Mucha gente se desanima de pasar unas vacaciones el aire libre y en contacto con la naturaleza, de sólo pensar en armar y desarmar una carpa, la arena que se cuela por todas partes, la invasión de mosquitos, el calor agobiante durante el día o el frío que hace tiritar durante la noche, el trabajo de encender una fogata para calentar la comida y otra larga serie de incomodidades que pueden agregarse a la lista.
El concepto turístico de glamping -mezcla de las palabras camping y glamour- se ofrece ahora como la solución ideal, para los que estén dispuestos a pagar muy bien por disfrutar de la naturaleza salvaje, pero en un ambiente rodeado de lujos. Un buen ejemplo es el campamento de seis cabañas de madera en Fanjove, una minúscula isla paradisíaca en la costa de Tanzania, en el litoral este de África, donde los huéspedes son mimados con lo mejor de lo mejor.
“Es un esquema del tipo Robinson Crusoe: isla desierta, cuarto con techo de paja integrado al paisaje, decoración con elementos locales, las cortinas hechas de la misma tela que usan los barcos a vela de la región, más todos los lujos de un hotel de cinco estrellas”,Cuenta la presentadora de televisión brasilera Jayne Drummond, de 46 años, que disfrutó la experiencia en carne propia durante cinco días.
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El continente africano fue pionero en la oferta de acomodaciones de lujo en medio de territorio salvaje, empezando por las reservas turísticas para safaris. Históricamente, se trata de una herencia de los antiguos colonizadores europeos que, en el pasado, se aventuraban en la selva para cazar, pero llevado consigo un ejército de sirvientes para cocinarles, prepararles la cama y atender cada una de sus necesidades.
Hoy, la oferta se ha catapultado a las alturas y en el punto más elevado figura el camping de lujo de Mahali Mzuri, a los 240 kilómetros de Nairobi, la capital de Kenia. Localizado en el deslumbrante ecosistema de la reserva del pueblo masai, el lugar cuenta con sólo doce tiendas levantadas en medio de la foresta, cada una para dos personas, pero con cama tamaño king-size y sábanas de algodón egipcio. Los huéspedes disponen de piscina con borde infinito, comidas preparadas por chefs y masajes con oleos aromáticos.
Durante los últimos años, con el crecimiento del mercado turístico de lujo, el glamping se ha ido extendiendo alrededor del mundo, desde Queensland, en Australia, hasta Siena, en Italia, pasando por Suiza y Estados Unidos. El último informe de tendencias elaborado por el grupo Virtuoso, red mundial de consultores de hoteles cinco estrellas, sitúa a los acomodaciones tipo glamping entre las más promisorias del rubro. “Su principal atractivo es la autenticidad”, explica Simone Scorsato, directora de la Asociación Brasilera de Turismo de Lujo. “Al turista de alto poder adquisitivo no le importa pagar caro por una experiencia única y que considera transformadora”.
El sitio glamping.com muestra una lista de más de 800 hoteles de ese tipo. Uno de los más exitosos en Europa es el Whitepod Eco Luxury, situado en las laderas de la cordillera Dents du Midi, en los Alpes Suizos. Rodeados de nieves eternas, a 45 kilómetros en automóvil de Montreux, quince iglúes bien equipados, sobre plataformas de madera, les ofrecen a los huéspedes la vista de un paisaje de montaña deslumbrante, pero desde un ambiente interior cálido, confortable y bien servido.
Las acomodaciones del sistema glamping son variables en su exotismo, incluyendo tiendas, cabañas, iglúes, yurts -la estructura circular típica de los nómades de Mongolia- y tipis, las tiendas cónicas de los indios norteamericanos. En el campamento de Bison Peak Lodge, en las montañas de Colorado (Estados Unidos), los huéspedes se alojan en tipis con techo transparente, para ver el cielo estrellado. En el interior, las tiendas están decoradas con diseños hechos a mano y el piso cubierto con tapetes artesanales, en un espacio tan amplio que cabría una tribu entera.
