El exquisito olor a café de olla que se distingue por su toque de canela y piloncillo, las exquisitas enchiladas, el delicioso sabor de los bocoles y la peculiaridad de una sopita casera solo es posible encontrarlos en El Lindero, restaurante fundado por doña Josefina Cruz en 1961.
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Aquel pequeño restaurante ubicado en la carretera Tuxpan-México ofrecía un sabor único y la atención de la inolvidable “Chepinita”, una mujer emprendedora y tenaz con un carisma inigualable.
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El trabajo constante de doña Josefina, con el apoyo de sus hijos, trajo a Tampico el sabor de la Huasteca, convirtiendo a El Lindero en un clásico de Tampico, un lugar en donde se recrean los sabores del rancho en la ciudad.
Hoy se ha convertido en una tradición que sirve los sabores de la huasteca a todo el mundo, gracias al gran cuidado que se pone a cada uno de sus platillos entre los que destacan estrujadas, empipianadas, bistec ranchero, zacahuil y barbacoa, todo con el sabor único que distingue a la Huasteca.
DOÑA CHEPINITA
La fundadora de El Lindero siempre se mostró muy emocionada de compartir el sabor del rancho a cada cliente que llegaba a su restaurante y compartir sus conocimientos con sus empleados quienes la recuerdan con gran cariño.
“Siempre se portó muy bien conmigo, estaba al pendiente de los trabajadores, siempre nos preguntaba cómo estábamos, si ya habíamos almorzado; siempre me pedía sus comidas, sus albóndigas rellenas de queso panela eran sus favoritas”, comparte Catalina Tenorio, jefa de cocina de El Lindero Tampico.
Catalina describió a doña Jose como una mujer sencilla, con un gran carisma y siempre preocupada por hacer sentir a sus empleados como en familia.
“Yo siento como si estuviera aún con nosotros, era una mujer muy carismática, muy respetuosa y muy amable, no hay palabras para describirla”, comenta.
La fundadora de El Lindero falleció en 2019 y su legado continúa gracias al trabajo de sus hijos y nietos, actualmente el restaurante tiene presencia en diversas ciudades.
10 AÑOS DE TRAYECTORIA
Catalina Tenorio llegó a Tampico en 2010 con la ilusión de emprender sus estudios universitarios; el deseo por aprender la llevaron a tocar las puertas de El Lindero, espacio que se ha convertido en su familia y le ha permitido representar dignamente la gastronomía que aprendió en su casa.
“Yo estudiaba en Ozuluama, llegué a Tampico para estudiar la universidad y me invitaron a trabajar aquí. Empecé desde abajo, lavando loza y limpiando, poco a poco me fui acercando a la cocina, yo quería poner en práctica lo que mi mamá me enseñó desde muy chica”, recuerda.
La jefa de cocina recuerda que al ingresar a este restaurante se sintió muy orgullosa, ya que podría representar la cocina del rancho en el que había crecido, sobre todo rendiría un homenaje a sus raíces.
“Por primera vez me sentí orgullosa porque mi mamá nunca imaginó que iba a trabajar en un restaurante y cocinando todo lo que ella me enseñó: las entradas, la sopa de fideo, todo fue en base a lo aprendido de ella, me siento orgullosa de estos 10 años de practicar el arte culinario”, comenta.
Con una mezcla de alegría y nostalgia, Catalina recuerda que los primeros platillos preparados para sus patrones fueron la sopa de fideo y las lentejas, lo que le abrió las puertas, y se dieron cuenta de la gran sazón que guardaba en sus manos.
“Nunca pensé que iba a aprender tantas cosas; ahorita soy la encargada de la producción de la cocina, me siento orgullosa porque el trabajo en cocina es muy bueno, siempre nos hacen sentir parte de la empresa. Llevar la tradición de Ozuluama a los clientes es algo único”, explica.
ENCHILADAS DOÑA JOSE
Entre las especialidades de este restaurante destacan una variedad de platillos, entre ellos los “huevos del general”, la salsa martajada, la cecina con pipián, los bocoles y más, pero sin duda un platillo que ha logrado conquistar paladares son las Enchiladas doña Jose, platillo que rinde tributo a la fundadora del sitio.
“Ella me pedía que le hiciera unas enchiladas, pero con chile seco, me decía: me las rellenas con quesito con cebolla y las pones en el comal, que queden doraditas, así le gustaba a ella. Al partir ella hicimos la representación de lo que le gustaba y así surgen las “Enchiladas doña Jose”, comenta Catalina Tenorio.
La jefa de la cocina añade que servir este platillo es un gran orgullo, sobre todo apreciar la aceptación del público ya que, señala, “hubo un momento en el que en una mesa todos piden las Enchiladas doña Jose, eran cinco, seis órdenes, todo un éxito”, narró.
Para Catalina, innovar es algo clave, siempre y cuando se respete la tradición huasteca. Explica que siempre es necesario hacer las cosas bien, cuidar la sazón y nunca perder la calidad del platillo.
“Nosotros innovamos de acuerdo con la pandemia, presentamos al público kilos de cecina y barbacoa, todo como el cliente pida, pero estoy segura que solo aquí se puede disfrutar de una gran sazón, El Lindero no tiene comparación”, finalizó.