Juan Rulfo, reconocido como uno de los escritores más influyentes de la literatura latinoamericana y del realismo mágico, dejó una huella imborrable en la cultura mexicana y mundial. Con obras como Pedro Páramo y El Llano en Llamas, exploró temas como la soledad, el abandono y la muerte en un México rural, transformando estas realidades en temas universales.
Su habilidad para capturar la esencia del pueblo mexicano, mientras trascendía fronteras literarias, ha sido objeto de estudio y admiración. Rulfo no solo enriqueció la narrativa de su país, sino que también redefinió el panorama literario global.
En esta entrega, abordaremos una parte de su vasto legado, destacando su breve pero significativo paso por la región de la Huasteca, en el estado de Veracruz, un espacio que influyó en su obra fotográfica, en la que plasmaba su visión del México de esa época.
Con información de la Fundación UNAM, el portal oficial del Gobierno de México, y en entrevista con El Sol de Tampico, Roberto González Elizalde, autor del libro “Esa Ciudad tan fea donde vives” (2023), nos adentramos en las motivaciones de Rulfo para visitar la zona y la importancia de su legado en la literatura.
Su Visita a la Huasteca: A 211.9 km de Tampico
En la década de los cuarenta, motivado por su interés por los viajes, Rulfo comenzó a tomar fotografías. Su talento progresó tanto que, en la actualidad, editoriales han publicado libros con colecciones de sus imágenes, como El Fotógrafo Juan Rulfo (2017) y 100 fotografías de Juan Rulfo (2010).
Aunque Rulfo nunca consideró la escritura como una carrera profesional, ejerció varios oficios, entre ellos redactor, editor y fotógrafo para diversas instituciones. Fue esta última actividad la que lo llevó a visitar la Huasteca. A tan solo 211.9 km de Tampico, Rulfo retrató la zona arqueológica de Castillo de Teayo.
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Sobre su motivación para visitar este lugar, Roberto González explicó: "La motivación fue económica. Rulfo realizó el viaje debido a un encargo para escribir un artículo en la revista Mapa: revista de automovilismo y turismo, editada por la Asociación Automovilística Mexicana. Sabemos, por historiadores como Práxedis Razo y Raúl Sinencio Chávez, que Rulfo hizo esta visita en los primeros años de la década de los cincuenta".
La Fundación Juan Rulfo incluyó el "Castillo de Teayo" en el volumen Obras (2011), integrando este sitio a su legado literario.
Al leer la obra de Rulfo y observar sus fotografías, surge la pregunta sobre qué características del paisaje huasteco captaron su atención y los posibles paralelismos entre el pueblo de Teayo y Comala en Pedro Páramo.
Según González Elizalde, "Podemos inferir que le impresionó este escenario prehispánico de pirámides cubiertas por la lluvia. En su relato, menciona cómo los españoles arrasaron a los antiguos habitantes de la Huasteca veracruzana".
"Estos tiempos, pasado y presente, que se diluyen y los lugares habitados por presencias fantasmagóricas, son temas recurrentes en Rulfo y que emplearía en Pedro Páramo. El caso de Castillo de Teayo nos muestra que esta inquietud ya estaba en Rulfo mucho antes de la publicación de su novela", expuso González.
La importancia de sus obras
Pedro Páramo es considerada una obra maestra por su innovadora estructura narrativa y su exploración del realismo mágico, abordando temas como la muerte y el silencio. Por otro lado, El llano en llamas ofrece una colección de cuentos que exponen la crudeza de la vida en pueblos marginados, la violencia y la soledad. Roberto González compartió su opinión sobre ambas obras:
“Rulfo nos dejó dos libros magistralmente escritos. Los cuentos de El llano en llamas siguen siendo un referente para cualquiera que quiera conocer la técnica y el estilo de la ficción. Todos los que hemos leído a Rulfo y escribimos secretamente buscamos algún día alcanzar la maestría de historias como El hombre, El día del derrumbe, Es que somos muy pobres o Diles que no me maten”.
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Sobre Pedro Páramo, González añadió: “Es una lectura compleja, pero más allá de la historia de fantasmas, es un trabajo poético brillante, con una estructura narrativa en la que el tiempo y el espacio se entrelazan en ese lugar llamado Comala”.
Señaló que ambos títulos siguen siendo relevantes porque Rulfo retrató una realidad cruda de la sociedad mexicana: la violencia. "Sus personajes son marginados, despojados o enfermos, que han sido víctimas o perpetradores de actos violentos".
Esa violencia, dice el entrevistado, se ha impregnado en la población: "Rulfo nos dice que seguimos replicándola, incapaces de romper el ciclo, tal como Juan Preciado no puede escapar de Comala. Si miramos la historia reciente, no le falta razón".
¿Es en verdad un reflejo de su tiempo?
Rulfo, con su maestría literaria, hace que muchos perciban sus personajes y escenarios como un reflejo de la realidad, cuando son fruto de su imaginación. Aunque sus diálogos y paisajes evocan el occidente de México, Rulfo utiliza la ficción para recrear el habla y la vida rural, sin pretender una representación documental.
“Gracias a su precisión y ese lenguaje poético que desarrolló, al leerlo nos parece que habla de hechos reales, lo que ha llevado a algunos a confundir su obra con historia o sociología”, comentó.
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“Si bien Rulfo incorpora contextos históricos, como la Guerra Cristera, sus libros son literatura, pero la mejor literatura. Rulfo entendió que la mejor forma de presentar una verdad es a través del bello engaño del arte”, concluyó González.