Leona Vicario y su importante papel en la Independencia de México

Conoce la historia casi desconocida de una participante clave en el movimiento independista de México

Itzia Rangole | El Sol de Tampico

  · miércoles 6 de septiembre de 2023

Leona Vicario es una de las mujeres que contribuyó al movimiento que logró la Independencia de México | Mediateca INAH

Cuando pensamos en la Independencia de México es usual que aparezcan nombres como: Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón. Cuando se buscan integrantes del género femenino, la memoria se detiene en Josefa Ortiz Domínguez, pero, ¿sabes quién fue Leona Vicario y por qué es importante dentro del movimiento de insurrección?

El libro “Mujeres por la independencia” escrito por Gabriela Orozco, firmado con el seudónimo de Sebastián Alaniz, platica la vida de diversas mujeres implicadas en el proceso de independencia del país, entre ellas, “La Güera Rodríguez” y Gertrudis Bocanegra.

El puerto de Tampico tuvo grandes beneficios durante el porfiriato | Mediateca INAH

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¿Quién fue Leona Vicario?

A los 19 años, María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, publicaba en el periódico “El federalista mexicano” temas sobre igualdad de derechos. Al mismo tiempo, escribía cartas a Miguel Hidalgo e Ignacio Allende para informar la situación política de la capital y los movimientos de los realistas.

Aunado a ello, Vicario compraba armas para los insurgentes con sus propios recursos, además organizar tertulias literarias para difundir las ideas de independencia entre la población.

Nació el 10 de abril de 1789, en la Ciudad de México, hija de padres criollos, pertenecía a una familia de la alta sociedad de la época.

Al quedar huérfana durante la adolescencia, su tío se hizo responsable de su manutención. Aunque permitió que la joven continuará estudiando, no apoyó las causas revolucionarias de su sobrina, e incluso, años después, la llegó a entregar al Santo Oficio.

El amor y la independencia

Leonora Vicario primero conoció a Octaviano Obregón, quien acudía como escucha honorario a la Real Audiencia de México, lugar donde el virrey tomaba las decisiones que afectaban al territorio considerado nexo de la corona española.

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Ambos se comprometieron en matrimonio, pero la mudanza de Obregón rumbo a España, después del asesinato de su padre, disolvió la relación.

Tiempo después, Vicario conoció a Andrés Quintana Roo, un abogado de clase media que trabajaba con su tío, Agustín Pomposo Fernández. Quintana Roo y Vicario se enamoraron, pero cuando él solicitó la mano de la joven en matrimonio, Pomposo se negó a aceptar la unión. Corría aproximadamente el año de 1808.

Al ser despedido del bufete de abogados, Quintana Roo se enlistó en el ejército de María Morelos y Pavón, asentado en Oaxaca. En la Ciudad de México, Vicario realizaba reuniones clandestinas para hablar sobre suministro de armas y estrategias de combate.

La realidad se empieza a complicar

En 1813, las cartas con información sobre el ejército realista escritas por Vicario fueron descubiertas por miembros del ejército español. La joven de 24 años huyó de la Ciudad de México, rumbo a Tacuba.

Aunque solicitó al comandante Trejo unirse a las tropas que avanzaban al encuentro de Hidalgo y Allende, Trejo, sin saber quién era ella, se negó a incorporarla a las filas. Cuando descubrió que era una aliada de la causa, el comandante quiso rectificar el error, pero era demasiado tarde. Vicario había partido de vuelta a la Ciudad de México.

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Acorde al análisis de Orozco, el tío de Vicario, el abogado Pomposo Fernández, la convenció de regresar a su hogar, donde estaría segura. Lo cierto es que, para ese momento, el hombre ya había pactado con la Real Audiencia y el Santo Oficio para entregar a su sobrina, quien sería juzgada por sus presuntos crímenes contra la corona.

El 20 de marzo de 1813, en el Colegio de Belén, Vicario fue sentenciada a vivir en un claustro en completo aislamiento por el apoyo mostrado a la causa insurgente. Semanas después fue liberada por un grupo de hombres armados de la causa independentista. Para ese momento, Vicario ya había perdido la totalidad de su herencia.

Sin dinero, se casó con Andrés Quintana Roo en Tlalpujahua, Michoacán, y se dedicó, a partes iguales, a curar enfermos y combatir en los enfrentamientos armados.

En 1817, dio a luz a una bebé de nombre Genoveva. En 1818, cae de nuevo prisionera de los realistas en Tlacoluspa, Oaxaca, donde a pesar de las insistencias de Quintana Roo de firmar una petición de indulto, Vicario se negó a rendirse.

Hecha prisionera. Andrés Quintana Roo firmó la redención de sus tropas a cambio de la liberación de su familia. Entonces, el último virrey de la Nueva España, Juan José Ruiz de Apodaca y Eliza, les otorgó el indulto. En 1820, nace la segunda hija del matrimonio, de nombre Dolores.

La realidad vuelve a cambiar

El 27 de septiembre de 1821, el ejército Trigarante entra a la Ciudad de México, después de Juan O'Donojú, último Jefe político superior de la provincia de Nueva España, en nombre de la corona española, reconociera la independencia del territorio mexicano.

En 1822, los bienes incautados a Vicario fueron restituidos por sus servicios prestados a la nación.

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Aunque su nombre pocas veces aparece en los libros de historia. Los restos mortales de María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, junto con el de los otros héroes del movimiento, descansan, desde 1925, en el Ángel de la Independencia.