En agosto de 1797, nació Mary Shelley, la mente detrás de “Frankenstein”. En el mismo mes, pero de 1945, en el trasfondo de la Segunda Guerra Mundial, George Orwell publicó “Rebelión en la granja”. Cada una de estas obras representa una oferta muy apetecible para sumergirse en el mundo de las letras. Si te interesa conocer otras recomendaciones literarias, continúa leyendo.
En agosto se celebra el cumpleaños de Manuel Acuña (1849), Amado Nervo (1870) y Julio Cortázar (1914). Por otra parte, H.G. Wells y Herman Hesse abandonaron el mundo de los vivos en este mes, en 1946 y 1962, respectivamente.
Frankenstein de Mary Shelley
Víctor Frankenstein pasó gran parte de su infancia y juventud leyendo, creyendo prepararse para su ingreso a la facultad de medicina. No fue así. Tras tomar sus primeras clases, descubrió que la información adquirida en docenas de libros era falsa u obsoleta.
De pronto, el conocimiento científico que iba adquiriendo se combinó con el pensamiento quimérico que cultivó durante años, así que descubrió cómo dotar de vida a la materia muerta. Recluido la mayor parte del tiempo en sus habitaciones, únicamente salía para comprar partes humanas y coserlas con la esperanza de crear un nuevo ser. El problema es que una vez que lo logró, no supo qué hacer con él.
Nocturno a Rosario de Manuel Acuña
“Al grito que te imploro, te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión”. La anterior rima aparece casi al inicio del poema más famoso de Acuña. Una obra donde un hombre suplica a una mujer por su amor, sabiendo de antemano que tiene la batalla pérdida.
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Aunque rimas como “ya se han muerto todas mis esperanzas; están mis noches negras, tan negras y sombrías que ya no sé ni dónde se alza el porvenir” para algunos pueden evocar una gran tristeza. Otros sonríen cuando leen “tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho, los dos, un alma sola, los dos, un solo pecho, y en medio de nosotros mi madre como un Díos”.
En paz de Amado Nervo
En este poema aparentemente una persona a las puertas de la muerte hace un recuento de su existencia, para concluir que “si bien a la lozanía va a seguir el invierno”, la vida “no le prometió que mayo fuese eterno”.
Carta a una señorita en París de Julio Cortázar
El cuento relata la vida de un personaje quien se ha instalado en un departamento en la calle Suipacha, en Buenos Aires, mientras mantiene una relación complicada con un grupo de conejos; quienes, por más que el personaje lo intenté, no se van, al contrario, siguen llegando y su nacimiento no es un evento agradable.
La guerra de los mundos de H.G. Wells
Aunque en esta novela nunca conocemos el nombre del protagonista, sí sabemos que su planeta, la Tierra, vivió una invasión alienígena hace seis años. Tras el primer contacto entre especies, los extraterrestres calcinaron a los humanos. Ahora la humanidad que antes reinaba en el mundo, tiene que huir ante los invasores espaciales.
Rebelión en la granja de Georges Orwell
Los animales de una granja deciden desconocer el dominio de los humanos y declarar que, a partir de ese momento, todo aquel ser que camine en dos patas es su enemigo. Comandados por el Viejo Mayor y el cerdo Napoleón, los animales de la granja pronto descubrirán que las reglas tienen matices y que el poder otorga beneficios, a los cuales no muchos pueden resistirse.
El lobo estepario de Herman Hesse
Quienes se interesen por esta lectura deben saber que en el Teatro Mágico solo hay sitio para los locos. Motivado por una advertencia similar a esta, Harry Haller decide ir al lugar, donde descubre que vivir fuera de las reglas de la sociedad invariablemente acarrea peligro.
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Tengo un sueño de Martin Luther King
El miércoles 28 de agosto de 1963, Martin Luther King pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño”, donde indica “Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por su carácter”.
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Durante agosto, los lectores de EL SOL DE TAMPICO pueden elegir leer discursos políticos, novelas, cuentos o poesía. Ya sea que prefieran seguir el camino de los locos o intentar comprender qué motivó a la criatura de Frankenstein a intentar matar a su creador, esperamos que disfruten de un tiempo a solas con las letras.