En las producciones de Hollywood, México ha estado presente de diferentes formas, desde escenarios naturales hasta la estación del metro Insurgentes y su glorieta, también han estado los llanos de Iztapalapa que albergaron el dorso y cabeza de la Estatua de la Libertad.
La orografía de nuestro país se adapta a todos los gustos de las películas, desde nieve, desiertos, selvas, llanos y en el caso de la producción citada, espacio y facilidad en los trámites.
REMO WILLIAMS: THE ADVENTURE BEGINS, LA PELÍCULA
La filmación, considerada de mediano presupuesto y trama policial son mayores complicaciones, se denominó Remo Williams: The Adventure Begins con el entonces primer actor Fred Ward.
La historia narra la vida de un policía de Nueva York que hacía labores de contra espionaje en el interior de la citada institución debido a asociaciones corruptas y dentro de la película se requieren escenas en el máximo símbolo de Estados Unidos, la Estatua de la Libertad.
La película fue filmada en 1985, en aquel entonces este sector de la Ciudad de México contaba con amplios espacios debido a que la ciudad no estaba tan poblada como en la actualidad por lo que esto no representó un problema.
La llegada a Iztapalapa fue por la tramitología, ya que se requerían documentos ante diversas instancias del Gobierno de Estados Unidos para obtener los permisos correspondientes y así llevar a cabo varias escenas en este monumento nacional.
¿CÓMO LLEGÓ LA ESTATUA DE LA LIBERTAD HASTA MÉXICO?
Ante la tardanza en la respuesta de las autoridades y viendo que los costos de filmación eran más baratos en México, se optó por construir una réplica del dorso de la “Dama Blanca” para llevar a cabo varias escenas entre los meses de mayo y junio de 1985.
El levantamiento de la estructura causó expectación entre los residentes de las zonas aledañas como las unidades habitaciones de la Unidad Vicente Guerrero y Cabeza de Juárez, que no desaprovechaban para tomarse fotos.
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El hecho de construir una réplica de la Estatua de la Libertad de Estados Unidos en un llano de la Ciudad de México causó curiosidad en un reconocido artista fotográfico, el argentino Renzo Gostoli, quien viajó a tierras mexicanas exprofeso para registrar este singular acto.