SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE
El autor de "Ocean Blues", la cual estuvo un par de años en Netflix, uno en Amazon y ahora se puede ver en Film Latino, trabajó como guionista en las dos principales cadenas nacionales en México.
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Llamó a quienes carezcan de becas, espacios o apoyos institucionales, para que a través del movimiento Teatro Íntimo para Departamentos presenten sus obras.
¿Se vive del teatro?
Contundente en su respuesta, Villanova dice "No, ni de la poesía, pero el sustento del alma es tan importante como el del cuerpo, o al menos, eso me gusta pensar".
¿Consideras que la televisión es un buen escenario para el teatro?
Es otro escenario, pero no para el teatro, porque ese requiere de la carne, de la interacción, de la intervención colectiva; sin embargo, la televisión o el internet son canales magníficos para la narrativa dramática, para traducir la entraña y transmitir el espectro de lo humano, son lenguajes complejos y potentes, pero ninguno es mejor que otro.
¿Algunos dramaturgos mexicanos han sido exitosos escritores de telenovelas y series, te gustaría hacerlo también?
En televisión trabajé en Televisa a los 23 años, escribiendo para Marco Flavio Cruz y Luis de Llano, también estuve en Azteca y me invitaron a crear contenido para un reality show que se transmitió por EstiloDF. Por otro lado, en cine tuve la fortuna de actuar una película basada en una obra de mi autoría, "Ocean Blues", la cual estuvo un par de años en Netflix, uno en Amazon y ahora se puede ver en Film Latino. Ahora mismo estoy trabajando en la elaboración de dos series a las que les estoy buscando casa productora, y tengo un par de largometrajes terminados, uno para producir por mi cuenta, y otro en colaboración con Salomón Askenazi de Fosforescente Films.
¿El movimiento teatro íntimo para departamentos, de tu creación, lo consideras una alternativa sólida para la difusión de los involucrados en la esta actividad cultural?
Yo no tenía teatro o trayectoria que me avalara y fue una gran alternativa, claro, porque me permitió presentar mis obras e irme de gira por la república sin necesidad de gestores culturales o aprobación gremial, sin hacer carpeta ni depender de una temporada en un espacio concreto. Dejé de competir por un espacio o un presupuesto y me fui directo a los consumidores, a la gente, llevamos el teatro a la sala de su casa, y las obras tuvieron muchos años de vida, porque era la misma gente quienes las pedía, generando una circularidad, un intercambio donde los dueños de los espacios vitales se volvieron los anfitriones de la representación. Así que, si me lo preguntas, considero que todo aquel que no tenga espacio, beca o apoyo institucional, o quien los tenga, pero quiera explorar otras formas, el Movimiento está a su disposición. En cuanto a la creación del teatro en departamentos, yo no inventé nada, quizá lo sistematicé y busqué darle un formato y continuidad en nuestro país, pero esto Brook lo había hecho, al girar por África con una alfombra, y Kantor en lavanderías y Brecht en sótanos durante la posguerra; y si a esas nos vamos, los griegos hacían pachangones épicos en colinas y cuevas que terminaron por ser foros del tamaño del Epidauro. Nosotros solo añadimos nuestro granito de arroz, porque la esencia de lo teatral, está en la reunión. En cualquier parte donde nos reciban, como a Tolcachir en Argentina o Boal con su teatro del oprimido en Brasil, nosotros iremos. Abandonamos el edificio teatral, para que la interacción ocurra sin tantos intermediarios.
¿Cómo se monta una puesta en escena en sitios no convencionales?
Con miedo, lleno de incertidumbre, aceptando el caos, y lo que no se puede controlar, que es absolutamente todo, la vida que no pregunta y se cuela; actuar con adaptabilidad y con mucha humildad. Escuchar al espacio, lo que te aporta, lo que te permite y lo que te impide. Se ensaya la obra en un espacio no convencional, se propone un andamiaje, un plan de acción que cada semana tendrá que adaptarse. El espacio no convencional te obliga a mantener la obra inacabada, a reconciliarte con la idea del fracaso de la obra de arte definitiva, a no trabajar con ficción o con personajes; necesitas actores totalmente presentes que dialoguen con lo real, con el espectador y el espacio concreto, que no se pierdan en fantasías abstractas, porque de otra manera pueden tropezar con este espacio que nunca habían visto en su vida, hasta la función de esta noche.
¿Qué buscas con esa manera de mostrar tu trabajo?
Precisamente eso, un escaparate irreductible para habilitar mi obra, un riesgo creativo, un salto al vacío, una puerta abierta.
¿Derrumbaste la cuarta pared del teatro convencional con el movimiento que creaste?
La cuarta pared se encargó de derrumbarse sola, nunca hubo en la historia del teatro cuarta pared hasta finales del siglo 19 y la primera mitad del 20, pero no duró mucho, porque es un absurdo, un despropósito. El teatro existe para la interacción, el actor es un chamán, un entrevistador, un payaso, y juega con el público, es su cómplice y su contrincante. La obra es con ellos. El espectador no puede ser pasivo, quiere ser parte del universo construirlo; ya lo decía Ionesco, hay algo de artificial en todo esto del teatro realista, no me lo creo, me parece intolerable.
¿Cuál es el último libro que leíste o estás leyendo aún?
Terminé recientemente de leer "Emigrantes" de W.G. Sebald y ahora estoy leyendo "Luz y Oscuridad" de Sōseki, que por cierto es su última novela, pero no porque así lo tuviera planeado sino porque murió antes de terminarla. Así que está incompleta, es imperfecta, es casi un boceto, y hay algo fascinante en leer ese tipo de textos póstumos, como el Woyzeck de Büchner, es asomarse al material sin filtros, como viene, rasposo, inclemente, sin premeditación.
¿Por qué debe la gente asistir a una obra de tu autoría?
No debe, la gente no tiene que ir al teatro, jamás; puede asistir si así lo quiere, que es otra cosa, pero no debería, y menos a mis obras, porque yo lo que quiero es construir dispositivos de liberación, actos terroristas que destruyan todo aquello que pensamos que es el teatro: aburrido, caro y malo, y ese es precisamente al teatro al que siempre "nos mandan". No, yo sueño con espectadores que vengan por curiosidad a un teatro en medio de la nada, a un espacio imposible, a participar de una obra que atenta contra sí misma, que es un pretexto para encontrarnos, para jugar al teatro, para no tomarnos tan en serio, y al mismo tiempo, llevar a cabo un ritual que nos hermane. Como diría Calle 13 en uno de sus discos más explosivos, a mis obras "Que pasen los que quieran" o mejor aún, que presten su casa o que sean ellos quienes me inviten a hacer una intervención performática en su departamento, casa, galería, ciudad, etc.
¿Cuáles son tus proyectos actuales?
Tengo un canal de Facebook en el que estoy generando contenido constante a través de charlas, conversatorios y clases, ya sea de actuación, dirección, dramaturgia, teatro en espacios no convencionales, no actores, historia del teatro, bueno, un poco de todo para generar comunidad, abrir las puertas a quien quiera entrarle al diálogo. Ese es un gran proyecto que últimamente consume la mayor parte de mi tiempo, también estoy dando talleres privados y escribiendo obras para teatro por livestream o por WhatsApp, como "Lady Paraguas" y "La Pasión de Osiris". En 2021 tengo un par de proyectos escénicos con mi compañera de vida María Balam, uno en el foro La Gruta, y otro con la plataforma de Movimiento Íntimo, en el cual soñamos con hacer una obra en colaboración con 3 ciudades, Juárez, Guadalajara y Ciudad de México, que implique ambos lenguajes, el tecnovisual y el presencial, una obra híbrida de espacios no convencionales y salas de Zoom. No puedo explicar mucho más, y no porque no quiera, sino porque primero tenemos que investigar si es posible esto que soñamos.
¿Tu poeta preferido y por qué?
Creo que lo contesté arriba, Bonifaz Nuño es de los grandes, habría que leerlo más porque su poesía es: "De otro modo lo mismo". (Así se llama uno de sus poemarios y me parece la mejor manera de nombrar el acto poético).
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