Todos los sueños comienzan con una ilusión, y el de Josefina Arias de Gorordo fue siempre tener una pastelería.
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Pero en los años 40 la mujer era educada solo para atender el hogar, por eso tuvo que convencer a sus padres que podía llevar su negocio. Esa tenacidad, entusiasmo y dedicación darían a Tampico la marca más tradicional en repostería del puerto.
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A Pepis, como le decían de cariño, le gustaba ayudar a su mamá en la cocina y le comentó que quería aprender a hacer pasteles y empezó a tomar clases con la maestra Carmen Contreras de Cabrera, y “la magia de poder hacer cosas tan exquisitas transformando ingredientes con la imaginación me fascinó tanto, que decidí dedicarme a ello”.
“Inicié en el portón de un edificio de la calle Aduana, ahí Nené y Pilar Argüelles me rentaron para poner mi estufita de 4 hornillas y mi batidora doméstica, tuve que empezar haciendo empanaditas y los pasteles solo se vendían en rebanadas porque nadie me comparaba un entero. Ahí estuve desde noviembre de 1946 hasta finales de 1947, cuando me quitaron el lugar, porque los vecinos se quejaron de que todo el tiempo estaba cocinando.
“Esa fue la primera vez que estuvimos en situaciones adversas, pero en esa ocasión como ahora, empecé a reinventar el negocio. Al no tener un local me fui al pasillo de un edificio de unos tíos, en el centro. Desde ahí inicié a cocinar quequis y otros panes para cafeterías para mantener el negocio”.
Recuerda doña Josefina Arias, quien desde ese entonces nombró a su local como ya muchos la conocían: Pastelería Pepis, “la mejor publicidad que tuve fue cuando participé en el carnaval, las hermanas Argüello eran artistas y me invitaron a participar con un carro alegórico, lo hicimos en forma de pastel y fue un boom, desde ahí la gente empezó a ubicar los pasteles de Pepis”.
Ni la presión social que se hacía a las mujeres que salían a trabajar, ni un ciclón ni una inundación y ahora una pandemia han podido detener a esta emprendedora, que ha hecho de su sueño una tradición tampiqueña, “nos estamos reinventando todos los días a lo largo de más de 70 años, incursionando para ofrecer al público lo que está esperando.
“Hemos incursionado ya en muchas cosas, en banquetes organizamos uno para 3 mil 500 personas, en pastelería hicimos una vez un pastel de más de 2 metros, ahora tenemos distintos servicios todos relacionados con comida, estamos ofreciendo durante esta época paquetes para llevar, siempre pensando en nuestros clientes”, añade.
Yo les digo a quienes desean emprender que se vale soñar, comenta, “pero que la responsabilidad de un negocio es muy fuerte y se debe tener los pies en la tierra a la hora de realizarlo, que la preparación sea constante, así como los ánimos y el entusiasmo. Que hagan bien a lo que se van a dedicar y que nunca falta la pasión y el amor por lo que están haciendo.
“Y a todos a quienes nos han favorecido con su preferencia un reconocimiento muy sincero, todo nuestro esfuerzo es para darles siempre lo mejor en cada pastel, platillo, café y servicios que les ofrecemos ¡Muchas Gracias!”.
Al cumplir su sueño Josefina Arias de Gorordo, pudo llevar momentos de alegría a muchos más que han disfrutado de los sabores y delicias de Pastelería Pepis, pero además abrió la puerta al emprendimiento de las mujeres, dejando el toque femenino en las tradiciones de Tampico.