La ciudad de Toledo es famosa por diversos motivos, perteneciente a Castilla-La Mancha. Se dice que por sus callejones camino Gustavo Adolfo Bécquer, el autor de la conocida frase: “¿Qué es poesía? Y tú me lo preguntas, poesía eres tú”. Sin embargo, además de su influencia en la lírica, la ciudad guarda un secreto: debajo de sus calles, reposan decenas de momias.
Los habitantes de Toledo saben que en las cámaras subterráneas de la ciudad, ocultos en lo profundo de monumentos, conventos y museos, en especial, en las criptas de la Iglesia de San Andrés, se encuentran varios cadáveres desecados, ¿a quién pertenecen?
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El origen de las momias
A partir de la información proporcionada por medios como “En Castilla-La Mancha (ENCLM)”, Cadena Ser y Leyendas de Toledo, sabemos que no existe una respuesta unánime sobre cómo llegaron los cadáveres a las criptas improvisadas. Sin embargo, todas las historias sobre cómo sucedieron los hechos son igual de interesantes.
La primera teoría señala que el siglo XVI los muertos eran sepultados al interior de las iglesias y conventos. Práctica que vino en desuso a partir de la Real Cédula del 3 de abril de 1787, cuando la corona española dictamina la implementación de cementerios al exterior de las localidades, para evitar la propagación de enfermedades y el olor a putrefacción.
La segunda teoría indica que los restos mortales eran oriundos de la localidad cercana de Vida Pobre, donde surgió una huelga de enterradores, por lo cual los muertos fueron trasladados a Toledo.
La tercera teoría, en cambio, apunta que los cadáveres provenían de una “monda”, de lugares cercanos a la ciudad. La RAE define “monda” como “exhumación de restos humanos en un cementerio para conducirlos a la fosa o al osario”.
¿Quiénes eran?
En el 2018, se realizó una investigación forense y antropológica sobre cerca de 60 momias. El proyecto estuvo liderado por el antropólogo forense Francisco Etxeberría.
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El estudio llegó a la conclusión de que la mayoría de los cuerpos corresponden a mujeres de edad adulta, pertenecientes a los estrados más desfavorecidos de la sociedad de la época, quienes fallecieron, aproximadamente, entre 1812 y 1820.
El estado de conservación
La momificación se dio de manera natural, a partir de la humedad del suelo de los lugares donde fueron depositados.
El Guía Oficial de Turismo de Castilla-La Mancha, Juan Luis Alonso, describe el aspecto de las momias: todavía conservan restos de piel; y la cuenca de los ojos y de la boca, desprovistas ya de los órganos, asemeja una expresión de terror en los restos cadavéricos.
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Aunque la civilización egipcia cobró popularidad por la clase de ritos funerarios que celebraban, diversas culturas y ciudades guardan también relación con las momias. En la ciudad de Toledo, por ejemplo, decenas de cadáveres sin nombre aguardan en criptas.