que asumir la responsabilidad de transcribir y digitalizar estos textos lo llevó a ser más estricto.

“Aspiro a ser un historiador profesional, yo no puedo decir ‘yo pienso, yo creo, yo opino esto’; todo debe estar fundamentado en una fuente de archivo y los documentos son la fuente para aseverar o fundamentar un hecho”, planteó.

Recomendó consultar diversas fuentes para conocer la versión más fidedigna de los hechos. “Más allá de eso, con datos que nosotros sabemos cómo ocurrieron, le podemos dar diferentes explicaciones”.

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Desde su escritorio donde tiene instalado el equipo para digitalizar y a un metro de la Hemeroteca de esta ciudad fronteriza, Martín confiesa que el camino, aunque no es fácil, es apasionante.

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“Yo no aprendí historia, tuve que aprender por mi cuenta, no tenía quién me enseñara, a base de paciencia lo he ido logrando”, concluyó el historiador cuya letra es tan elegante como la de un documento antiguo.