Invertir los sentidos, contraponerlo todo, que la imagen sea la que hable por sí misma, pero que aun así la palabra permanezca como un pequeño hilo resignificador, eso es lo que sugiere la nueva exposición del artista plástico Arnaldo Cohen, Per-versiones, que se inauguró este 1 de octubre en la Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana.
Se trata de una serie de 24 piezas en gran formato que el artista creó durante el confinamiento y 55 en pequeño formato, que son parte del largo estudio que Coen ha hecho a lo largo de su carrera.
Sobre las piezas en gran formato, explica que, al predominar en ellas el blanco y el negro, son interpretaciones visuales del Ying y el Yang, símbolos de la dualidad universal en la tradición filosófica taoísta. Para ellas evocó la técnica tradicional japonesa kintsugi, con la que se suele restaurar objetos de cerámica que han sido rotos, para dignificar su valor y crear nuevas estéticas.
“En mis pinturas lo relaciono con el mismo ser humano, que a lo largo de su vida se rompe y se restaura, para tener un valor mayor”, explica el artista de la Generación de la Ruptura en entrevista con El Sol de México.
Acerca de las obras en pequeño formato ―que recuerdan el “paraíso geométrico” que Octavio Paz vio en la obra de Coen―, el artista afirma que las ha hecho tras relacionar las seis caras que tiene cualquier cubo, con las seis líneas de los hexagramas descritos en I Ching, o Libro de las mutaciones, de origen taoísta también, el cual hace referencia a las infinitas formas en que se puede interpretar el universo.
Sin embargo, la experimentación y expresión artística de Coen en esta exposición transgrede las propias obras para expandirse hasta la experiencia museística de la Galería 526, pues estos cubos son las cédulas de las pinturas en blanco y negro. Esto, como una invitación a los visitantes a hacer una lectura individual de cada una de las piezas.
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“Generalmente las cédulas tienen escritos o palabras con información técnica y la gente muchas veces se acerca antes a leerlas que a contemplar los cuadros. Creo que en la actualidad se quiere que todo sea explicado, nos gusta mucho que nos expliquen las cosas. Eso hace que muchas veces le demos más al valor a la palabra que a las imágenes. De alguna manera lo que quiero es confrontar todo con lo visible”, comenta Coen.
El único texto que acompaña a la obra es de un ensayo introductorio, con grandes alces poéticos hecho por el escritor Fernando Fernández, del cual se seleccionaron palabras y frases para poner título a cada una de las piezas, revalorándolas, del mismo modo que el oro en la cerámica del kintsugi.