Siendo un lugar de oración y trabajo, el Convento de las Madres Dominicas que se localiza en calle Reforma #7 de la colonia Aragón de Tampico, es un lugar en donde los sabores y la fe se conjugan para elaborar uno de los postres más tradicionales de las fiestas decembrinas: los buñuelos, una historia que se han encargado de escribir a lo largo de 40 años.
En esta ocasión Sor María Elena García Durán comparte para Aderezo lo que ha significado para ellas crear año con año el platillo que se ha convertido en el favorito de las familias, elaborándolo de manera artesanal y con la más alta calidad.
“La mayoría de las horas las pasamos en el trabajo y la oración. La principal actividad de la comunidad es la elaboración de las ostias, también la repostería hacemos pan, galletas, tamales y los tradicionales buñuelos” dijo.
NACE LA CREACIÓN DE LOS BUÑUELOS
Sor María detalla que los buñuelos que ellas elaboran es una receta que ha acompañado a la orden desde Morelia y en el afán de ofrecer algo diferente a la sociedad han logrado crear este postre que año con año la sociedad demanda.
“Las fundadoras querían algo que fuera diferente de lo que se vende tradicionalmente, estos buñuelos los iniciaron en Morelia, allá está un convento muy antiguo que tiene muchas recetas y repostería, entonces empezaron con este tipo de buñuelos que son diferentes”, refirió.
Las integrantes de este convento ubicado en el municipio de Tampico explican que la temporada de buñuelos es algo que disfrutan mucho y al concluir el mes de diciembre provoca un poco de nostalgia despedirse de ellos.
EL PROCESO DE ELABORACIÓN
La distinguida religiosa explicó que con el paso del tiempo esta receta tuvo algunas variaciones y actualmente para la elaboración hacen uso de canela, azúcar, lo cual ha logrado tener mucha aceptación y fueron clave para compartir con sus bienhechores.
“El proceso inicia un día antes para preparar la masa que tiene que reposar, se hacen las bolitas un día antes y otro día empezamos a las 2:30 de la mañana a extenderlos, todo es a mano, usamos el rodillo y los vamos extendiendo en las mantas. Una vez que terminamos de extenderlos a las 6:00 de la mañana empezamos a freírlos y después se les pone la canela y el azúcar”, detalló.
Lo dorado de la harina, combinado con la azúcar y la canela hacen de este buñuelo algo muy especial que evoca las festividades decembrinas.
“Yo les diría a todos que se atrevan a probarlos, a venir aquí al convento a adquirirlos todo está muy higiénico, yo diría que los buñuelos son dietéticos, porque no lleva grasa y aunque se fríen en aceite no caen en el exceso”, finalizó.