El jueves 26 de julio de 1945, en el Puerto de Tampico, nació Benito Gámez González, quien en su “Carta de presentación” se definió como un aventurero; egresado de la Preparatoria Tampico, fue licenciado en Letras Españolas, pedagogo enfocado en lecto-escritura vivencial y autor de diversos poemarios. Falleció en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, un viernes 21 de agosto de 2020.
Durante la década de los años 80 fue profesor de Literatura en el Instituto Cultural Tampico, donde tuvo como alumno a Martín Solares, la pluma detrás de las novelas “Los minutos negros” y “No manden flores”.
En el 2006 ganó el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (FECA) de Baja California en la disciplina de Literatura con el libro “El amor en tiempos de escritores”.
La importancia de la literatura en la educación
De acuerdo a su autobiografía, en 1968, a los 23 años, Gámez trabajó como profesor de Literatura y Redacción, a nivel preparatoria, en el Centro de Enseñanza Técnica y Superior (Cetys) en Baja California.
A raíz de esa experiencia, en 1981, redactó la tesis “Fracaso y renovación de las clases de literatura”. El trabajo sería más tarde la base de “Inventando al lector. Fundamentos y aplicaciones de lecto-escritura vivencial”.
El proyecto, en palabras de Gámez, buscaba “rescatar la literatura como eje rector del desarrollo integral de la conciencia dentro del proceso educativo”.
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El libro “La tortura al gozo: el cambio de las clases de literatura”, escrito por Gámez y editado por la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en 1993, señala que la escritura, entendida como un medio de expresión, fomenta la imaginación y la creatividad, además de ayudar a preservar y difundir el conocimiento.
Además, escribir tiene la capacidad de persuadir, invitar a la reflexión, promover los cambios sociales, incrementar la empatía y la comprensión de la diversidad de opiniones, clarificando ideas y ayudando en la resolución de problemas.
De 1995 a 1999, Gámez impartió un diplomado para profesores de literatura de grado universitario en la Universidad Autónoma de Baja California. Entre 1996 y 1997, participó activamente en la redacción grupal del libro “Historia de la Universidad Autónoma de Baja California: 1957-1997”.
La importancia de la poesía
En su última obra “Asedio al Puerto y otros poemas (1994-2017)”, Gámez expresó lo que la poesía significaba para él: “Ha salvaguardado mi vocación central como escritor. Leer y escribir poesía ha sido el ejercicio más importante para el desarrollo de mi subjetividad”.
“En este libro he querido dejar testimonio de mi aventura interior. Aquí están los poemas que han dado sentido a mi vida. Y aquí están los fundamentos más profundos en lo que se apoya mi última aventura sobre la Tierra”, aseguró Gámez.
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El libro compuesto por 63 piezas habla sobre despedirse de su ciudad, conocer lugares nuevos, regresar al hogar, encontrar al amor y perderlo; habla sobre l la belleza, las auroras, el tiempo libre y las tumbas.
Ante la pregunta de "¿Quién fue Benito Gámez González?”. El mismo contestó: “Yo soy un tono agudo, un átomo de fuego”.
Fragmento de “Las horas de Tampico”
Las diez de la mañana no es una hora propicia para los misterios.
En cambio, las tres y media de la tarde siempre será la hora plena de la melancolía cuando, bajo un cielo maduro, la Laguna del Carpintero es una quieta y narcótica nostalgia poblada por la ausencia de todos sus fantasmas.
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Cuando las calles van quedando vacías y la madrugada impone su silencio sumiendo plazas y edificios en el profundo océano de los sueños, y la luz amarilla de los postes aporta un efecto dramático preciso, es la hora de Tampico pensando en sí mismo, en sus visiones, en su ser antiguo.
Es la hora más honda de Tampico, cuando el Puerto hace el recuento de sus hijos.
Fragmento de “Un incendio llamado Mexicali”
Como a las ocho de la mañana ya están cayendo bolas de fuego. A los diez segundos toda la grasa de tu cabeza —cráneo, rostro, cuello— está hirviendo.
Y una vez más te atrapan las preguntas obvias y no sabes cómo contestarlas:
¿Estoy loco o estoy en purificación o soy masoquista o qué me pasa?
¿Por qué no he huido de este incendio?
Hace un calorón, es cierto; pero ¿qué me dices del silencio lleno de oro y de la paz contundente?
Ahí te ofrezco la Reforma vacía. Camina.
