A veces cuando se sufre de desamor es difícil festejar el día de San Valentín. Pensando en quienes atraviesan por una crisis o ruptura de pareja, preparamos una lista de 9 canciones de desamor de José Alfredo Jimenez, para recordar que “aunque no se tenga trono ni reina (rey), ni nadie que nos comprenda, seguimos siendo el rey (la reina)”.
José Alfredo Jímenez Sandoval, cantante y autor, nació el 19 de enero de 1926, en Dolores Hidalgo, Guanajuato. Entre sus particularidades se encuentra el ser considerado “músico de oído”, ya que no conocía la teoría de la disciplina y no sabía leer partituras. Al parecer, componía silbando las melodías. El Instituto Mexicano de la Radio le atribuye la creación de casi mil canciones.
Cuando no te hicieron caso
El cariño no correspondido suele generar tristeza. Para acompañar el sentimiento, se puede optar por “Tú y las nubes” donde se afirma: “Árbol de la esperanza, que vives solo en el campo, tú dime si no la olvido o dime si no la aguanto que, al fin y al cabo, mis ojos se van a llenar de llanto”.
También se puede recurrir a “Las botas de charro”: “Y ahí te voy, a quebrar mi destino y en una cantina cambié mis canicas por copas de vino. Qué coraje me daba conmigo, no tenía bigote, ni traía pistola, ni andaba a caballo. Qué coraje me daba conmigo, andaba descalzo, y a ti te gustaban las botas de charro”.
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O quizás en “Cuando nadie te quiera” se pueda encontrar un remedio temporal contra la desilusión: “Cuando ya de tu orgullo no te quede ni gota y las luz de tus ojos se comience a apagar, hablaremos entonces del amor de nosotros y sabrás que mis besos, los que tanto desprecias, van a hacerte llorar.”
Cuando ya (casi) estás en la etapa del olvido
Para la etapa crucial cuando se comienza a asimilar que todo llegó a su final, pero aún se mantiene una leve esperanza (muchas veces motivada por el orgullo), el repertorio de Jímenez Sandoval ofrece “La media vuelta”, donde asegura: “Yo quiero que te vayas por el mundo y quiero que conozcas mucha gente, yo quiero que te besen otros labios, para que me compares hoy cómo siempre”.
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En la misma faceta se encamina “Te solté la rienda” cuando indica: “Y cuando al fin comprendas que el amor bonito lo tenías conmigo, vas a extrañar mis besos, en los propios brazos del que esté contigo. Vas a sentir que lloras, sin poder siquiera derramar tu llanto y has de querer mirarte en mis ojos claros qué quisiste tanto, qué quisiste tanto”.
Tal vez “Qué te vaya bonito” nos recuerde la importancia de establecer distancia: “Ojalá que te vaya bonito, ojalá que se acaben tus penas, que te digan que yo ya no existo y conozcas personas más buenas. Qué te den lo que no pude darte, aunque yo te haya dado de todo, nunca más volveré a molestarte. Te adoré, te perdí, ya ni modo”.
Para quienes se encuentren en el limbo, inmersos en una relación que no se acaba, pero tampoco fructífera, tal vez puedan escuchar “No me amenaces”: “Porque estás que te vas y te vas, y te vas, y te vas, y te vas, y te vas, y no te has ido. Y yo estoy esperando tu amor, esperando tu amor o esperando tu olvido”.
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A lo mejor es buena idea recordar, cuando se tiene el corazón roto, que vivimos en “Un mundo raro” y que al final, como asegura José Alfredo Jiménez en sus canciones, siempre nos vamos “En el último trago”: “Nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores, otra vez a brindar con extraños y a llorar por los mismos dolores”.
