Fue el lugar de los cafés, como El Demócrata, donde nació la “Oreja de elefante”; El Elite, El Picolino, que ofrecía también tortas y La Parroquia. También la de los hoteles como el Tampico, el Imperial y el Bristol todos llenos de grandes historias, por eso la calle Capitán Emilio Carranza (antes conocida como Soberano Gobierno del Estado) tiene un sitio especial en el puerto.
En los primeros trazos se nombró Soberano Gobierno del Estado en 1826, la gente la conocía solo como la calle Estado, para 1929 se le impuso el nombre de capitán Emilio Carranza, conocido como el “Lindbergh de México”, quien fue un gran piloto de la fuerza área y sobrino nieto de Venustiano Carranza.
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Esta calle, que atraviesa todo Tampico de oriente a poniente, desde la Isleta Pérez hasta el Cascajal, también tiene entre sus inmuebles históricos varios de los templos religiosos más icónicos de la ciudad, como los son la Catedral del puerto, con una arquitectura única y la Nacional Presbiteriana Bethel, ambos con antigüedad de más de un siglo.
Además en sus extremos tiene dos iglesias católicas famosas, el Templo Expiatorio de Las Mercedes, con más de 100 años de haber sido construido y el de San Juanita, uno de los más populares y visitados de la ciudad, por la conmemoración de San Judas Tadeo.
La habitaron personas de varios países, había una sinagoga
Entre las personalidades que habitaron la calle Soberano Gobierno del Estado, recuerda Adrián Pérez Sobrevilla, promotor de la historia de la ciudad, están José René Ruiz Martínez, conocido en el espectáculo como “Tuntún”, quien habitó precisamente en el edificio Ruiz, que aún se ubica en la esquina de Carranza y Simón Bolívar.
Menciona que incluso llegó a haber sobre la calle Emilio Carranza una sinagoga, que los israelíes Katz, Tabanskevic, Keller, Reznik, Mandelbaum, Ceilák construyeron en el edificio que se ubica en la esquina de Carranza y Aquiles Serdán, ellos habían llegado del medio oriente durante el auge petrolero y se dedicaron a la vente de materiales.
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Añade que a lo largo de esta calle, al ser una de las mayor importancia, al ser uno de los caminos para llegara a la Catedral, se establecieron en el lugar familias que fueron un impulso para el desarrollo comercial de la ciudad, como la casa de los industriales de apellido Aldape, de las familias Berlanga, Terán Zozaya, González Caballero y Rodríguez Peralta.
Actividad comercial que ha dejado huella
Aquí también funcionó la primera oficina de correos de Tampico, que se ubicó en lo que es hoy Carranza entre Benito Juárez y Aduana, donde se encuentra la Casa Aguayo, actualmente, desde ahí se empezó a mandar la correspondencia de la ciudad con la llegada del ferrocarril.
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Entre los negocios que destacan sobre esta arteria están además de la mencionada Casa Aguayo, una tradición en la venta de muebles para oficina, está también La Majestic, de las primeras tiendas de electrodomésticos que empezaron a vender televisores en Tampico.
Una más fue la joyería El Rubí, con su reloj que fue la referencia del tiempo durante muchos años, así como El Castor, con ventas de casimires y después de ropa y calzado industrial.
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Las noches de Carnaval, las tardeadas del Hotel Imperial y del Hotel Tampico, el camino a la misa del domingo, el café con los amigos, la emoción de un programa de televisión en la Majestic o ver la hora en el reloj del Rubí fueron a lo largo del siglo pasado parte del recorrido de la calle Carranza, que hoy mantiene su ajetreo por de las primeras calles de la ciudad.