El puerto de Tampico era visto desde mitad del Siglo 19 como un centro comercial no turístico, que movía mercancías hacia la parte del centro norte del país, por tal motivo solo tenía pocos y modestos hostales, pero todo cambiaría apenas entró el Siglo 20, pues la modernización que se tuvo en la ciudad provocó una nueva cultura del hospedaje.
Al ir convirtiéndose en el lugar donde eran contratados los obreros para ir a trabajar a los pozos petroleros y llegar los magnates de esta industria a tratar sus negocios, se crearon grandiosos hoteles y a la par que muchas de las viviendas se adaptaron para hospedar a los miles que llegaban en busca del sueño de triunfar en Tampico.
Uno de los primeros centros de hospedaje fue la Casa Castilla, situada en lo que hoy son Francisco I. Madero y Benito Juárez, que daba alojamientos a familias de los comerciantes más acaudalados de la ciudad en la segunda mitad de 1800, para después surgir a principios del siglo pasado el Bristol, ubicado en la esquina de lo que hoy es Aduana y Emilio Carranza.
La atracción de los negocios y la demanda de hospedaje hizo que surgieran poco a poco más centros que cubrieran esta necesidad, sobre todo para dar alojamiento a la gran cantidad de población flotante que se tenía en la ciudad, teniendo que improvisar incluso cuarterías, sin que fuera propiamente un hotel, pues estos solo los podía pagar la clase alta.
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Creció la población y surgen los hoteles de clase
Entre los año de 1910 a 1920 la población de Tampico pasó de 50 mil a 120 mil personas, lo que detonó la oportunidad de negocios en el hospedaje, surgiendo así los primeros hoteles como El del Sol, sobre la calle Francisco I. Madero, uno de los primeros en tener un servicio tanto para empresarios como para trabajadores.
"Después se construirá uno que marcó época, el Hotel Imperial, ya en los primeros años de la década de 1920, de José Maria Raz y construido por Clynes y Rowley, empresarios de los muelles y que tenía la particularidad de haber sido construido al mejor estilo neoyorquino, con su bar, restaurante y un salón de eventos", señala Adrián Pérez Sobrevilla, promotor cultural e historiador de la ciudad.
Por esos años, también entraría en funciones El Royal frente a la plaza principal, "con su historia que ahí se hospedaba con lujos un renegado jefe de máquinas de vapor, que después de una disputa con Edward Laurence Doheny, el descubridor del petróleo en la zona, le dinamitara un pequeño ferrocarril que recorría la zona norte de Veracruz y algunos de sus pozos petroleros" dijo.
El Inglaterra, de los pocos que sobreviven
"Luego vendría, también en esa década, también frente a la Plaza de Armas, el Hotel Inglaterra construido de 1922 a 1927 por el español Casáis y con la historia del falsificador Sampietro que desde una habitación de dicho hotel y su impresora portátil, inundara de billetes falsos la ciudad y donde la historia urbana menciona que la moneda falsa fue a dar a manos de empresarios que luego emigrarían para lograr un emporio en el país", añade.
El movimiento de personas era tan alto que en una zona formada por un barranco se edificó uno de los más emblemáticos centros de hospedaje de Tampico, El Gran Hotel Rivera, que también fue construido de 1921 a 1923, llegando a ser uno de los más prestigiados tanto por su diseño como por la calidad de los servicios que ofrecía.
Así sucesivamente, agrega el historiador de la ciudad, "fueron creciendo los hoteles, llegando en 1944 el Hotel Tampico, propiedad de Agustin Limón, que será uno donde se realicen grandes bailes con las grandes orquestas en su salón de eventos La Gruta Azul; alrededor de los años también 50s los empresarios Marón ponen en marcha el Hotel Impala".
Zona hotelera se amplía hacia el norte
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Después, ya en plena mitad del siglo pasado, los hermanos Manzur crean El Plaza, también entra en operación El Sevilla, de Jonás Ortega, El Hotel Colonial del empresario Appedole y que había sido el hospital del IMSS de Tampico, los Kadur construyen el Hotel Mundo, todos en la zona centro de la ciudad, que empezaba a tener cierto auge en el turismo.
Y ya más entrado el Siglo 20 el llamado grupo Tampico se ampliaría hacia la avenida Hidalgo con la franquicia del Camino Real, ante el crecimiento de la ciudad en la misma avenida se construye el San Antonio de Antonio Abisad y luego con el nombre de Holliday Inn surgiría en lo que ya era carretera a la Aviación, hoy prolongación de la avenida Hidalgo, propiedad del empresario Ramíro Garza Cantú, que después será el Posada de Tampico.