La actual cultura de Occidente deviene del antiguo imperio romano, donde muy probablemente se conformó la idea de los siete pecados capitales, a saber, avaricia, envidia, gula, ira, lujuria, pereza y soberbia. El arquetipo suele estar tan arraigado en el colectivo popular que incluso los mayores villanos de Disney responden ante él. ¿Quieres conocer cuáles son sus principales defectos de carácter?
Por definición, un pecado se considera “cosa que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido”. Bajo ese principio, las (y los) antagonistas de películas como “La bella durmiente”, “La sirenita”, “Los 101 dálmatas”, “Aladino”, “El rey león”, “Blanca Nieves”, “Cenicienta”, “Hércules” y “El jorobado de Notre Dame” tienen mucho qué decir.
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¿Solo hace falta un poco de envidia para desatar el caos?
El Diccionario del Español de México (DEM) otorga a la palabra “envidia” el significado de “Sentimiento de tristeza, odio o coraje ante la felicidad de alguien, ante sus éxitos o sus posesiones”.
Bajo tal categoría nos podemos encontrar a figuras como Maléfica, Úrsula, Jafar, Hades y la reina Grimhilde, mejor conocida como “La reina malvada”. Además podríamos agregar a la fórmula de los celos, una mezcla de avaricia e ira.
La acepción de “avaricia” de la Real Academia Española (RAE) es: “Afán desmedido de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas”. En tanto, el DEM entiende por ira un “sentimiento violento de intensa rabia”.
Veamos, de acuerdo a la trama de las producciones, Maléfica condenó a la Bella Durmiente a la muerte por el desplante de no recibir una invitación al bautizo. Úrsula planeaba mandar sobre los siete mares; Jafar codiciaba controlar al genio de la botella para mandar sobre Agrabah; y la reina Malvada deseaba ser la más hermosa de todas (sobre todo, más bella que Blanca Nieves).
Hades, hermano de Zeus, tenía un único propósito en la vida: dominar el cosmos. Mientras él custodia la morada de los muertos, contempla cómo los otros dioses del Olimpo, disfrutan de su existencia inmortal. Por tanto, planea esclavizarlos.
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Todos estos personajes estaban dispuestos a manipular y asesinar para lograr sus cometidos, ya que en la ficción se negaban a aceptar que alguien más tuviera lo que ellos anhelaban.
Si observamos bien, tal vez podamos encontrar un componente de soberbia, entendida como “altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros (RAE)” y “excesivo aprecio de sí mismo y desprecio de los demás (DEM)”.
La crueldad y la lujuria
Probablemente el personaje más encaminado a la avaricia sea Lady Tremaine, madrastra de Cenicienta, capaz de despojar a la joven de su legítima fortuna, someterla a trabajos de servidumbre e intentar impedir que se casará con el príncipe.
Sin embargo, Cruella de Vil con su cometido de elaborar a toda costa un abrigo de piel de cachorros de dálmata, no se queda atrás.
En cuanto al juez Claude Frollo, él mismo dio a conocer su principal defecto de carácter, cuando le dio a Esmeralda solo dos opciones: ser su mujer o arder en la hoguera. La lujuria, para el DEM, implica un “deseo sexual exacerbado”.
El premio es para: Scar
La cinta de “El rey león” está basada en la obra de teatro “Hamlet” de William Shakespeare. En ella, Hamlet, príncipe de Dinamarca, es incapaz de entender cómo, a pocos meses de la muerte de su padre, su madre se casó con su tío, quien ahora gobierna. Para colmo, termina por descubrir que la muerte del antiguo rey fue en verdad un homicidio.
En la película, Mufasa muere a manos de Scar, su hermano, y cuando Simba regresa a reclamar el territorio que le pertenecía por herencia, Scar, su tío, con ayuda de las hienas, intenta acabar con él.
Al parecer, Scar además de la avaricia, la envidia, la ira y la soberbia, también contaba con otro defecto, la pereza. Anhelaba llevar la corona, pero cuando la tuvo, no supe qué hacer con ella. El reino moría de hambre, mientras él se mostraba indolente.
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Hasta el momento nos queda pendiente la “gula”. No obstante, todos los villanos de Disney cedieron ante ella si la consideramos bajo el significado de “acto de ser voraz”. Se podría afirmar que cada uno de ellos: Maléfica, Úrsula, Jafar, la reina Grimhilde, Lady Tremaine, Cruella de Vil, Claude Frollo y Scar expresan los siete pecados capitales en distinto orden y medida.