El Caribe se distingue por sus playas paradisíacas y su calor. Uno de los inventos de la región que cobró popularidad a nivel mundial fueron las hamacas. ¿Quién no disfruta de subirse en una red y columpiarse mirando al cielo? Cuando los conquistadores españoles conocieron las hamacas en el siglo XVI, primero las usaron y después las exportaron al viejo continente.
El origen de la palabra
Acorde al Diccionario Online de Etimología (OED, por sus siglas en inglés) la palabra “hamaca” deriva de las lenguas arahuacas donde significa “red de pesca”.
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) la define como una “red alargada, gruesa y poco tupida, por lo común de pita, lona u otro tejido resistente, la cual, asegurada por las extremidades en dos árboles u otros soportes, queda pendiente en el aire y sirve de cama y columpio”.
El Diccionario de Inglés de Oxford (también OED, por sus siglas en inglés) determina que el origen de la palabra proviene de mediados del siglo XVI, del vocablo taíno “hamaka”. El idioma taíno, actualmente extinto, perteneció a las lenguas arahuacas también conocidas como “arawak”.
Historia del invento
El portal del gobierno del estado de Yucatán explica que la primera vez que los conquistadores españoles vieron las hamacas fue en las islas de las Antillas, también conocidas como islas del Caribe, en 1492.
En un principio, las hamacas estaban fabricadas por medio de la corteza de los árboles a través de un tejido grueso y ancho, después el material principal fueron los agaves.
De las islas del Caribe, el invento llegó a la región de Yucatán. El calor característico de ambos territorios propició que las hamacas se volvieran un objeto de primera necesidad. Incluso un sector de la población desarrolló el hábito de dormir en ellas.
En territorio mexicano, al pasar el tiempo, tanto el diseño como la materia prima de las hamacas cambiaron. Los nudos se volvieron más apretados y los espacios entre ellos disminuyeron. Aunque las más populares están hechas de algodón, también se usa cáñamo, lienzo y lona.
Los primeros registros de la hamaca
En el libro “Historia general y natural de las Indias, islas-tierra firme del mar, océano”, escrito por Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, militar y colonizador español, publicado en 1851, pero escrito muchos años antes, se habla de esta manera sobre las hamacas:
“Bien es que se diga qué camas tienen los indios en esta isla española, a la cual llaman hamaca; y es de esta manera: una manta tejida en parte, y en otras partes abierta, a escaques cruzados, hecha red (para que sea más fresca). Y es de algodón hilado de mano de las indias, la cual tiene de luengo diez o doce palmos, y más o menos, y del ancho que quieren que tenga...".
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Dicha descripción es importante porque Fernández de Oviedo y Valdés es considerado, por la Real Academia de la Historia (RAH) de España, como “el primer cronista del nuevo mundo”.
Esta fue una breve historia sobre el origen y la evolución de las hamacas, un invento del Caribe que cobró popularidad a nivel mundial gracias a su comodidad. ¿Quién no quiere estar en la playa, tirado sobre una red, con una agua fresca de piña y mirando el mar infinito?