Sin el auge petrolero no existiría el corrido “Tampico Hermoso”, así como tampoco la novela de “El tesoro de la Sierra Madre”, que posteriormente se convirtió en película y que ahora se representa con una escultura popular en el centro de la ciudad, a pocos metros del recinto portuario.
En un Tampico imaginario donde no hubiera llegado la exploración y el traslado marítimo del petróleo, cuya época dorada se desarrolló de 1911 a 1921 no se contaría con el edificio “El Águila” o el de “La Luz”.
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“Tampico fue el lugar más idóneo para el despegue de la industria petrolera, ¿qué más no hubiera pasado? en materia histórica es algo arriesgado pero tratando de hacer una proyección el crecimiento demográfico hubiera sido más lento igual que su desarrollo económico”, dijo el investigador Raúl Sinencio a EL SOL DE TAMPICO.
Destacó que el nombre Tampico se escuchó en todo el mundo, inspirando incluso a artistas de Europa como ocurrió con el polifacético francés Pierre Mac Orlan, quien escribió en 1927 el poema Margaret que después se convirtió en canción.
“Es interesante cómo reflexiona y dice que nunca vino a Tampico pero había oído hablar tanto de él y tenía la novedad del petróleo que decidió escribir ese poema que hace una descripción muy no realista sino tenebrosa”, informó.
“No pinta todo como color de rosa, Margaret es una prostituta que vive en Tampico y es lo que tratan los versos de este señor”, añadió.
Actualmente, la escultura de Humphrey Bogart, en su papel de “Dobbs” dentro de la película “El tesoro de la Sierra Madre” es un sitio turístico de paso obligado.
“Si el auge petrolero no hubiera llegado a Tampico, quizá, él - B Traven- no se hubiera animado a escribir esta novela que en realidad es una alegoría metafórica a lo que despierta el petróleo, el tesoro es el petróleo”, añadió.
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Lo que representó el corrido Tampico Hermoso
Sinencio coincidió que el corrido “Tampico Hermoso” escrito por el morelense, Samuel Margarito Lozano Blanca, es una canción para decir adiós.
“Es una canción de despedida, hace una descripción de cómo era el entorno urbano en ese momento y eso se vincula a otro aspecto que con el fin del auge petrolero hubo una emigración de familias que seguramente escucharon este corrido y volvieron a sus lugares”, indicó.
Apuntó que este corrido marca una pauta sobre componer una canción no a una persona, o a una situación, sino a un lugar.
¿Los tampiqueños no hablan con acento? Investigador explica la razón de la 'falta de tonadita'
“Por primera vez un corrido no hablaba de un personaje, sino hablaba de una ciudad, con eso se innova un género que después va a ser cultivado donde se escribe hacia las ciudades como Monterrey y Ciudad Victoria”, señaló.
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Resaltó que hay quienes dicen que los tampiqueños no tienen un acento propio, lo que deja abierta la teoría de que esto se debe a la concentración de personas de tan diferentes culturas.
“Se da el habla característica de Tampico ,que según me ha dicho gente que no es de aquí, carecemos de acento o como vulgarmente se dice de ‘tonadita’ a diferencia de la gente de Monterrey o de la Ciudad de México. Es el sincretismo”, apuntó.
El patrimonio que dejó el petróleo
El investigador explicó que el auge petrolero dejó como huella un patrimonio de un Tampico cosmopolita, herencia que se puede diversificar en lo material como en lo intangible.
Con el auge petrolero surge la naturaleza cosmopolita de Tampico, la bonanza económica toma una fuerza que no tenía y adquiere expresiones materiales como intangibles de una manera muy evidente.
“En las expresiones materiales está la arquitectura; los edificios equipados con lo que entonces era lo último de la época, elevadores, energía eléctrica, ornamentos tanto de metal como de ciertas piedras pulidas, aparecen las colonias urbanas”, detalló.
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“Las expresiones intangibles están en el ramo gastronómico, en las vestimentas,en la ideología, en la diversidad de credos en esa época se construye la iglesia anglicana allá por la colonia Altavista”, sostuvo.
Puntualizó que esta época petrolera permitió el rescate de la Catedral de Tampico.
“Dio para reconstruir y reconfigurar la parroquia de Tampico, dándole el aspecto de catedral, proyecto financiado por Edward L. Doheny, magnate de la Huasteca Petroleum Company”, afirmó.
Ante el desarrollo que propició esta actividad, Sinencio, acotó que hay presencia que se ha perdido en el camino como ocurrió con la Casamata, fortificación militar de Tampico o con el cine Alcázar.
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“Por desgracia no faltan ejemplos, Tampico tenía Casamata, en Matamoros se preservó el edificio y lo integraron a la comunidad como museo, esa experiencia pudiera hacernos pensar en Tampico”, finalizó.