¿Las costas de Tampico necesitaban de armamento para protegerse de los enemigos? En 1797, de acuerdo a las autoridades de la Nueva España, sí. El virrey temía una invasión de barcos opositores provocada por la Guerra anglo-española. Una misiva al rey Carlos IV solicitaba suministro de armas para defender la zona norte del territorio. Aquí la historia.
Breve contexto bélico
El 18 de agosto de 1796, se inició la Guerra anglo-española, donde se confrontaron dos bandos. El primero estaba integrado por España y Francia. El segundo por Inglaterra. El objetivo del conflicto era mermar la potencia política inglesa.
Durante las batallas, ambas partes se atacaron y se defendieron en distintos puntos del océano Atlántico, entre ellas, las islas de Terranova, Trinidad, Puerto Rico y Tenerife.
En 1797, alarmado por el avance inglés sobre la región del Caribe, el virrey de la Nueva España, marqués de Brancifonte, Miguel de la Grúa Talamanca, mando vigilar el puerto de Tampico para prevenir una invasión. Tal cometido quedó a cargo del comandante de la primera división de las costas del norte, Félix Calleja.
Patrullas en el puerto de Tampico
El método elegido para velar por el resguardo y seguridad de Tampico fue la instauración de patrullas, las cuales vigilaban el puerto desde distintos puntos.
Las patrullas eran el medio menos costoso, pero más eficiente para vigilar el golfo de México, en aquel entonces denominado “costa del Seno Mexicano”.
En misivas conservadas por el Ministerio de Cultura y Deporte de España se puede leer la comunicación de las autoridades novohispanas.
El 30 de junio de 1797, se escribe a la Corte que el teniente coronel Félix Calleja, al mando de las tropas, custodia el puerto de Tampico. Sin embargo, era innegable que existía un grave desabasto de armas y mantenimiento de diversos edificios que fungían como almacenes. Los cuales, dentro de poco tiempo, serían inservibles como apoyo a las fuerzas militares.
En la misiva también se especificaba que no son necesarios más hombres para custodiar Tampico, puesto que, en opinión del comandante Calleja, las condiciones existentes no permitirían el desembarco de los opositores.
La clave del éxito para los militares apostados en Tampico era, en palabras del virrey, “una pequeña, pero clara y metódica instrucción”.
El final de la historia
La Guerra anglo-española, al menos, en su primera fase, duró del 18 de agosto de 1796 al 25 de marzo de 1802. En ese período, los ingleses se concentraron en atacar territorio español como las islas de Menorca y Cádiz; ignorando al nuevo mundo.
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Las armas para la Primera división de las costas del norte, acorde a la Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra de España, llegaron a Tampico en 1798, en el mismo navío que transportaba al próximo virrey de la región: Miguel José de Azanza.
Entonces, ¿las costas de Tampico necesitaban de armamento para protegerse de los enemigos? En 1797, las autoridades novohispanas consideraron que sí, pero se equivocaron. Las patrullas de vigilancia lideradas por Callejas custodiaron el puerto durante largos meses, día y noche, pero las naves inglesas nunca aparecieron en el horizonte.